Liam
Besarla es como revivir aquella noche que pasamos juntos, es tan intenso el beso que siento que estoy hirviendo, cuando digo que ninguna mujer me había hecho sentir esto no exagero, ella es la única que me provoca tanto de esta forma, volver a besarla es como tocar las malditas nubes, Rachel me besa mientras sus manos están en mi rostro y las mías no las dejo quietas, toco su cuerpo como si fuera mío y acaricio su espalda con mis dedos hasta llegar a su sujetador, pero ella se tensa un poco y se aleja de mí, maldigo en voz baja por ir tan rápido, pero lo que más deseo ahora mismo es verla desnuda, en una cama gimiendo mi nombre y ya me da igual como me llame, paso las manos por mi rostro y busco sus ojos.
—Lo lamento —digo rápido —sé que lo que Ian hizo
—No es solo lo que intentó hacer sino todos los recuerdos que desató —se calla abruptamente al decir esas palabras y la veo buscar una blusa entre sus cosas
—Rachel puedes decirme
—Ya deberías irte William —suspiro
—Rachel háblame sobre tu pasado, tú puedes confiar en mí
—Vete —demanda ya vestida y mira mis ojos, yo respiro hondo, quizás si le cuento algo sobre mí ella confíe más, tomo aire antes de hablar.
—Mi padre quería al hijo perfecto —comienzo diciendo cuando ella se sienta y entonces me mira —y yo solo era el débil que tenía —sonrío —su hijo mayor era el soldado perfecto que lograba todo lo que quería, cuando mi hermano murió mi padre quiso convertirme en él, a mí me odiaba, decía que era como mamá, débil y cobarde, así que para convertirme en alguien fuerte me hacía luchar con sus hombres —bufo —dos contra uno siempre, cuando perdía me lanzaban a un lugar oscuro casi lleno de agua en el que debía nadar durante horas para no morir ahogado —cuento recordando cada cosa —mató a la primera novia que tuve para que no tuviera debilidades, me disparaba cuando no hacía bien las cosas que mandaba —río con rabia, jamás me arrepentiré de haberle destruido.
—¿Por qué me cuentas eso? —la miro —¿quieres darme lástima? —tenso mi mandíbula
—Solo quería que supieras mi historia —Rachel ríe
—No contaré la mía porque me cuentes eso William —aprieto mis dientes
—No es eso lo que quiero
—Claro —ríe —en realidad sí que querías darme lástima, seguro haces el cuento a todos para eso —niego con la cabeza mirando sus ojos fríos
—Eres la primera persona a la que le digo esto Rachel para que sepas por qué no me gusta que me digan William, mi padre era cruel y si, lo odio, las personas que sabían están muertas, eran los hombres de mi padre y los maté a todos uno a uno —sus cejas se alzan
—¿También me matarás a mí si te llamo William? —sonrío viendo que solo quiere hacerme enojar por habernos besado
—Sabes que no pero me enoja mucho
—No me das lástima —ella se levanta y se acerca a mí —rompiste la mano de mi amigo, lo golpeaste, me llevaste a tu casa por las malas mandando a un hombre a no ser delicado conmigo —se detiene bastante cerca de mí —me tienes haciendo estos trabajos para ti así que te seguiré llamando como quiera William porque eres cruel igual que tu padre —aprieto mis puños —Y para callarme tendrás que meterme un tiro en la cabeza —Rachel se aleja de mí.
—Rachel
—Olvida ese beso, te lo dije y repito no voy a acostarme contigo —ella abre la puerta de la habitación —gracias por lo que has hecho hoy, pero vete de mi casa —todo el deseo que sentía siento que se ha convertido en ira y respiro varias veces intentando calmarme.
—¿Te pegaba? —me acerco a la puerta
—¿Cómo?
—Tu padre —ella se tensa —¿te pegaba, te maltrataba? —ladeo el rostro mirando sus ojos —¿abusaba de ti de alguna forma? ¿Es por eso que no confías en los hombres Rachel? ¿Tan cruel eran contigo tus padres? —sus ojos brillan y estoy seguro de que es por las lágrimas que retiene, aun así ella sonríe.
—Mañana iré temprano a tu casa William, ahora vete, no me das lástima ni me provocas nada —ríe —eres patético —aprieto mis puños y rápido salgo de ahí.
★★★
Rachel
Quizás le hablé demasiado mal a Liam, pero de lo único que me arrepiento es de haberle besado, algo es claro, debo hacer que se aleje de mí, con él cerca bajo la guardia, me quito la fría máscara y cometo demasiados errores, nunca me he enamorado, nunca he estado en una relación y tampoco deseo eso, no quiero tener una familia, esposos, hijos, eso solo fue un sueño de una niña cuando aún no conocía la maldad de este mundo. El hombre que siempre me busca me ayuda a bajar del auto y luego destapa mi rostro, suspiro mirando la mansión y luego camino hacia ella, debo hacer algo, eso lo sé y cuando entro siento la mirada intensa del hombre que me espera en el salón.
—El jefe la espera en su habitación —dice mirando el suelo y sonrío, Liam es un celoso al que solo necesito dejarle una cosa clara para que me deje en paz
—¿Te prohibió mirarme? —alzo una ceja
—A todos
—Cumples mal tu trabajo entonces —sonrío y llevo una mano a su pecho, el corazón del sujeto se acelera y entonces mira mis ojos, me acerco más a él —no estás mal —sonrío mirando sus ojos, luego miro sus labios y logro ponerle nervioso
—Señorita
—Rachel, puedes llamarme así y podríamos vernos fuera de aquí —me acerco más a él, que traga en seco —¿o no quieres? —miro hacia el techo en donde sé que hay cámaras, luego miro los ojos del chico
—Por supuesto que quiero Rachel —él sonríe y me acerco mucho más quedando pegada a su cuerpo, mis labios rozan los suyos, pero el ruido del disparo me hace alejarme, mis ojos se abren como platos al verlo caer muerto al suelo y paso una mano por mi rostro y al mirarla veo la sangre, el aire comienza a faltarme mirando mi ropa manchada por completo con la sangre del hombre que yace en el suelo.
—¿Qué has hecho? —grito mirando a Liam que aún sostiene su arma en alto —eres
—Estabas coqueteando con uno de mis hombres en mi casa —él viene hacia mí y sus ojos están oscuros de la rabia —te estaba tocando, ¿qué creías que pasaría Rachel?