La Doble Cara de un Vampiro.

Capítulo 7.

Han pasado dos semanas desde aquel incidente donde perdí a mi familia y once días donde Damián era solo un desconocido, un pedófilo, violador enfermo, pero no es así lo he ido conociendo poco a poco. Durante el transcurso de los días me ha explicado todo con relación a la casa y cada una de las funciones de los aparato tecnológicos vaya al parecer son más avanzados que los de mi casa y pensé que éramos nosotros que teníamos la tecnología de último avance tecnológico aunque no puedo negar que he tenido duda con una puerta la cual conduce hacia el sótano ¿Qué habrá halla bajo?¿Por qué me prohibió bajar?¿Por qué está cerrada con llave?¿Por qué por las noches se escuchan unos sonidos raros provenientes de ahí? Son las preguntas que andan por mi cabeza cuando veo la puerta, pero eso no importa, no debo de andar husmeando tanto. Me hago la fuerte enfrente de él, pero en realidad lloro por las noches me es difícil todavía comprender que toda mi familia a muerto si hubiese sabido que ese sería mi último día con ellos lo hubiese aprovechado. 

Nunca pensé que los vampiros eran reales, los conocía mediante otro nombre, para mi eran demonios, por eso no pude comprender nada cuando me lo dijo, imaginé que era una fábula o simplemente un mito, me ha tocado aprender a la mala que es verdad. Estoy leyendo un libro acerca de ellos mientras estoy un poco incomoda por la mirada de Damián, se ha quedado mirando la ropa interior de color negra que llevo puesta debajo del camisón, resalta demasiado, lamentablemente no puedo hacer nada debido a que no tengo ropa. Mis heridas sanan rápidamente cosa de la cual no solo yo estoy sorprendida sino que también el Sr. Damián. No me he atrevido a salir de la casa ni siquiera para ver el entorno o donde estoy. Escucho el tintineo de unas llaves haciendo que me desconcentre, que dejará de estar absorta en mis pensamientos y volviera a la realidad que me rodeaba.

-Alis eh…

-Dígame Sr. Damián.

-Alistaste que vamos a salir- levanto mi vista y ahí estaba el claro es su casa y es el único que he visto en estos días ¿Quién más iba a ser?

-Deme cinco minutos y estaré lista.

-Está bien, la esperaré aquí sentado -se sienta en el sillón que estaba detrás de él, es el mismo en que lo vi por primera vez, comienzo a sospechar que le gusta.

Me levanto del mueble, subo las escaleras y me dirijo hacia la habitación donde me he quedado los últimos días, tomo mi vestido que estaba en el closet, era el que llevaba puesto la última vez y lo único que tengo que me pertenezca en esta casa, lástima que este guarde muy malo recuerdo, siento la nostalgia tomar lugar en mis sentimientos al acordarme del suceso. Desabrocho los botones de la camisa para así poder alistarme, no quiero ser una imprudente con el tiempo que le ofrecí, al culminar la dejó doblada encima de la cama, la utilizaré más tarde cuando volvamos. Escuché un golpe detrás de mí, me asusté, al voltear comprendí que fue producto de que la puerta fuera abierta de golpe y chocara contra la pared.

-Alis te traje…

-DAMIAN AVISA O TOCA ANTES DE ENTRAR-me apresuro a tapar las partes de mi cuerpo con mis manos que estaban descubiertas, aunque no son suficientemente grandes para tapar todo.

_¡Ay! Alis disculpa no fue mi intención solo te traje esta ropa que dejó Crisálida la última vez que vino -se acerca un poco hacia mí y me extiende la mano pasándome la ropa, creo que tiene que ser de su novia-, no sé si será de tu talla.

-No se preocupes me la pondré ahora, luego le digo como me quedo -mis mejillas están calientes de seguro mis cachetes deben de estar rojos de la vergüenza, mi cuerpo se estremece ante la situación en la que me encuentro. Se queda mirándome por un rato.

-Pero voltéate, no me mires acaso no ves que estoy prácticamente desnuda -le reclamó, creo que no es la única vez que se ha quedado así mirándome, prefiero no sacar la cuenta.

-Ah sí disculpa, te esperaré abajo.

-Está bien.

Al marcharse me coloco el pantalón jean desgatado con la camisa de cuadros rojo con negro que me quedaba grande, opte por dejarla por fuera, junto con unas pargatas de color negro; al terminar bajo las escaleras haciéndome una coleta.

-¿Ya terminaste? -Posa su mirada en mi-. Veo que no te ha quedado tan mal la ropa.

-Pues si -coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja que quedó afuera.

-Vámonos el tiempo apremia.

Damián se para y toma las llaves que estaban en la mesita. Ambos salimos de la sala y caminamos por el pasillo que conduce hacia la puerta. Me quedo mirando la perilla. No, todavía no estoy lista para esto, todavía no, no quisiera ser grosera pues me ha ayudado mucho, pero necesito tiempo aun y si me vuelvo a encontrar con el que hizo todo esto, que mató a mi familia y que por él estoy aquí.

-No te preocupes siempre estaré contigo para ayudarte -interrumpe mis pensamientos, es como si supiera que pensaba en ese momento, pero eso no es lo que importa, sino que sus palabras me hicieron sentir segura. Muevo la cabeza en señal de afirmación de que está bien.

Damián gira la perilla y abre la puerta haciendo que un pequeño destello de luz entrara a la casa, pude ver una hermosa cascada rodeada de arbustos y al parecer la casa o mejor dicho la mansión es mucho mejor de lo que pensaba. Nos dirigimos a lo que parece ser una especie de parqueo donde había muchos autos lujosos, de último modelo y algunos que al parecer no habían salido en el mercado. Nos montamos en uno de color negro azabache el cual comienza a poner en marcha cuyo rumbo no se cual es.



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En el texto hay: vampiros, hombres lobos, paranormal

Editado: 22.04.2023

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