Alis.
El camino de regreso a casa se convirtió en un eterno silencio. Él no me dirigió la palabra y yo no le dije nada para entablar comunicación, la verdad no estaba de humor, me había olvidado de todo lo que había sucedido en estas dos últimas semanas, pero luego tuve que afrontar la realidad. Desearía que este día fuera más largo ¿De qué estaría hablando Damián cuando dijo que mis ojos estaban rojos? la verdad no sé a lo que se refería, luego le preguntare. Me encuentro recostada en el cristal de la puerta que está al lado de mi asiento contemplando el ambiente. Llegamos a la casa luego de horas y horas que para mí más bien eran como años, me apresuro a abrir la puerta del carro cuando este se detiene para salir rápido, la verdad no estoy de humor para hablar solo pienso en irme hacia la habitación de Damián, trancar la puerta y quedarme ahí durante las próximas horas.
-Alis espera -siento como una mano me sujeta del brazo y me detiene cuando iba por el pasillo.
-¿Qué quieres Damián? -Me giro para así poder hablar con él de frente.
-¿Qué tienes?
-Nada -no voy a responder a esa pregunta, prefiero esquivarla.
-Si es con relación a lo que paso quiero pedirte disculpa -como si eso fuera lo único en lo que tiene que ver.
-No te preocupes no fue nada -le doy una pequeña sonrisa discreta para que no me siga preguntando y pueda saber que todo está bien.
Cuando miro hacia atrás a lo lejos no puedo evitar ver unas garras, era la misma mano de la bestia que me arañó el día de la fiesta esta vez pude ver bien su cuerpo. Solo me bastó con contemplarlo un par de segundos para que su horrenda figura quedará impregnada en mi mente por el resto de mis días. Era una especie de monstruo infrahumano que compartía la cualidad de bípedo, tenía dos brazos los cuales en sus manos tenía unas largas uñas que parecían una especie de garras, puedo visualizar como de estas caen sangre la cual caía al piso al parecer mato a alguien, su espalda estaba jorobada, su piel era de color verde alga, su cabello era de color negro pero viscoso era como si estuviera cubierto de baba pero lo que más daba miedo era su rostro, era una combinación de facciones, tenía dos ojos de color negro eran como si hubiesen estado dotados por un demonio sin vida, sin alma, no tenía nariz en vez de eso tenía dos orificios los cuales pude ver como estos se abrían y se cerraban, su boca, la fauces de esa abominación, tenía una boca grande se puede deducir por sus labios que son largos los cuales por su sonrisa pueden dar a notar sus filosos y deformados dientes de color amarillo hay podría entrar la cabeza de un humano y ser devorada sin problema. Justamente cuando comenzaba a olvidar el problema que tengo vuelve. Pero se queda allí parado sin hacer nada, mirándome mientras sonríe; es como si estuviera dándome una advertencia.
-¿Alis que tienes? estás nerviosa y pasmada, ¿qué estás mirando hacia allá? -siento como mi cuerpo está mecido haciéndome salir del pequeño trance en que estaba- Alis…-escucho un grito.
-¿Qué? -Le pregunto a Damián dirigiendo mi atención hacia él no sin echarle un vistazo a lo que se encuentra allí a lo lejos.
-¿Por qué estás nerviosa? mírate estás temblando -me toma de las manos.
-No pasa nada Damián -veo como la bestia se desvanece, ya no estaba.
-¿Cómo que nada te fuiste por un momento?
-Eso ya no importa mejor entremos a la casa.
-Está bien, creo que sería mejor.
Damián saca la llave que estaba en su bolsillo y abre la puerta, cuando entramos la cierra detrás de él, al ver que me detengo me sujeta de la mano llamando mi atención por ese gesto.
-Alis espera te tengo un regalo.
-Está bien -respondo insegura, en realidad no tengo ánimo de nada.
-Pero antes tienes que cerrar los ojos y dejar que te guíe pues no sería una sorpresa después de todo.
-Bien, lo haré…-me lanza esa mirada de no te creo, no puedo evitar sonreír un poco.
-Umm...pues no te creo algo no me convence mejor te vendo los ojos.
Luego de Damián buscar un pañuelo y vendándome los ojos con ellos para que no pudiera ver, me comienza a guiar.
-Y tan grande es la sorpresa que no puedo husmear un poco -mi imaginación comienza a imaginar las posibles soluciones y una de ellas fue verlo en una cama en bóxer, Dios, trágame tierra. No puedo evitar sonreír ante tal idea, los cachetes me arden de seguro deben de estar rojos. No, no, no en lo que estoy pensando.
-No sé, tú me dirás. Umm… ¿Qué está pasando por tu cabecita que te hizo sonrojar? -oh... Tengo que relajarme y tratar de controlarme- ya puedes abrir los ojos -cuando retiró la venda lo primero que puedo visualizar es una habitación.
-Esto es hermoso.
-Sorpresa, esta será tu habitación pues necesitaba mi cama ya no puedo seguir durmiendo en el mueble es algo un poco incómodo ¿Te gusta?
-No me gusta, me encanta, pero ahora ¿Dónde dormirás tú? ¿Esta no es tu habitación?
-De eso tampoco te preocupes, esta es la habitación de huésped la mande arreglar para ti.
-Pero… ¿cuándo hicieron todo esto? o ¿cuándo lo planeaste?