La Doble Vida De Noa

Introducción.

Noviembre 

 

Su estrés estaba aumentando, eran casi las diez de la noche y por una terrible tormenta no podía bajar del avión. Suspiró cansado y decidido a calmarse, con enojo la lluvia no pararía, miró a su pequeña que estaba tranquila leyendo un librillo amarillo con mucho interés. 

 

—¿Qué lees Lunita? —inquirió acomodándose en su asiento teniendo así mejor vista del libro en manos de la niña, Luna no dijo nada, solo le mostró a su padre la tapa del libro y este viera la portada —la historia de Beethoven —leyó el hombre en voz baja—, ¿De dónde sacaste ese libro? 

 

Luna no respondió solo volvió a mostrar a su padre el libro, está vez abriendo el peculiar librillo amarillo, mostrando una dedicatoria en la primera página. 

 

«Espero y te guste Nueva York mi niña, te quiere mucho Neta». —Tu tía Neta te dió un lindo regalo —vió a la pequeña asentir, seguida de una imperceptible sonrisa—, luego me lo prestas vale. —Dijo guiñando un ojo a la niña. 

 

Neta era la hermana de su fallecida esposa Leonora, cuando la madre de la niña partió, Neta se encargó de ayudar a su cuñado.  Aunque la situación estaba tomando otro tinte, ya la confianza se había tornado bastante extraña y su cuñada comenzó a confundir las cosas. 

 

—Mira papi dejó de llover. —Dijo la pequeña sacando a su padre de sus cavilaciones. 

 

—¿En serio? —cuestionó el adulto mirando la redondeada ventanilla. 

 

—¡Si mira, mira! —exclamó la pequeña emocionada. 

 

—Perfecto princesa ya podremos descansar. —Musitó Alexander acariciando la pequeña coronilla de su hija bajo un gorro de lana blanca.  

 

Ya había llegado a su nuevo destino, aún se sentía abrumado por su nuevo cargo, en la familia Von Parker él no era el más resaltante, aún le costaba creer que su abuelo en persona le diera la noticia de su nombramiento. 

 

°°°

 

—Otro mes donde solamente trabajas para la renta, comida y servicios. —Bufó molesta abriendo una lata de atún.

 

—Chica y lo que falta. —Respondió una voluptuosa mujer  de cabello rojo y vestimenta atrevida. 

 

—Necesito buenas noticias Cameron. —Rodó los ojos ante los alentadores comentarios de su amiga. 

 

La pelirroja negó con un movimiento de cabeza, estiró su mano mostrándole un papel a su compañera de departamento. 

 

Tomó temerosa el papel de manos de su amiga y lo leyó en silencio. 

 

(Por medio  de la presente se les notifica a las inquilinas del departamento número 14° que entreguen el inmueble, se les notifica con anterioridad en consideración con ambas inquilinas y así  tengan tiempo de buscar un nuevo lugar). 

 

—Cameron dime que esto no es cierto por favor dímelo. —Dijo  aún sosteniendo la hoja de papel sin querer creer lo que allí decía de ser verdad eran pésimas noticias. 

 

La nombrada solo la miró con el rabillo del ojo, para luego asentir —nena que más quisiera yo que esto fuese una jodida broma de mal gusto —tomó una bocanada de aire para luego levantarse de la mesa y encarar a su amiga—, Noa te sugiero que estés buscando lugar, amiga yo también haré lo mismo. —Respondió la pelirroja también con el mismo semblante triste de la morena. 

 

—Amiga —arrugó el papel hasta hacerlo bolitas, para luego arrojarlo al cesto de la basura—,  Cameron ¿Hablas enserio? —cuestionó aún con esperanza. 

 

—¿Me ves riendo? —replicó Cameron con sarcasmo—, pues no verdad. 

 

—¿Pero a dónde iremos? —preguntaba  con desespero. 

 

—Ahora al trabajo —respondió Cameron tomando una chaqueta de cuero en el respaldo de la silla—, así que termina de ponerle la comida al gato y vamos, si llegamos tarde Fabio se pondrá histérico. 

 

Tiró el contenido de la lata en el pequeño plato azul, al instante un pícaro felino de tamaño medio y tres tonalidades de pelaje apareció ronroneando a los pies de la trigueña —Kiara ya nos vamos se una buena chica mientras Cami y yo estamos fuera...

 

—¡Noa vamos tarde! —se quejó Cameron irritada por cómo su amiga trataba a la gata—, si llegamos tarde por tu culpa, pateare tu perfecto trasero. —Amenazó la pelirroja de mal humor.  

 

Acariciaba la pequeña cabeza del felino, para luego incorporarse tomar el abrigo y la mochila y salir con su amargada amiga de rojizos cabellos. Ambas salieron del departamento  encontrandose con sus vecinas del departamento frente a ellas. 

 

—"Ya salieron las bailarinas" —dijo con ironía una mujer mayor que barría la entrada de su departamento. 

 

—Si señora Delia ya vamos a darle brillo al tubo. —Habló Cameron con una sonrisa ladina y haciendo muecas a la anciana. 

 

—Descarada. —Espetó la señora molesta arrastrando vlas palabras. 

 

La muchacha tras Delia no pudo aguantar las ganas de reír. 

 

—Alejandra entra. —Ordenó molesta Delia a su nieta. 

 

—Abuela —se quejó la muchacha que usaba un traje de enfermera—, no me trates como una niña. 

 

—Hola Lexi. —Saludaba a Lexi la  vecina desde hace mucho, la conocía de niña, era unos años menor que Noa, además también era demasiado inteligente. 

 

—Hola Noa —Respondió la jovencita de blanca y pulcra vestimenta. 

 

—¡Métete Lexi! —gritó la señora Dalia perdiendo la paciencia—, no quiero que los vecinos te vean hablando con este par de perdidas. 

 

—Perdida su abuela —respondio molesta con la doña— usted es una amargada, vamos Cameron está vieja ya me arruinó el buen humor hasta luego Lexi. 

 

Ya en el  ascensor  la pelirroja se veía al espejo mientras se ponía labial rojo en la boca —lindo cómo siempre —dijo la vanidosa Cameron mirándose al espejo—, hoy estamos sensibles nunca le respondes feo a la doña  visagras. —Comentó Cameron tapando el labial. 

 

—Supongo que estoy tensa hoy por esa nota de desalojo Cameron, no se que haré ¿Cómo estás tú tan tranquila? 




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