La Doble Vida De Noa

Un Día A La Vez 8.

Había pasado la tarde con la señora Betany, según hace poco había llegado desde Alemania el señor Von Parker le pidió que viniera y siguiera siendo su ama de llaves. Ella le explicó detalladamente todo lo que le faltó a la señorita Kate decirle sobre la pequeña Luna y las peculiaridades de la condición de la niña. 

 

—¿De dónde eres Noa? —preguntó la doméstica más joven. 

 

—Yo soy  de  Harlem  Lilly ¿Y tú?

 

—Harlem eso  queda muy lejos —respondió Lilly asombrada—, Trenton vine aquí para estudiar artes escénicas, pero terminé aquí porque mi sueño de ser actriz no se pagará solo. —Dijo la alegre mucama de ojos azules y cortos rizos castaños miel. 

 

—Bueno Noa son las tres de la tarde, Luna ya debe estar por llegar y ya lo sabes linda no desesperes, si algo ocurre solo llámame. —Recordaba Betany quien se ofreció para orientar a la niñera. 

 

—Si Betany. 

 

Terminó la taza de café gracias a  Betany pudo saber más de la pequeña que cuidaria. Salió a esperar a la niña, mientras esperaba apreciaba los alrededores de la casa, por un momento la imagen de Alexander llegó a ella, en el club era un hombre tan diferente al que vió cuando fué  a la mansión  por primera vez, el Alexander que vió en la mansión tenía una mirada cálida,  hablaba con suavidad mientras acunaba a su hija en sus brazos. A leguas se veía lo protector que era con la niña. 

 

—Solo espero conservar este empleo —vió una camioneta negra detenerse frente a la casa, un hombre de traje bajó para acto seguido abrir la puerta trasera del vehículo el chófer ayudó a la pequeña a bajar—. Es una niña preciosa. —Susurró al ver a la niña acercarse. Luna caminaba junto al chófer, el hombre de traje traía la maleta y el estuche del violín, en cuanto la pequeña castaña vió a la morena al pie de las escaleras corrió hacia ella. 

 

—Hola. —Saludó la castaña de coletas. 

 

—Hola —respondió inclinandose a la altura de la niña—. ¿Cómo te fue en la escuela? —se arrepintió de esa pregunta, pues la sonrisa de la niña se había transformado en una mueca. 

 

—No me gusta esta escuela —fue su respuesta, Luna jugaba con sus dedos evadiendo la mirada de Noa—, me dicen de cosas. —Musitó la niña haciendo un pequeño puchero. 

 

No pudo  evitar sentirse identificada, en la escuela al inicio no fue fácil; todos le aislaban por ser diferente apenas y sabía algunas palabras en inglés —pues ya estás en casa, yo seré tu nueva amiga, me llamo Noa. —Dijo la morena estirando la mano derecha. 

 

Luna miró la mano extendida de Noa, no quería tomarla no le gustaba el contacto físico. Apenas y roso los dedos de la mujer frente a ella los agitó para luego soltarla con rapidez —me llamo Luna tengo siete años y medio, no me gusta el color verde, pero si me gusta el amarillo, no me gustan  los pimientos y... 

 

—Bueno, bueno entremos y allí me sigues contando, que te gusta y que es lo que no te gusta ¿Te parece Luna? —inquurió asombrada al ver lo directa que cera esa pequeña princesa. 

 

La pequeña asintio animada entró dando saltitos a la casa, Noa  tomó la maleta y el estuche de manos del chófer para luego también entrar a la casa. 

 

El chófer quedó mirando a la chica que recibió a la niña, su belleza lo dejó prendado pero algo en ella se le hacía familiar, no sabía exactamente pero sabía que en algún lado ya la había visto antes de eso estaba casi seguro. 

 

•••

 

Estaba ansioso está reunión se estaba extendiendo más de lo debido, no quería dejar perder  este trato aunque a estas alturas nadaba en un mar revuelto se sentía de manos atadas, no tenía idea de que piezas mover en ese tablero para quedarse con esa sociedad 

 

—Bueno ya que todos los puntos a tratar están aclarados no veo porque debamos seguir alargando la decisión. 

 

—Francisco tiene razón padre, ya es hora de tomar una decisión. —Dijo Takeru con fastidio, esperaba que su padre estuviera de acuerdo con él, Takeru no quería asociarse con los alemanes. Para el japonés esto era una perdida de tiempo y dinero, además no era que le agradace mucho el nuevo director ejecutivo tenía una actitud tan acartonada y sería que fácilmente podría pasar como prepotencia. 

 

—Tienes razón Takeru —secundó Daisuke—, El grupo Shinomoto y el consorcio  Parker han tenido buenos frutos en ocasiones anteriores, por eso daremos una vez más un voto de confianza Alexander, el grupo Shinomoto propone una sociedad de un año. 

 

—¿Un año? —cuestionó Takeru no muy de acuerdo en la decisión de su progenitor. 

 

—Si Takeru un año —confirmó Daisuke al muchacho—, quiero dar una oportunidad a Alexander, Frederick me ha dado muy buenas referencias de su nieto y yo confío en su palabra; si de aquí a un año todo sigue andando como espero nuestra sociedad se extenderá con los Von Parker hijo mío. 

 

—El consorcio Parker pondrá todo para crecer mutuamente, los productos Nova han tenido mucho auge en estos años, el grupo Shinomoto ha hecho crecer su marca y sus smartphones siempre están en boga. —Dijo Francisco entusiasta afortunadamente todo iba bien. 

 

—Sin embargo no podríamos decir lo mismo de ustedes, según se han tenido bajas estos últimos años en el mercado, prácticamente están a flote por su inteligencia artificial en la línea blanca. —Refutó Takeru con suficiencia resaltando las bajas de la marca principal del grupo Parker. 

 

—Bueno Shinomoto la nueva administración no cometerá errores del pasado —replicó Alexander, miró al japonés con determinación—, verán que ambos nos beneficiaremos de esta sociedad. 

 

—Esa es música para mis oídos —dijo Daisuke poniéndose de pie—, me gustaría dejar a mi hijo en representación del grupo Shinomoto, nadie mejor que él joven Alexander. 




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