La Doble Vida De Noa

Dosis De Realidad.

 

Tenía algo de nervios al  entrar ahí, el pensamiento que recorrió su mente era si la descubrían ¿Qué iba a hacer en caso de ser descubierta? Su trabajo de niñera sería debut y final «Noa esto está cada vez más complicado, lo mejor es renunciar ahora», sus pensamientos se vieron interrumpidos por el llamado de una infantil vocecita.

—Mi papá y yo te estábamos buscando.

La voz de Luna volvió a Noa a la realidad —lo siento pequeña, necesitaba salir un momento pero dime ¿Necesitas algo Lunita? —preguntaba en tono amable.

—¿También te molestan los ruidos fuertes como a mi? —preguntó la inocente niña—, con audífonos ya no escuchas nada, te voy a regalar unos Noa.

—Gracias Luna —dijo inclinandose un poco a la altura de la niña—, vamos adentro hace frío aquí afuera nena y te puedes resfriar. —Acompañaba a la niña adentro, está al ver a  su padre se acercó a él.

—Papi encontré a Noa, dijo que tampoco le gustan los ruidos fuertes —explicó la niña con interés a su progenitor—, ve adentro y saluda a tu abuelo que a acaba de llegar. —Dijo el rubio omitiendo el comentario de la niña.

La pequeña castaña asintio para luego ir con su abuelo. Alexander volvió a su semblante serio.

—Disculpe señor, la niña me dijo que me buscaba no debí salir yo...

—No se preocupe —respondió Alexander adelantandose a la disculpa de Noa—  ¿Ya la niña tomó la medicina?

La morena asintio cómo respuesta —si señor, le di la medicina hace una hora segui las instrucciones de Betany.

—Posiblemente Luna no llegue a la cena, el medicamento no ha de tardar en hacer efecto.

—No se preocupe antes de darle la medicina le di a la pequeña un sándwich, si la veo cansada la llevaré a su habitación.

—Se lo agradezco Noa —dijo el rubio con sinceridad, desde que la niñera llegó no tuvo mucha confianza en ella, pero por cosas así pensó que quizá él estuvo en un error. Creyó que quizás podría darle a la chica un voto de confianza—, gracias.

Se adentró a la mansión dejando a Noa atrás. La morena suspiró de alivio al saber que hasta ahora todo estaba saliendo bien.

•••

Una semana ha pasado, Noa decidió ir a visitar a Cameron, al llegar a su departamento vió a la pelirroja desparramada en el sofá fumando un cigarrillo.

—Hola —saludó Noa a Cameron, en cuanto la pelirroja la vió se abalanzó a los brazos de la morena—, yo también te extrañe Camí. —Dijo extrañada con el recibimiento de su mejor amiga.

Cameron no dijo nada, sólo abrazó con fuerza y en silencio a la morena, sintió una eternidad sin verla. Noa era su única familia literalmente Cameron no tenía a nadie más, solo a unos tíos en otro estado y un hermano con el cual apenas y hablaba a pesar de trabajar en el mismo lugar.

—Yo también te extraño mucho —musitó Cameron aguantando la lágrimas.

—Bueno ya estoy aquí Cameron.

—¿Quieres algo de comer? —cuestionó la pelirroja limpiando con premura sus lágrimas—, solo dime puedo prepararte cualquier cosa que desees, panqueques, si panqueques quieres ayer compré mermelada de naranja y...

—Esta bien —dijo deteniendo a la enérgica Cameron—, una ración de panqueques vendría genial. —Secundó con una sonrisa en sus labios.

Cameron fue a la cocina puso manos a la obra en preparar los panqueques, Noa caminó a la encimera. Tomó asiento en uno de los bancos frente a la pequeña isla —¿Cómo estás? —preguntó la morena sacando tema de conversación—, no pude hablar mucho estos días lo siento...

—No te disculpes —dijo sin quitar la atención de lo que cocinaba —, entiendo que estés ocupada, también entiendo que ya no quieras hablar conmigo...

—Cameron eres mi amiga, cómo crees que pueda evitarte, solo que he estado verdaderamente ocupado, la niña que cuido...

—No necesito explicación Noa, no te las estoy pidiendo —dijo tirando la mezcla en el sartén—, no te preocupes.

Suspiró cansada aunque Cameron dijese que las cosas estaban bien, sentía que nada andaba bien. Cameron era obvia y no se le daba muy bien disimular sus emociones —Cristal me llamó, bueno mejor dicho me amenazó, ¿Cameron por qué no me dijiste que fabrizio no les pagó por mi culpa...

—¿Qué más te dijo? —habló Cameron con nerviosismo en su tono de voz.

—Que si no regreso tendré problemas con Fabio, también vine por eso —dijo la morena con un aire decaído—, tal parece que no puedo huir de mi pasado por más que lo intente.

—Escucha Noa, no caigas en el juego de ese imbécil, Fabrizio solo quiere que trabajes para él hasta que ya no tenga manera de exprimirte amiga no caigas en sus chantajes...

—Bueno Cameron desayunemos  y ya luego hablemos de ese tema.

•••

Luego de ver a Cameron, Noa regresó a un lugar el cual no quería volver  a pisar jamás, pero el destino pareció no estar de acuerdo con ella y sus planes.

—Hola Ricky. —Saludó al escolta en la puerta del club.

El nombrado se quitó los lentes de sol mostrando a la chica sus vacíos ojos negros.

—Hola Azulita, el jefe te espera mariposita. —Dijo el escolta con un aire lascivo en sus palabras.

Noa rodó lo ojos ante el descaro de aquel hombre que le miraba demás sin disimulo alguno.

—Te espera en la oficina sigueme.

Caminaba tras el fornido sujeto que vestía completamente de negro, recorrieron el club, pues para llegar a la oficina tenían que rodear la pista de baile.

El escolta tocó minutos después recibió luz verde de parte de fabrizio para entrar —jefe Azul vino de visita —dijo con sarcasmo el guardaespaldas—, como usted dijo la mariposa llegó antes de tiempo.

—Te dije que vendría amigo la buena hija regresa a casa —dijo Fabrizio con una sonrisa de oreja  a oreja, descansando los codos en su elegante escritorio—. Déjanos a solas Rick, Azul y yo tenemos algunos asuntos pendientes los cuales debemos hablar.

La morena en su fuero interno clamó para desaparecer de ese lugar —si no es mucha molestia prefiero que me llames Noa, ese es mi nombre. —Corrigió la pelinegra al que ella creyó era su ex jefe.




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