La Doble Vida De Noa

Mentiras Vestidas De Verdades.

Era tarde Francisco se había ido. Ya hace un par de horas el despacho estaba a oscuras, solo era iluminado por la tenue luz de luna que se colaba en la ventana. Recordó las palabras de Frans, ciertamente Noa era una chica bonita, tenía ojos y él sabía reconocer la belleza de la niñera, pero no veía similitud en ambas mujeres. —Alexander deja de pensar en idioteces, ya pareces Frans. —Se levantó  ya era más de media noche debía irse a dormir ya era tarde y debía descansar. Salió de la oficina,  su andar era pausado por el cansancio, sintió remordimiento, había terminado tarde de trabajar y por eso  no fue a leerle a Luna como hacía cada noche, tampoco le dió su beso de buenas noches a la pequeña dió vuelta sobre sus pasos quería ver a su pequeña antes de irse a dormir y quizás la niña estaría despierta. Giró de espacio la perilla de la puerta fue cauteloso en absoluto, no quería interrumpir el descanso de la pequeña aunque a esa hora seguramente su sueño era profundo a causa de las pastillas que la pequeña tomaba por su transtorno del sueño. Llegó a la cama de la pequeña un movimiento extraño hizo al rubio abrir sus ojos sorprendido. —Ah pero... —Guardó silencio en cuanto su hija se dió la vuelta dormida. Allí junto a Luna también estaba Noa plácidamente dormida, pensó en despertar a la muchacha junto a la niña pero meditó mejor la situación, optó por dejarla dormir si se quedó allí dormida era  porque seguramente estaba muy cansada. Besó la pequeña frente de su hija para posteriormente cubrir  a ambas con la manta. —Descansen señoritas. —Dijo saliendo de la habitación cerrando la puerta con el mayor cuidado posible para no perturbar el dueño de ambas. Una vez fuera se dirigió a su habitación llegó, acto seguido se quitó el sacó y aflojó la corbata, se tiró  en la cama agotado el cambio de horario y el aumento de responsabilidad en su trabajo era más de lo que imaginó, aún así demostraría que él podía con el puesto. Llevó su mano derecha a su barbilla recordando las caricias de Azul «¿Qué pasa contigo Alexander?  esa mujer no puede estar metida en tu cabeza, de seguro solo jugó contigo ella está adaptada a eso», se volvió a incorporar en la cama ahora  despojándose de la camisa, la hizo a un lado con brusquedad estaba molesto consigo mismo por su, se propuso no mencionar a esa mujer logró mucho más que hablar con ella tocó su piel aspiro su fragancia besó sus labios y quizás si ella no lo hubiera detenido habría llegado a mas. En ese momento nada importó, pero pasó la adrenalina y cayó en cuenta que estaba sintiendo más que atracción física por esa mujer. Azul no era una mujer para enamorarse. Se preguntaba si aquello era momentáneo, desde que Leonora murió solo se dedicó a su trabajo y a su pequeña hija. —¿Acaso debo conocer a alguien? —se dió la vuelta mirando el otro lado de la cama—, como si eso fuese tan fácil. —Dijo con melancolía el recuerdo de su esposa lo mataba lentamente, muchos dijeron que sus heridas sanarian con el tiempo pero no lo sentía de esa forma,  después de tanto pensar terminó cediendo ante el agotamiento quedándose dormido. ••• Despertó al sentir que alguien se removió a su lado, abrió los ojos percatandose que en efecto esa no era su habitación, se incorporó con parsimonia para acto seguido despererezarse. —Hola Noa que bueno que despertaste quería peinarme pero no sé hacerlo como tú lo haces. —Oh claro ya lo hago pequeña —musitó la morena levantándose de la cama—, de seguro te asustaste al despertar y verme dormir a tu lado. —Comentó Noa cepillando los largos y lisos mechones castaños de la niña. —No —negó la chiquilla con un gracioso y exagerado movimiento de cabeza—, no me asusté. —Refutó Luna. —¿Ah no? —cuestionó la morena comenzando a tejer la primera trenza en el cabello de Luna. —No —secundó Luna—, pensé que era mi mami quien vino a dormir conmigo. —Habló la niña cabizbaja, el tono alegre de  su voz cambió por uno triste. Lo dicho por Luna arrugó el corazón de Noa ella sabía lo doloroso que era perder a una madre, quiso abrazar a la pequeña y decirle que todo estaría bien pero sabía que a Luna no le gustaba el contacto físico. Terminó la otra trenza de la chiquilla, giró la silla de la niña se arrodilló para quedar a la altura de la pequeña. —Lunita. —Llamó Noa a la pequeña que seguía con su carita baja. —¿Qué? —susurró la pequeña sin alzar la mirada. —¿Por qué pensaste que era tu madre pequeña? —Noa tenia intención de tomar la mano de la pequeña pero se contuvo recordando que a la niña no le gustaba. —Le escribí una carta a Santa y pedí... —Guardó silencio las lágrimas comenzaron a fluir humedeciendo sus sonrosadas mejillas, hipaba tratando de hablar pero el llano no le facilitó  la tarea de hablar—.  Le pedí a Santa ver a mi mamá, quería que volviera la señorita Mery me dijo que si soy una buena niña Santa me traerá lo que yo quiera Noa, yo solo quiero volver a ver a mi mamá. Los ojos de Noa se llenaron de lágrimas al ver a la niña frente a ella, su corazón sintió un fuerte tirón, Luna solo era una niña no entendía muchas cosas, pero tampoco debía lidiar con algo así a su edad solo era una niña de siete años. —¿Qué le haces a mi sobrina mujercita? —cuestionó una rubia cruzada de brazos. Noa se pudo de pie encarando a la prepotente rubia. —Yo... —Si tú quién más. —Respondió la arisca rubia. —Ella no me hizo nada tía Neta. —Explicó la niña defendiendo a la niñera, la pequeña se mostraba tensa seguía cabizbaja poniendo las manos en sus oídos. —Pues no me lo parece —Neta hizo casi omiso a la exploradora de la niña—, sal de aquí. —Pero no puedo dejar a Luna así  —replicó Noa  resaltando lo obvio, le preocupaba la pequeña niña no pus dejarla asi—, baje la voz altera a la niña. —Tú a mi no me das órdenes —ordenó Neta alzando la voz—, ahora sal de aquí yo me encargo de mi sobrina. —¡No! —gritó la niña llorando con más fuerza—, tia Neta deja que Noa se quede. Luna corrió hacia Noa tomándole de la mano, por primera vez la chiquilla tomaba la mano de Noa. —¿Qué ocurre aquí? —cuestionó  Alexander entrando a la habitación de su hija, la pequeña en cuánto su padre entró corrió a sus brazos la tomó en brazos abrazó fuerte a su hija era lo que calmaba a la niña en sus momentos de crisis—. Estoy esperando una explicación. —Dijo serio el rubio con la niña en brazos. —Vine a despertar a mi Lunita y cuando llegue ví a esta tipa con mi sobrina llorando Alex, me asusté creí que esa mujer le hizo algo a mi niña. —Se defendió Neta con un falso tono de preocupación. —¿Es eso cierto Noa? —empero Alexander mirando a la niñera. —Señor Von Parker yo puedo explicarle cómo sucedieron las cosas... —Estaba, o no mi hija llorando. —Cortó Alexander a la morena exigiendo una respuesta. —¡Niega que mi sobrina lloraba por tu culpa! —exclamó Neta tomando ventaja de la situación—. ¿Qué le hiciste a la niña? —Señor Alexander escucheme las cosas no son como usted imagina. —explicó Noa preocupada por la niña que no dejaba de llorar en los brazos de su padre, la pequeña estaba en una crisis nerviosa Noa poco de a poco leía más sobre el síndrome de Asperger y sabía que la niña en ese momento tenía una crisis ansiosa. Alexander hacía bien en tomar a la niña con fuerza para liberar la tensión, pero si los gritos seguían eso de nada serviría. —Noa puede  retirarse y recoja sus cosas por favor, sus servicios ya no son requeridos. —Ordenó Alexander saliendo de la habitación con la niña. —Pero señor Alexander —musitó la pelinegra, quiso objetar pero meditó la situación lo mejor era irse él de todos modos no la iba a escuchar—. Si señor. —Noa también salió de la habitación de Luna. Neta sonrió una vez se quedó sola su plan ya había comenzado a marchar, vió la oportunidad perfecta en la crisis de su sobrina, esa mujer no era competencia para ella aún así debía cubrir cualquier obstáculo, el siguiente paso era volver a hacerse cargo de la niña y ganarse la confianza de Alexander. Salió de la habitación poniendo su mejor máscara de preocupación para ir a ver a Alexander —seguramente mi sobrinita necesita Neta. —Rió clínica ante sus palabras si todo seguía a su favor próximamente pasaría de ser tía, a madrastra.




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