—No deberías irte, no hiciste nada malo —dijo la mucama sacando ropa de la maleta—, quédate no es tu culpa. —Repitió Lilly molesta.
Volvió a meter la blusa a la maleta para luego cerrarla y así impedir que Lilly siguiera sacando sus cosas, bajó la maleta de la cama ya todo estaba listo para marcharse de ahí.
—Gracias Lilly pero fue el señor Alexander quien me pidió irme.
—¡Debiste explicar cómo pasaron las cosas realmente Noa! —exclamó la castaña irritada con la actitud decaída de su amiga y ahora desempleada.
Suspiró cansada eso intentó, de verdad que quiso explicar cómo sucedieron las cosas realmente, pero Alexander no quiso escucharla y esa mujer llamada Neta estaba dispuesta a hacerle las cosas difíciles «ve el lado bueno de la situación Noa estás enamorandote de un hombre que jamás volvería a verte, cuando sepa lo que de verdad eres», con ese último pensamiento la morena tomó la pequeña maleta y una mochila para marcharse.
Detuvo sus pasos volviendo con Lilly la castaña tenía esperanzas de que Noa desistiera de su plan de irse, pero su sonrisa desapareció en cuanto la pelinegra extendió su mano entregándole un teléfono celular.
—Ya no necesito esto, entregalo a don refrigerador..., Digo al señor Von Parker.
Sin agregar más Noa se retiró dejando a Lilly triste por no poder convencer a su nueva amiga. La castaña miró el aparato en su mano, frunció el ceño molesta a Lilly no le caía en gracia la ex cuñada del señor Alexander. Metió el móvil en su bolsillo para luego salir también de la habitación de servicio.
•••
Al salir se encontró al chófer quien estaba limpiando el auto, educada saludo al muchacho, este le correspondió el gesto con una sonrisa.
—¿A dónde va Noa? —preguntaba Nick ayudando a la morena a bajar las maletas de las escaleras—, no me diga ya adivino, el señor irá de viaje y se llevará a la niña y por eso usted irá...
Calló al ver que la morena negaba, sintió que había pecado de imprudente se arrepintió de haber hablado, pues la cara de la muchacha no traía para nada buen semblante al contrario, estaba triste y callada al que en lo que tenía de conocer a la chica no había visto.
—Nick me voy, fui despedida.
—¡¿Qué?! —prorrumpió él con desconcierto—. Pero señorita ¿Qué pasará con su empleo como niñera señorita...
—Nada Nicky fui despedida —volvió a tomar la maleta una vez más se despidió del muchacho, este la llamó deteniéndose a medio camino—. ¿Dime Dick?
—Señorita Noa permítame llevarle a su casa —la morena iba a decir que pero se vió detenida por el chófer que le arrebató la maleta—, por favor Noa no sé niegue, se que vive al otro lado de la ciudad y de verdad quiero ayudarle, no me niegue ayudarle por favor.
—Nick no quiero que tengas problemas por mi culpa, tampoco quiero que hagas un viaje tan largo por mi, son casi cinco horas de ida y vuelta en ese tiempo podrían requerirte y si no estás podrías tener problemas por no llegar a tiempo. —Explicó Noa haciéndole desistir al castaño por su insistencia en ayudarle.
—No se preocupe yo me haré responsable, además hoy la niña no irá a la escuela.
—No irá —dijo ella preocupada—. ¿Pero por qué no? —creía que aquello tenía que ver con lo sucedido hace un momento, quería ver a la niña, pero sabía que esa mujer no se lo permitiría.
—No se mucho Betany solo me dijo que la pequeña estaba indispuesta y que hoy no iría a la escuela. —Respondió el castaño acomodando las mangas de su camisa ya que había terminado de limpiar el auto.
Noa dejó a Nicholas con la palabra en la boca, corrió nuevamente con la intención de ver a la niña; el poco tiempo que tenía como niñera de la chiquilla le había tomado mucho afecto a la pequeña de coletas y no permitiría que esa víbora hiciera llorar a Luna.
En la entrada fue interceptada por una rubia de elegante figura.
—¡¿Qué haces aquí?! —espeto molesta cruzandose de brazos—, ya escuchaste la orden mujercita recoge tus cosas y lárgate.
—¿Como está Luna? —cuestionó ignorando la prepotente actitud de la rubia—, usted sabe como ocurrieron las cosas realmente, yo nunca le haría daño a la niña, ¿por qué inventó esas cosas? Estuvo allí y sabe que...
—Ya deja de parlotear ¿Tu nombre es Noa no? —habló ella fingiendo no saber—, muy bien Noa la verdad es relativa y lo que para ti es mentira para mí no lo es, tú no me das confianza Luna es una niña muy importante en sus cuidados yo honestamente no sé que pensó Alexander al dejarte encargada de mi sobrina...
—Usted sabe cómo pasaron las cosas —estaba a punto de perder la paciencia con esa mujer tan irritante, quería quitarla de un lado pero sabía que eso empeoraría las cosas y ya estaba lo suficientemente mal.
—Ya lárgate. —Respondió Neta cerrandole la puerta en la cara a la pelinegra.
Respiró profundo caminó de vuelta con Nick para tomar su maleta comprendiendo que allí no tenía nada más que hacer.
El chófer volvió a tomar las cosas de Noa metió la maleta y la mochila a la cajuela ignorando las quejas de la pelinegra.
—La llevaré a su casa —dictaminó el castaño poniéndose su saco negro—, no te ves con ánimos Noa, no te preocupes yo le explicaré las cosas a Betany.
Resignada terminó accediendo al ofrecimiento de Nick, quizás era lo mejor después de todo no volvería a verlo. Pensó que quizás era lo mejor sintió que sus sentimientos con Alexander se hacían más fuertes.
—Noa —llamó Nicholas sacando a la morena de sus pensamientos—, me escuchas.
—Nicky ¿Qué decías —respondió ka chica saliendo de sus pensamientos—, disculpa es que venía pensando en Luna.
El chófer miró a la chica en el asiento trasero por el espejo retrovisor, su sonrisa había sido sustituida por un semblante triste.
—Noa tienes mucho apego con la pequeña Luna.
Asintió cómo respuesta.
—Es una niña tan dulce Nicky y una vez que la conoces bien la pequeña se mete en tu corazón —dijo ella notoriamente enternecida—, me quedé preocupada solo quería verla un vez más antes de irme.
Editado: 17.03.2024