La cena fue increíble, la ciudad de noche era igual de encantadora que en el día, miraba el paisaje nocturno desde la ventanilla del auto, prefería no mirar al otro lado aún se sentía apenada por llevarse a la niña sin comunicarle a Alexander sobre el paseo, pero sabía que si le decia el frío refrigerador alemán le diría no sin pensarlo.
—Noa —llamó pero no tuvo respuesta de la morena —. Noa ¿Ocurre algo? —volvió a hablar.
—No, nada ¿Por qué lo dice? —respondió ella quitando la vista de la ventana.
—Por nada en específico, es solo que le hablé y usted no respondió.
—No le escuché lo siento —se disculpaba ella por ignorar al rubio—. ¿Pero que me quería decir?
—No nada importante, solo quería preguntar cómo la estaba pasando está noche.
—La verdad muy bien señor Alexander, desde que bajé del avión todo me ha parecido increíble, no pensé nunca hacer un viaje así —le pareció extraño que Alexander le preguntara algo así—, gracias por traerme.
—Mas bien gracias a usted por ser como es con Luna —miró a la pequeña dormida en el asiento trasero—, no es fácil que Luna conviva con personas que no entiendan su condición, pero con usted fue diferente parece que fuera más que su niñera, entiende a mi Luna y le ayuda ¿Estudió psicología?, ¿o algo parecido? —arguyó el rubio intrigado por la facilidad de Noa tratar con su pequeña. Ya que ni él muchas veces no supo tratar con la condición de la niña.
La morena negó como respuesta —Alexander para nada, estudié música, cuando era más joven tenía el sueño de ser cantante y me esforcé al llegar a Estados Unidos con mi madre era muy buena en la escuela y en el programa de música de la preparatoria logré un lugar en juliard.
—No sabía —habló Alexander impresionado con los logros académicos de la chica a su lado—. Llegamos. —Dijo el rubio apagando el motor del auto.
—Gracias por la cena, le ayudo con Luna debo ponerle el pijama...
—Tranquila Noa yo la llevaré a su habitación, usted puede irse a descansar no se preocupe.
Salió del auto caminó a la entrada de la casa «no voltees, no voltees sigue tu camino y no mires a los lados» se dijo mentalmente, cada vez era más difícil poner un alto en lo que sentía por Alexander, llevada por sus impulsos se dió la vuelta allí lo vió sacar a la niña del auto, tomaba a la castaña con delicadeza en cuanto cerró la puerta del auto Noa dió la vuelta rápidamente sacó su copia de las llaves y se apresuró para abrir.
•••
Despertó al escuchar el molesto repique de su celular.
—Dios dejen dormir —musito desviando la llamada, estaba por volver a quedarse dormida pero una vez más el infernal aparato hizo de las suyas—, carajo. —Se quejó molesta.
Se levantó tirando las sábanas de una patada, tomó el celular y de mala gana contestó la llamada.
—¡¿Por qué carajos no respondías el maldito teléfono?! —gritó una furiosa pelirroja.
—Será porque es demasiado temprano —respondió Noa a Cameron mostrándole que aún no amanecía—. Ya dime ¿Qué quieres? —habló la morena soltándo un sonoro bostezo.
—Noa, Fabio está que echa chispas amiga dice que si no te presentas está noche...
—No hará nada —ya estaba cansada de ser pisoteada por su aborrecible jefe, Fabrizio ya la tenía harta—. Cameron dime algo ¿Confías en mí?
Cameron miró confundida a su amiga no entendiendo a dónde quería llegar; Noa la miraba a través de la pantalla quería creer en su amiga, pero Noa estaba tentando mucho su suerte.
—Vamos Camí ¿Confías en mí? Responde amiga. —Cuestionó Noa esperando la respuesta de su amiga.
—Si, si confío Noa eres mi mejor amiga, pero dime algo ¿Por qué me preguntas esto de la nada?
Era la respuesta que esperaba oír, este era el momento indicado que tanto quería escuchar.
—Cameron, eres más que una bailarina nocturna, amiga eres talentosa, eres única no vuelvas al Caleidoscopio...
—¡¿Qué tonterías estás diciendo?! —espetaba la pelirroja sorprendida por lo que Noa decía, las palabras de la muchacha se le hacían absurdas por no decir otra cosa—. Noa debes estar bromeando ¿Verdad?
—No Cameron, no estoy bromeando es lo más enserio que te he dicho en mucho tiempo, ya estoy cansada de Fabrizio, de bailar a su ritmo de ser su juguete y que me use a su antojo ya hasta. —Al decir lo último su voz se quebró y las lágrimas hicieron ver sus pupilas cristalinas.
—Noa, Noa amiga estás ocultando algo te conozco muy bien.
—Cameron solo no vayas al club si, te daré el número de un amigo, él te podrá ocultar hasta que yo regrese...
—¡No! —prorrumpió la pelirroja irritada por no obtener las respuestas que pedía a la morena—, me pides confianza, pero eres tú la que no está confiando en mi, no haré nada de lo que me pides y mucho menos si no me dices porqué. —Dictaminó Cameron molesta.
Suspiró cansada no quería que las cosas fuesen así, lo menos que quería era asustar a su amiga, no quería decir la verdad pero esa era la única manera en la que Cameron entendería que ella corría peligro.
—Regresé al club por ti, Fabrizio me amenazó con hacerte algo si yo no volvía al Caleidoscopio. Amiga pero ahora es diferente ya no temo a Fabio y sus amenazas cobardes ya no más, estoy cansada de ser un objeto para él. —Dijo entre lágrimas.
Abrió sus ojos al máximo al escuchar lo que la morena le decía, de aquel patán todo era probable, pero no entendía como Noa calló algo así.
—Cameron te daré el número de mi amigo, con él estarás segura...
—¡Cállate la boca! —exclamó Cameron molesta—, sabías esto hace meses y no me dijiste, Noa me pides confianza y me ocultas algo así, sabías que algo podía pasarme en cualquier momento y aún así te fuiste.
—Cameron no es así, amiga haz lo que te digo estaremos bien, solo ve con el amigo que te estoy diciendo estaremos lejos del demente de Fabio y sus perros, creeme cuando te digo que estaremos bien.
—¿Cómo me pides confianza? —estaba aterrada Cameron en más de una ocasión fue testigo de como Fabio eliminaba a las personas que le estorbaban—. No debiste callar algo así Noa.
Editado: 17.03.2024