El viaje había sido algo cansado, fueron un poco más de once horas de vuelo. Pero para ella aquellas horas junto a Alexander eran las mejores. Aún no creía en lo sucedido en Italia, de solo recordar le parecía un sueño sacado de las novelas dramáticas de esas que su madre veía emocionada por las noches al llegar de su trabajo.
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La fría brisa marina era mitigada por el sol de medio día, se detuvieron porque la pequeña Luna quería un helado.
—Noa.
—¿Si? —Respondió ella volviendo la vista al rubio a su lado.
—¿Tú también quieres un helado?
Negó ante el ofrecimiento de Alexander.
—Así estoy bien. —Llevó las manos a su abrigo quería preguntar algo a Alexander, pero no era capaz de hacerlo. «Noa ya te dijo que le gustas porque no se lo preguntas ya, no eres una cobarde» luego de esa charla motivacional con su subconsciente tomó el coraje necesario para preguntarle a Alexander qué pasaría con lo sucedido con la noche anterior.
Buscaba al rubio pero no lo vio, caminaba hasta que lo diviso junto a su hija frente al puesto de los helados reía con la niña señalandole que tenía helado en su nariz. Caminó hasta llegar con ellos.
—Se que no querías pero...
—Se me antojó un helado. —Dijo ella sin poder ocultar la risa al ver a su jefe el amargado y frío refri como ella le había bautizado, riendo y comiendo helado con la nariz llena del cremoso postre.
—Che bella coppia ho frequentato oggi!
Luna rió ante lo dicho por la robusta vendedora del puesto de helados.
Noa vió un tenue sonrojo en Alexander, se preguntaba ¿Qué había dicho esa mujer para que Luna riera y Alexander se pusiera así?
—¿Qué dijo la vendedora? —preguntó la niñera a la niña tenía curiosidad por saber que había puesto así a su jefe, él que nunca se mostraba imperturbable, ahora estaba sonrojada por un comentario no era muy común.
—La señora dice que tú y mi papá hacen bonita pareja. —Respondió la niña dando una lamida a su helado.
—¡Eso dijo! —habló la morena abriendo los ojos al máximo incrédula por la respuesta de la niña.
Pasó la tarde y ya era momento de volver, el vuelo saldría en dos horas Alexander tenía cosas que hacer antes de irse.
Noa bajó del auto para acto seguido abrir la puerta a Luna para que también bajara.
—Vamos nena debemos terminar de empacar y alistar todo para irnos.
A medio camino escuchó la voz de Alexander, este le pidió aguardar un momento. Ella giró sobre sus pasos.
—Si. —Respondió ella con timidez.
—Noa respecto a lo que le dije en la mañana era verdad -dijo el rubio con seriedad—, cuando volvamos a Nueva York hablaremos de esto.
—Si señor —se limitó ella a responder
La vió entrar a la casa, Kate venía saliendo en cuanto lo vió se acercó a él.
Noa dió un vistazo a la rubia que al verla la miró con desden, luego miró q otra dirección ignorando a la niñera.
La morena omitió la actitud desdeñosa de Kate nada en este momento le perturbaria estaba muy feliz para dejarse llevar por la amargada asistente.
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—Noa ya hemos llegado, despierta.
Abrió los ojos con parsimonia al escuchar aquella voz masculina que últimamente aceleraba sus latidos.
—Que bien. —usitó ella adormilada.
—¿Dormiste bien?
Negó ante lo dicho por el rubio.
—Desperté hace mucho solo estaba descansando, me siento algo entumida por estar tantas horas sentada.
—Entiendo -rió ante lo dicho por Noa-, eres muy buena actriz, yo e verdad creí que estabas dormida...
—Señor Alexander la señorita Neta ya estado llamándome y dice que quiere hablar con usted, se oye preocupada -agrego Kate-, le dije que en cuanto usted pudiera se pondría en contacto con ella.
Negó cansado creyó que cuando llegara de Florencia su ex cuñada ya no estaría en casa, es más tenía la remota esperanza de que Neta ya hasta estaría genial n Alemania.
—Dile que hablaré con ella en cuanto llegue a casa en este momento estoy cansado Kate, solo quiero ir a casa y descansar solo pasa llamadas que sean importantes no estoy para perder el tiempo con esa mujer. -Reprochó Alexander con fastidio a su asistente.
—Si señor Von Parker, lo siento. -Luego de excusarse la asistente salió de la vista de su jefe apenada.
Noa miró a Alexander entendía que Kate no merecía ese regaño pero realmente Neta era una mujer irritante; era fácil sacar a cualquiera de sus casillas y ya él había sido demasiado paciente con eso.
•••
Al llegar a la mansión Luna corrió para contarle a Betany que le había traído muchos obsequios de Florencia. La mujer al ver a Alexander se acercó a recibirlo.
Betany apenas abrió la boca pero Neta irrumpió dramáticamente haciendo su entrada más exagerada. El rubio la miró con fastidio solo esperaba que cualquier cosa que Neta iba a decir que la hiciera rápido, él tenía cosas más importantes que hacer.
—Que bueno que ya estás aquí Alex tenía algo que contarte, apenas lo supe quedé estupefacta ante lo que me contaron, estaba preocupada por mi sobrina.
—¿Preocupada? —inquirió Alexander confundido por lo que neta decía—, Neta no te estoy entendiendo nada...
—La mujer a la que confías el cuidado de mi sobrina no es más que una vulgar bailarina de night club llamado Caleidoscopio.
Alexander miró con incredulidad a la escandalosa mujer.
—Betany llévate a Luna a su habitación —luego de que él ama de llaves se llevará a la niña él tomó la palabra-, Neta de dónde eso que dices ¿Hasta donde eres capaz de llegar con tus mentiras?
La nombrada indignada se acerca a Noa que estaba petrificada ante la revelación de Neta, quién tomó con brusquedad a la niñera de la muñeca.
—!Habla mujercita, di la verdad no eres más que una bailarina desvergonzada...!
Editado: 17.03.2024