Durante tres años siguientes todo iba bien la Doncella consiguió dar clases en una humilde escuela.
El cruel Príncipe seguía bueno aún y su delicada esposa no sospechaba nada de él.
El Príncipe trabajaba de aquí y allí donde hubiera algo que hacer hasta que se estableció en una Institución del gobierno y el obtuvo un puesto. De ahí en adelante obtuvo estabilidad económica en el pequeño hogar.
Con el tiempo vinieron los hijos un bebe de meses, un niño de dos años y unas gemelas de cinco años.
Ya casi eran ocho años de relación cuatro hijos hermosos y el Príncipe empezaba a desaparecer sin que la bella Doncella se diera cuenta poco a poco.
Despacito empezaban las llegadas tardes, tomado de licor, fines de semana totalmente perdido, ahora le quitaba el dinero de su salario y no le importaba que sus pequeños hijos pasaran hambre y necesidades.
Después de todo él fue criado así y sobrevivió. Pone a esos guilas a hacer algo y así conseguir dinero. Solía decirle cuando cuando la bella Doncella le reclamaba algo.
Doncella que se iba marchitado día a día, se consumía en el dolor y la desesperación aunque no lo mostraba en frente de los demás por vergüenza talvez desilusión.
Visitaba a sus padres y no decía más. Su madre le regalaga queso, natilla, huevos, yuca, plátanos.
De todo para pasar el hambre y sopesar las penas de los siguientes días.
Empezaron días tristes, tormentosos, de muchas lágrimas, sufrimientos y arrepentimientos.
Recordando todos los consejos que una vez le dieron las diferentes personas de su pasado.
Su apoyó siempre fueron sus hijos que la abrazaban cuando la encontraban llorando.
La Doncella reflexionaba a solas ESTE NO ES MAS MI PRÍNCIPE.
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