La dulce anciana del la mansión

La gran noticia

Es un día soleado de primavera, mi hermano Raul y yo volvemos de la escuela, mi casa está particularmente limpia y alegre, en cuanto cruzamos la puerta somos golpeados con un delicioso aroma que reconocemos al instante, mi madre que cantaba alegremente hace una pausa de su concierto para saludarnos e informarnos que ha horneado su pastel especial, después nos da la espalda para seguir preparando la cena, Raul y yo nos miramos. pastel especial?

sabemos lo que eso significa, mi madre solo lo prepara cuando hay buenas noticias, para ellos claro, la última vez que lo hizo fue para anunciarnos la llegada de luisito mi hermanito de 3 años que esta feliz viendo a mamá cantar a gritos, amamos a luisito pero el que vendieran nuestra cama y tener que dormir uno encima de otro en literas para que pudiera poner la cuna en nuestro cuarto no me pareció tan buena noticia,

Estábamos en nuestra habitación haciéndolo bromas de cual sería la razón del pastel especial esta vez, y pensando en que uno de nosotros debería dormir en el baño si es que acaso llega un miembro más a la familia, cuando somos interrumpidos por la voz de mi padre que nos llama a cenar, parece que llegó pero por el concierto de mamá no lo escuchamos, bajamos enseguida más intrigados que hambrientos, papá nos saluda y nos pide acomodar la mesa para la cena mientra el ayuda a mamá a traer la comida,

Después de cena que a mis 15 años me pareció delicioso y cara, porfin llego la hora de partir el posted y conocer la noticia, papá de pone de pie con una copa de jugo y como el orador más prestigioso con el cuello en alto dise, familia me complace anunciarle que por fin tendremos nuestra propia casa, que aunque esta afuera de la ciudad, la buena noticia es que... cada uno podrá tener su propio cuarto.

Mi hermano y yo nos miramos estupefactos, es verdad? Wow! esa si es una buena noticia, papá agregó así que ahora tiene que empezar a empacar por que tenemos 3 días pra entregar este departamento,.

Raul y yo brindamos y corrimos a nuestra habitación a empacar ni si quiera tocamos el pastel de mamá, estábamos emocionados, por tener una habitación propia tanto que en ese momento no sabíamos cuanto íbamos a extrañar este pequeño apartamento que nos vio crecer.




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