ISAAC
Tomé mi teléfono, aún con el plano del complejo de oficinas medio revisado. Necesitaba avisarles a los chicos de la cena. Abrí el chat grupal que teníamos, el gloriosamente llamado "Los Tres Mosqueteros y el Grinch" (Liam insistió en el apodo, por supuesto).
Yo: ¡Buenas noticias, equipo! Mis padres volvieron antes de lo esperado y han reservado una mesa para cenar esta noche en "Le Fleurissant". ¡Cumpleaños de Alan, ronda dos! ¿Quién se apunta?
Envié el mensaje y esperé las respuestas, sabiendo que cada uno reaccionaría a su manera.
Alan: "¡¿Le Fleurissant”?! ¡¿Otra cena de cumpleaños?! ¡Esto es increíble, Isaac! ¡Por supuesto que me apunto! ¡Ya decía yo que mi cumple no podía terminar así! ¡Qué gran sorpresa! ¡Dile a tus padres que les mando un abrazo enorme! ¡Y sí, ya hacía falta una reunión con nuestros segundos padres!
Brian: ¡¿"¡¿Le Fleurissant”, eh, Isaac?! ¡Buenísima elección de tus padres! ¡Se ve que tienen buen gusto... tanto para los restaurantes como para los amigos de su hijo! 😉
¡Cuenta conmigo! ¡Será genial verlos de nuevo! ¡Y sí, tu madre siempre ha tenido más paciencia con Liam que el propio Dalai Lama! ¡A ver si esta vez no se nos escapa antes de los postres!
Unos minutos después, como era de esperarse de nuestro estoico amigo:
Liam: Suena bien, Isaac. "Le Fleurissant" es un buen lugar. Y sí, por favor, dales mis saludos a tus padres. Siempre han sido muy amables conmigo. Y sí, Brian, procura no hacer ninguna de tus bromas pesadas esta vez. Nos vemos en la noche.
Yo: ¡Genial! Me alegra que todos puedan. Les diré a mis padres que están apuntados. Y sí, Brian, compórtate, por favor. 😉
Siempre han sido como una segunda familia para nosotros, desde que éramos niños. Mi madre siempre decía que terminaría adoptándolos, con lo mucho que pasaban en casa.
Incluso con el "encanto" particular de Liam, siempre han tenido una paciencia infinita con él. Se podría decir que son los lazos que la vida te da, igual de fuertes que los de sangre, ¿verdad, Liam?
Liam: Supongo que hay algo de verdad en eso, Isaac. Y sí, tu madre siempre ha tenido una tolerancia admirable.
La respuesta de Liam, aunque breve, tenía un peso especial. Conociendo su fobia social y lo difícil que a veces le resultaba interactuar en entornos nuevos o con mucha gente, su aceptación a cenar en un restaurante como "Le Fleurissant" era significativa. El hecho de que mencionara la amabilidad de mis padres lo era aún más. Su familia se reducía a su padre y su hermana menor, y aunque los quería, la calidez y la apertura que siempre había encontrado en mi casa eran diferentes, un refugio en muchos sentidos.
Dejé el teléfono a un lado. Aunque la alegría de la confirmación de los chicos y la perspectiva de la cena en "Le Fleurissant" me animaban, la preocupación por mi madre seguía siendo una prioridad.
Necesitaba ir a la casa familiar antes de la cena. Guardé los planos en mi portafolio, apagué la lámpara de escritorio y me puse la chaqueta. Mientras cerraba mi despacho, pensé en qué llevarles.
Tal vez unas flores para mamá, algo sencillo pero que demostrara que estaba pensando en ella. Y para papá... quizás esa botella de whisky escocés que sabía que le gustaba y que había estado guardando para una ocasión especial. Esta noche, su regreso anticipado y la preocupación por su salud eran motivo suficiente.
Mientras bajaba en el ascensor, mis pensamientos divagaron hacia la cena. "Le Fleurissant". Un lugar de elegancia discreta y comida excepcional. Siempre había disfrutado de la atmósfera sofisticada y la creatividad del chef Julián Devereux. Tenía curiosidad por ver qué nuevas propuestas tendría en el menú esta noche. Era un restaurante que evocaba celebraciones y momentos especiales. Esperaba que esta noche, a pesar de la preocupación por mi madre, también pudiera ser uno de esos momentos.
Necesitaba ir a la casa familiar antes de "Le Fleurissant". Quería verla, asegurarme de que realmente se sentía mejor e insistir en que viera a un médico. Incluso ofrecerle acompañarla. Su bienestar era más importante que cualquier plano o reunión.
Al salir del ascensor hacia el vestíbulo, un cartel publicitario de un evento próximo, con letras de un rojo vibrante, capturó brevemente mi atención. Por una fracción de segundo, la imagen de una cabellera pelirroja y unos ojos avellana, acompañados de una expresión de mal genio, cruzó fugazmente mi mente. Sacudí la cabeza, como si intentara espantar una mosca molesta. Tenía cosas más importantes en qué pensar ahora.
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Si pensaron que no iba actualizar, se equivocaron...jajajaja.
Les dejó hoy capítulo doble.
Gracias por su enorme paciencia, he estado mal de salud, pero ya vamos mejorando.
No olviden dejarme sus comentarios, sus votos. Mil gracias.