La Duquesa

VI

Tras haber pasado toda la noche en vela, los primeros rayos de sol trajeron consigo mis ganas de dormir, por lo que decidí pasar la mañana descansando. Mi cuerpo comenzó a moverse agitadamente y yo abrí los ojos asustada. Jorge había conseguido colarse en mi habitación y saltaba muy divertido sobre mi cama. Yo sí que seguiré estando dormida y comencé a roncar, Jorge dejó de saltar y se acercó a mí sigilosamente con el pantera con la intención de asustarme, pero cuando no te su aliento en mi rostro fui yo la que se abalanzó sobre él y comencé a hacerle cosquillas. Cuando se rompió definitivamente le bese la frente y le pregunté:

-Caballero ¿ no tenemos una cabaña pendiente?- su ojos se abrieron como platos y en su rostro se dibuja una sonrisa de oreja a oreja. Salto de la cama gritando que me esperaba en el jardín, pero antes de salir se giró y dijo unas palabras que me llegaron al corazón y me hicieron cambiar definitivamente.

-Me encanta que estés de vuelta.

Cuando baje al jardín, me encontré a Jorge dibujando.

-¿ pero no íbamos a construir una casa?

-Sí, primero hay que hacer los planos- que niño tan inteligente- Francisco me ha dicho que ir a por madera mientras nosotros hacemos los planos.

-Muy bien, pues a trabajar... ¿cómo quieres que sea?

- Va a ser  una casa secreta...

Jorge comenzó a contarle sus grandes ideas y juntos planificamos algo más realista. Nos dedicamos a aquella cabaña tres días enteros, con la ayuda de un par de carpinteros quedó perfecta. Tenía dos pisos y hasta puertas y ventanas, la casa Sergia alrededor de la gran árbol por lo que en su interior habían ramas y hojas. Jorge decidió que la casa sería verde, por ellos mientras él se iba por la casa en busca de cosas que pudiéramos poner en nuestra cabaña secreta, yo comencé a pintar.

-Podrías hacerte pintura profesional, aunque quizá sus criadas te matarían al ver como dejas tus ropas- no tuve que girarme para saber a quien correspondía aquella voz-gracias por hacer todo esto por Jorge-dijo mientras cogía un pincel y comenzaba a pintar junto a mi.

-Así que crees que mis ropas están sucias eee... dije mientras agua mi pincel y pintaba la manga de su camisa- ahora parecerá que tú también has trabajado.- su cara de sorpresa fue tal que no pude evitar reírme.

-Acabas de comenzar una guerra que no vas a poder ganar Duquesa.

Así entre risas y brochazos de pintura terminamos de pintar la casa y volvimos a crear una lazo entre nosotros. Todavía no tenía muy claro que tipo de relación nos unía, pero estaba segura de que podía confiar en él. Un par de días más tarde la casa estaba terminada, Jorge no cabía en sí de felicidad y dedicaba todos los días a mejorar algún punto de la misma.




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