La Duquesa

xxvi

Cuando desperté a mi alrededor solo había oscuridad, y por mi cabeza y mi nuca se iba expandiendo un dolor insoportable. Intenté incorporarme, pero al ponerme en pie me golpee la cabeza con algo ¡Lo que me faltaba! Cuidadosamente fui investigando el lugar en el que me encontraba, por el tacto del techo, paredes y suelo, y por las pequeñas dimensiones del lugar, supuse que me encontraba en una especie de cabaña de madera. Di un par de pasos con mi cuerpo totalmente encorvado, cuando pise algo blando.

-Que no se ha muerto, que no se ha muerto-susurré. Para salir de dudas volví a pisarlo, pero esta vez con más fuerza.

-ÑÑÑ...- la respuesta fue apenas inaudible, pero fue suficiente, para que me cerciorara de que aquello no era un muerto. Me agaché y palpé en la oscuridad. Definitivamente era una persona, concretamente un hombre.- jamás pensé que mis sueños se haría realidad en tan horribles circunstancias-dijo descaradamente aquel hombre con voz ronca.

-¡Toni! – dije abalanzándose sobre él y recibiendo a cambio un alarido de dolor- ¿Estás herido? ¿Qué ha ocurrido? ¿Dónde estamos?- terminaron de salir de mi boca las últimas palabras cuando el lugar en el que nos encontrábamos comenzó a moverse.-Estamos en un carruaje....

-Más bien en un carro de ganado-contestó Tony un poco más animado.

-Toni... ¿qué sucedió? Recuerdo que estamos... Bueno que estamos discutiendo y de pronto, nada.

-Al parecer nos han secuestrado-sus palabras no me sorprendieron, aquello ya lo había deducido yo sola-debieron comprobar que no teníamos protección y atacaron cuando bajamos la guardia. Sira lo siento mucho ¡Todo esto es culpa mía! ... lo siento- dijo entrecortadamente mientras buscaba mi mejilla en la oscuridad.

-Ya nada podemos hacer...-Dije con firmeza. Tras un par de minutos de silencio algo vino a mi mente- Toni estás herido, y no te atrevas a decirme que no ¿dónde? – más que una pregunta era una exigencia.

-No te preocupes, apenas es un rasguño. No creerías que iba a dejar que te secuestran sin oponer un mínimo de resistencia ¿verdad?-dijo en tono bromista.

-Solo tú podrías bromear en un momento como este Toni-dije juntándome más a él -¿Sabes a dónde nos dirigimos o cuánto tiempo llevamos aquí?.

-La verdad es que no recuerdo ni cómo llegamos aquí-contestó angustiado- Pero estoy seguro de que serán bandidos en busca de una recompensa. – ni siquiera él se creía aquello.

-No lo creo, y sé que tú tampoco. Toni después de lo que le pasó a mi padre, como tuvo que huir Jose y lo que casi me pasa a mí, esto no puede ser un simple secuestro, sería demasida coincidencia.- Estaba extrañamente serena para encontrarme en una situación tan aterradora, pero tenía la mente fría y el orgullo alto.

-Sabes Sira... Me alegro de que no seas una damisela llorona a la que tengo que consolar y mentir- la voz de Toni sonaba realmente mal, debía estar muy herido., Pero sabiendo que nada podía hacer en medio de aquella oscuridad lo reconforte de la única manera que podía. Me incline y muy lentamente me fui acercando a él hasta que di con sus labios y lo besé. Aquel fue un beso distinto, ambos intentamos dar valor al otro, pero de pronto Toni se separó- Sira, no quiero que hagas esto porque crees que es lo que debes. Aunque me fuera morir ahora mismo no querría que me besaras por lástima ¿Deacuerdo?- Sonaba cansado, pero aun así su voz transmitía seriedad.

-No lo hago por lástima-contesté, pero porqué lo hacía... la sola idea de perderlo me aterrada, él era todo lo que yo tenía y... ¡todo lo que yo quería!. Con estas ideas revoloteando por mi cabeza volvió a besarlo, pero esta vez con un anhelo y unas ansias que jamás había sentido.

Nos encontrábamos tendidos y abrazados cuando una puerta se abrió, fuera era de noche, por lo que no fui capaz de ver más allá de la silueta de un hombre.

-Duquesa-dijo una voz muy familiar-es un placer volver a verla.

-¡Víctor!-Exclamó el reconocerlo-¿Cómo te atreves?-Sin darme cuenta me había acercado muy envalentonada a la puerta del carro.

-¡Baja! – ordenó haciéndose a un lado.

-Ella no va a ir a ningún sitio- Dijo Toni cogiéndome del brazo. La primera respuesta de Víctor fue una escalofriante carcajada.

-Ya me han contado lo valiente que fuiste principito, pero tú solo estás aquí para que ella obedezca. Por lo que o sale o sale- dijo el tiempo que apunta con la pistola a Toni.

-Está bien, está bien saldré-dije saliendo lenta y torpe mente de aquel lugar.

Tras de mí bajo Toni, y pude comprobar que toda su ropa estaba cubierta de sangre, tenía un ojo muy hinchado y parecía morir de dolor con cada movimiento que realizaba. Por ello, no pude evitar acercarme a él y colocar su brazo por encima de mis hombros para ayudarle a mantenerse en pie.

-Mira la putita...-Dijo Víctor burlón. – No ha tardado mucho en sustituirte hijo mío.

Giré la cabeza incrédula, no podía ser, Fran no podía estar involucrado en aquello. Pero ahí estaba, apoyado en un árbol y cabizbajo se encontraba Fran.




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