La edad de las bestias

Capítulo 14 - El cazador cazado (Theron)

Theron ardía por dentro y se reflejaba en que cada paso que daba era más rápido y feroz que el anterior. No comprendía la razón por la cual el rey había adquirido esa repulsión ante su gremio. Si el rey esperaba que él informase a su líder, lo tenía claro, no solo no lo pretendía hacer, sino que invitaría a otros miembros a viajar a Pollswin solo por molestar al estúpido rey.

Lamentaba la situación, sobre todo por Wander y Jhin. Apenas les conocía e incluso sentía muchas diferencias con ellos, pero es cierto que le ofrecieron ayuda cuando estaba a punto de tocar fondo. Puede que fuera un bruto y era capaz de reconocerlo, pero no era un idiota y debía estar agradecido. Por ello, en otra situación se habría quedado en Borean a dormir y montaría alguna buena a riesgo de ser arrestado, pero en esa ocasión se estaba dando prisa para hablar con Fedor, uno de los informantes del gremio en Borean.

En su día a día, rehuía de las grandes ciudades, sobre todo si eran las capitales de los reinos, pero no era la primera vez que acudía a la casa del gremio en Borean. El tipo que buscaba regentaba una taberna en el extremo oeste de la muralla, lo que pillaba bastante lejos de la salida sur, donde le esperarían Wander y Jhin.

Borean le resultaba una ciudad triste y aburrida, gris y monótona, en la que perderse era fácil debido a la homogeneidad de sus calles. La gente que habitaba en ella no era diferente: era gente tranquila que vivía sus rutinas con la máxima ordinariez. Ni un pequeño atisbo de fiesta, ni jolgorio, ni peleas en las calles, ni nada. Aun así, ese día todos encontraron un motivo para romper su silenciosa rutina, un cazador de bestias, enorme y con un cartel que marcaba su paso. Recibió toda clase de insultos, le tiraron fruta podrida e incluso alguna que otra piedra. Se planteó en serio tomar represalias, pero ya acumulaba suficientes problemas y el primero era su petaca vacía.

Nada más entrar en el local, todos se giraron para mirarle. Se sintió tentado a preguntar si había algún problema, pero se forzó a respirar una vez más. El lugar era pequeño y concentraba cinco mesas circulares por todo el recinto, haciendo complicado acercarse a la barra, lugar donde se encontraba Fedor. Por las paredes se exhibían trofeos de muchos de los cazadores de bestias que solían operar cerca de Borean. No lucía nada remarcable, lo único si eso la cabeza de un yeti disecada. Nada más llegar al fondo, un hombre bajito, gordo y medio calvo le miró curioso mientras limpiaba una jarra de cerámica con un trapo.

—Eras, Meron, no… Geron…

—Theron —aclaró con la vena hinchada.

—Ah sí…

Fedor dejó la jarra con el resto de la vajilla limpia y caminó cojeando hasta colocarse frente a Theron en la barra.

—¿Qué quieres? —preguntó sin rodeos.

—Debo dejar la ciudad —explicó con sequedad—. Necesito saber dónde está Jasper.

—Y tanto que debes dejar la ciudad —repitió Fedor con una sonrisa burlona—. Solo a ti se te ocurre venir a la capital cuando sabías como estaba la relación del gremio con Pollswin. ¿Cómo haces para cagarla siempre?

Theron apretó los puños y se concentró en mantener la calma.

—A ti no tengo que darte explicaciones. Me vas a decir donde está Jasper, ¿o no?

Fedor ignoró por un segundo a Theron, debido a que un cliente había pedido vino especiado. Aquello solo le enfureció más, el cual empezó a dar golpes con sus dedos en la barra de madera. Tras servirle el rojizo líquido al elfo, que se fue trastabillando, Fedor regresó con Theron.

—Jasper no te tiene aprecio, Theron, y lo sabes —le recordó—. No le va a hacer gracia enterarse de que has sido tú quien ha terminado de vetar al gremio en Pollswin.

Theron sabía que en eso, Fedor, estaba en lo cierto. Era uno de los miembros más polémicos del gremio y allí dónde iba provocaba problemas, pero era de los que mejores recompensas se agenciaba y, por tanto, de los que más comisión aportaba. Gracias a ello, su relación con Jasper, líder del gremio de cazadores de bestias, era complicada.

—¿Sabes qué? —lanzó la pregunta sin esperar la respuesta Theron—. En eso tienes razón. Jasper no quiere ni verme, así que no le daré el gusto. Gracias por nada, Fedor.

Theron escupió en la barra y se marchó, dejando al tabernero con la palabra en la boca y escuchando después varios insultos que venían de su boca. Para evitar irse en tensión, empujó a uno de los borrachos que estaban intentando mantenerse en pie para sentarse con sus compadres, provocando que tirase las tres jarras de cerveza encima de todos ellos. La sonrisa que portaba Theron demostraba que disfrutaba dando ese espectáculo y también sabía que con sus actos estaba desafiando al gremio. No era la primera vez ni sería la última.

Pensando en todos los problemas en los que se había metido, encima con la bolsa del oro vacía, caminó con desgana camino a la puerta sur de la muralla. Se creía sin suerte y maldijo en alto varias veces lanzando improperios que llamaban la atención de los viandantes, aunque sabía que parte era culpa suya. Viajaría con Wander y Jhin hasta encontrar un cartel de “se busca” para dar caza a una bestia y con ello poder empezar de nuevo. Solo esperaba que los dos jóvenes no quisieran también deshacerse de él.

Se encontraba cerca de su destino cuando vio que con Wander y Jhin se encontraba una de esas guardas religiosas. Raudo, se escondió tras el muro de una de las casas cercanas y estudió la situación. No parecía que la mujer tuviera intención de arrestarles, pero si no era para eso, ¿para qué si no iba a acercarse a ellos? No quería causar más problemas, pero tampoco podía permitirse el lujo de perder a las dos únicas personas del mundo que tenían una mínima intención de ayudarle.



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En el texto hay: fantasia, aventura, dioses antiguos

Editado: 13.09.2024

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