La edad de las bestias

Capítulo 41 - Aerilon, tierra de elfos (Phillia)

La duda en el rostro de Wander era evidente y Phillia empezó a temer estar perdiendo el tiempo. Hacía casi veinte años, cuando dio sus primeros pasos en la orden, tuvo que hacer de maestra para los más novicios debido a su alto conocimiento, sin embargo, enseñar a un negacionista era más difícil que a un niñato que se resiste a prestar atención.

—Todo esto está muy bien —comenzó Wander alzando las manos mostrando las palmas—, pero no son más que mitos y leyendas. Bien podría ser cierto o no. ¿Cómo se sabe que es cierto?

—Reconozco que hasta la primera Edad de las bestias no existen registros fidedignos sobre los dioses, la creación y como surgieron las razas inteligentes. —Phillia tenía un semblante serio intentando pensar como explicarle a Wander todo para sortear su resistencia calathrena—. Hay que confiar en el boca a boca y a los escritos que se hicieron cuando Exteus fue desterrado. En ese momento se crearon cientos de documentos que explicaban todo lo ocurrido desde la creación.

—Entonces todo eso puede ser falso —insistió Wander con una ceja levantada—. Pudo inventárselo alguien.

—Todo lo ocurrido en la creación, sí, podría serlo —reconoció con la vena hinchada Phillia—, pero el resto es historia.

—No me malinterpretes. Quiero entenderlo todo y pensar que es verdad, pero todo suena como si fuera ficción.

—Ficción o no, es el preludio que se conoce de todo lo que pasó después y que llevó al mundo de Bydtier a la primera guerra contra Exteus.

—Escucharé atento y te prometo que haré el mayor esfuerzo posible —juró Wander intentando acomodarse en la húmeda madera sobre la que estaba sentado.

—Veamos, sabemos que después de la creación de los elfos: Kudos, Gomnas y Azien iniciaron una guerra.

»Ninguno de los tres dioses estaba de acuerdo con la filosofía de vida de las creaciones de los otros y discutían constantemente. Por eso, cuando Kyerin propuso una raza inteligente que viviera en el océano Rymtarr se negó en rotundo. Había permitido que surgieran tres razas con el fin de ayudar a sus hermanos y hermanas a poblar y enriquecer el mundo que todos juntos habían creado, solo que esas decisiones tras sus esfuerzos amenazaban con destruirlo. Pasados los siglos, Azien comenzó una guerra para expulsar a los humanos del continente de Aerilon. Los primeros humanos talaron los bosques y construyeron las primeras ciudades, cosa que a Azien y a los elfos no les hizo nada de gracia. Gomnas pensó que los siguientes iban a ser los enanos, pues con todo su empeño habían remodelado montañas para convertirlas en sus hogares. Por esa razón, apoyó a Kudos y entre los dos sublevaron a Azien, aunque fue así por poco tiempo.

Al menos Wander estaba poniendo su máximo esfuerzo en escucharla y eso la reconfortaba. Puede que se resistiera a creer, pero al menos lo intentaba. Esa muestra de interés hacía que Phillia se emocionara. Sintió el impulso acelerado de extenderse en su lección, pero entendió que no era lo que Wander había pedido.

—Las alianzas funcionan hasta que dejan de hacerlo y los enanos y los humanos pronto empezaron a encontrar discrepancias. —Phillia puso su mano izquierda y derecha enfrentadas en el aire, para que ambas palmas se mirasen la una a la otra—. Los enanos, raza más antigua y, por tanto, más avanzaba, tenían utensilios muy sofisticados que los humanos temían, así que en poco tiempo sabotearon a sus aliados. —Sus manos de pronto se encontraron en un movimiento brusco emitiendo un fuerte aplauso—. Gomnas y Kudos intentaron frenarlo, pero sus respectivas razas los engatusaron mostrándoles pleitesía y la disputa se extendió entre ellos también. El final de esa guerra finalizó con la distribución de los continentes actual.

—No sabía que hubiera ocurrido una guerra entre los dioses —admitió Wander acariciando su barbilla sin afeitar con los cuatro pelos que le salían.

—Porque en Calathra no os enseñan estas cosas —aclaró Phillia—. Supongo que porque si no está escrito es un mito o una leyenda.

Sin poder evitarlo, Phillia ofendió un poco a Wander y se dio cuenta al instante. Ambos sabían que Calathra era un estado podrido, sin embargo, ella sabía que Wander estaba saliendo de la cueva que había sido para él crecer allí. Si quería que la transición del joven fuera la adecuada tenía que ser precavida.

—Si no está escrito pudo ser inventado por los primeros que lo contaron —contrapuso él cruzando los brazos.

—Tienes razón, pero de esto último si hay evidencias —corrigió—. Deádoras fue el primer reino humano en Hyllurd, y antes de la primera Edad de las bestias, se encontraron evidencias de lo que te he contado. Hay pergaminos que lo certifican y en las ruinas que hay cerca de la costa se pueden corroborar.

La cara de sorpresa de Wander le demostró que no estaba equivocada respecto a la educación de Calathra. «Brutos descerebrados es lo que fabrican allí», lamentó en su cabeza para no ofenderle.

—Siento que me va a explotar a cabeza —declaró Wander frotándose los ojos—. Supondré que lo que me cuentas es cierto y por eso las tres razas estamos separadas en los tres continentes.

—Esa fue la solución los dioses encontraron para terminar con la guerra — confirmó ella—. Gomnas, Kudos y Azien terminaron cansados de tanta batalla y entre los ocho le pusieron un final.

—Pero eso implica que las razas no iban a colaborar. —Wander se llevó la mano a la cabeza y pasó los dedos a través de todo su cabello—. Según las leyendas, Exteus fabricó miles y miles de bestias para acabar con todas las razas inteligentes y humanos, elfos y enanos colaboraron para salvarse.



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En el texto hay: fantasia, aventura, dioses antiguos

Editado: 15.11.2024

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