La elegida

El Precio del Rescate

POV: LEONARDO

Me saco el suéter por la cabeza y lo lanzo hacia el sofá, absolutamente nadie la siguió, pero es muy reciente como para dar por fallado el plan, sólo espero que no tengan controlado el lugar, de ser así ya deben saber que estoy aquí.

—Relájate —Brenda pasa su brazo por mi cuello. —. Aprovechas y nos hacemos compañía, tenemos mucho sin vernos.

—Estás muy tranquila para ser la que está en peligro —comento soltándome en el sofá.

—Me dijiste que estuviera tranquila, además estás aquí conmigo, ¿Quién temería siendo protegido por el gran Leonardo Lombardi serpiente venenosa? —cruza sus piernas y se apoya más a mí.

Me giro hacia ella y apoyo mi brazo al respaldo del sofá.

—¿Qué piensas hacer con tu vida? No siempre estaré contigo...

—¿Quién dice que no? —me interrumpe, inclina su mano empieza a jugar con mi cabello.

—No juegues, hablo en serio —quito su mano de mi cabeza y la bajo despacio. —. Basta.

Ella se aparta de mí y se cruza de brazos.

—Bien —masculla, a veces actúa tan infantil, pero sigue siendo mi niña, sólo que nunca debí darle falsas esperanzas.

—Brenda —me acerco un poco hacia ella. —. Esto lo aclaramos, eres mi única amiga, no volvamos a arruinar las cosas —trato de tocar su hombro, pero me siento tan extraño, siento como si estuviese haciendo algo indebido, y a mi mente no para de llegar la imagen de ella, esa mujer me trae loco, no debería ser así, pero yo me lo busqué, tomé a la chica equivocado y terminé metiendo no sólo las manos al fuego sino también mi corazón.

No lo puedo creer.

—Como digas Leo, nunca me vas a querer tanto como yo a ti —dice con molestia, y siento el resentimiento en su voz.

Me paro del sofá bufando, entro ambas manos en los bolsillos demi pantalón y me giro hacia ella.

—El tema está terminado, sabes cuanto te quiero y no está en discusión —declaro decidido a abandonar la sala.

—¿Quién es? —pregunta.

—No se trata de quien es y dije que el tema se terminó —exclamo, tratando de no molestarme, no pienso decirle que estoy casado, mucho menos mencionar a Carina en esto.

Avanzo dando zancadas a la habitación de al lado, entro y cierro con seguro, me siento al borde de la cama y atraigo hacia mí la mochila negra que estaba al pie de la cama.

Saco mis pistolas y empiezo a limpiarlas, paseo mi dedo mayor alrededor de toda la estructura de la pistola, mientras mi mente no deja maquinarla, no entiendo porque me preocupa tanto, yo no soy de tener corazonadas por lo que me inquieta.

Escucho varios toques en la puerta por lo que levanto la mirada, pero no me inmuto.

—¿No vas a comer? —pregunta, con una voz totalmente diferente. Ya se calmó.

—No tengo hambre por ahora.

—Como digas.

Continuo en lo que estoy haciendo hasta que escucho el timbre de mi celular, dejo las armas a un lado y me paro para quitar el celular de mi bolsillo.

—Bueno.

—¿Carina tiene cita en el hospital? —pregunta Franco.

No recuerdo nada de eso, pero supongo que ya no es tan necesario ¿o sí?

—La verdad no recuerdo, ¿por qué lo preguntas? —pregunto confundido, pasando mi mano por mi rostro.

—Sabes que tienen que ver como va, te lo decía porque estaré atento pero no la visitaré —explica.

—Entiendo, descuida, ella está bien.

[...]

Observo alrededor mientras camino con la cabeza gacha, Brenda camina despacio, luciendo desinteresada, como si tuviese todo el tiempo del mundo.

A mi lado pasa un tipo con un periódico, se apoya de espaldas a un árbol, finjo adentrarme a una tienda y lo observo a través del cristal, mira hacia todos los lados antes de continuar su caminata. Saco mi celular y le marco a Ax.

—Lo quiero vivo.

Salgo de la tienda y tomo el camino contrario hacia el que iba y regreso a la casa de Brenda, le marco para que regrese y me dice que se comprará algo y que no tardará.

Miro alrededor antes de adentrarme a la casa, voy directo hacia la habitación que estoy usando y saco mi mochila, lo dejo en el sofá y me entro a dar una ducha.

Me visto elegantemente y salgo de la habitación arreglando la manga de mi camisa, confundido me giro hacia la cocina para comprobar que Brenda no ha llegado. Me apresuro hacia la habitación para tomar mi celular y llamarla, espero que no sea lo que estoy pensando, no puede ser.

No contesta.

No. No pudo ser un distracción para llevársela, tal vez sí tenían nuestros movimientos monitoriados, maldigo saliendo de la habitación, guardo mi celular en mi bolsillo y saco una de mis pistolas de la mochila. La llevo ami espalda y justo cuando voy a salir de la casa escucho un ruido en la ventana, volteo apuntando hacia allí y me encuentro con un hombre, antes de que pueda intentar sacar su pistola de su espalda le disparo.

Salgo de la casa y al instante el auto de Ax frena de golpe frente a la casa, subo apurado y lanzo la mochila en uno de los asientos.

—¿Qué rayos pasó? —pregunto furioso.

—No lo sé, pero esto no es nada bueno, no estamos tratando con pequeños clanes como pensábamos, al parecer la pequeña Brenda está involucrada por su cuenta con Narcos de los grandes.

—¡AAHH! ¡Maldita sea Brenda! —golpeo el asiento con mis puños. Odio meter mis manos sin saber la situación, sabrá Dios en qué demonios se metió ahora. No sólo está en problemas por mí, también la buscan por inquieta, le dejé suficiente dinero para que no se metiera en problemas, pero aún así.

—¿Qué piensa hacer señor? —pregunta Ax algo sofocado, no sé porque está manejando a tanta velocidad.

—Negociar, no quiero armar una guerra y que mi padre se entere, haremos esto lo más discreto posible —apoyo mi brazo a la ventanilla y paseo mi dedo alrededor de mi barbilla pensativo. —. ¿Atrapaste al tipo que la seguía?




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