Su rostro palidece completamente, pero no desvía sus ojos delos míos, y sigue teniendo valor.
—¿Satisfecho? —inquiero. —. Dime, también intentaste enamorarme ¿no? ¿Hasta dónde llegaba tu jueguito eh?
—Eso... —alza su mano tratando de detenerme y poder hablar pero no encuentra su voz para hablar.
—¿Eso qué? ¿Tienes una excusa? ¿¡TIENES UNA EXCUSA POR HABERME ALEJADO DE MI FAMILIA? HICISTE CADA COSA QUE TE DIO LA GANA CONMIGO, ME USASTE COMO UN OBJETO QUE USABAS A TU ANTOJO, ¿HAY UNA EXCUSA PARA ELLO? ¿EH? —empiezo a golpear su pecho al no obtener respuestas. —. ¿Te fue fácil tomarme aún cuando antes me habías violado? En serio que lo que tienes ahí —toco su pecho. —. Es un hueco inmenso, eres una mierda de persona, me volviste a tomar ¿no? Y no tuvo que ser a la mala...
Cierra los ojos con fuerza pero no desvío la mirada, me hace a un lado y sale literalmente corriendo de la habitación. Remojo mis labios sintiendo el salado de mis lágrimas, cierro los ojos con fuerza dejando que las últimas gotas ruedan ligeramente por mis mejillas.
Me pego de espaldas a la cama y me siento contra ella, agacho mi cabeza poniéndola entre mis rodillas. Junto mis palmas detrás de mi cabeza sobre mi cabello manteniendo los ojos cerrados con fuerza.
[...]
POV: LEONARDO
No puedo, no puedo enfrentarla, no sintiendo que cada palabra suya clava una navaja en mi pecho, no puedo soportarlo. Soy un hombre fuerte e independiente, pero esto no, con ella no. Menos cuando merezco ese desprecio que me está dando, hasta más.
Camino en dirección a mi despacho, cierro la puerta y me siento en mi escritorio, con la cabeza inclinada hacia atrás empiezo a dar vueltas y vueltas mientras a mi mente sólo llegan imágenes de ella todas las veces que logre hacerla sonreír.
Esto no sería así, no dolería así si simplemente me hubiese quedado en enmendar mi error, pero no, tuve que empezar a sentir cosas por ella. Soy un estúpido. Es obvio que sería imposible que ella quisiera algo conmigo, pero no tengo la culpa, sólo quería enmendar un poco mi error, y terminé enredándome .
Pase lo que pase no pienso detenerme, no pararé hasta encontrar a la persona que estoy buscando, en mi mente la historia sigue inconclusa sólo por esa razón, cuando lo tenga en mis manos y pueda despedazarlo sin dejar rastros de su raza, todo habrá culminado. Me extraña que me siente a dar vueltas, soy una persona llena de ira dentro de sí, cuando estoy enojado mato para calmar mi ira, rompo cosas y pateo a mi alrededor, pero simplemente éste dolor es diferente.
Nunca he fallado en cuanto a obtener lo que quiero, pero sé que ella es imposible, no voy a intentar cambiar el resultado cuando ya sé el resultado exacto, tampoco voy a lastimarla más. Me quedaré con esto.
Es sólo uno más de los tantos dolores que llevo dentro, todo pasa, se calmará como todo ello que nunca le encontré solución y simplemente se calmaron y mis demonios dejaron de insistir. Lo único bueno que ha llegado a mi vida han sido mis padres, quienes crearon éste témpano siempre fuerte y resistente, ante todo.
Detengo el movimiento del asiento y me levanto para caminar hacia el estante de los libros, muevo un libro y el estante se mueve hacia un lado, una colección de vino y Whisky aparece en frente de mí, no suelo beber ninguno de los dos, pero es lo que menos me importa ahora. Saco dos botellas de Whisky, pongo el libro en su lugar y me doy la vuelta mientras se cierra por sí solo.
Me sirvo un trago, luego dos, de dos a tres, y al final no sé cuantos tragos me tomé, sólo que quería más y más.
[...]
—Era cuestión de tiempo —dice Franco restándole importancia.
—Lo dices así —reclamo.
—Es que es simple —aclara encogiéndose de hombros. —. Era algo que esperábamos aunque no sabíamos cuando, ahora puedes pensar en tu decisión —alza ambas cejas mirándome relajado.
Abro la boca para decir algo pero la chica del masaje me aprieta los hombros con algo de brusquedad.
—¡Dannazione! —grito eufórico asustándola. Muevo mis hombros para que no vuelva a tocarme, Franco le hace señas con la mano para que se retire. —. Maldito Rusia —mascullo molesto.
Franco se echa a reír a carcajadas.
—¿No me digas? —inquiere mirándome con incredulidad.
—No sé para qué me trajiste aquí —me quejo mirándolo mal.
—Deberías agradecerme, podrías estar muerto —reprocha.
—Por sólo dos botellas de alcohol —arqueo una ceja frunciendo el ceño.
—Hay muchísimas mujeres en el mundo, dale el divorcio y sal de ésta mierda que no te hace bien, supongo que a ella tampoco —palmea mi hombro irritándome más por lo que gruño. —. Ups —aleja su mano.
—No sé que quiere ella —digo poniendo mi mirada en la piscina. —. Y estoy dispuesto a aceptar lo que sea que ella quiera, además, nuestro matrimonio no es algo que podamos romper así así, pero si es su decisión estoy dispuesto a hablar con mi padre.
—A ver, dime una cosa —me giro hacia él para que vea que le presto atención. —. ¿Amas a esa mujer?
No logro hacer más que suspirar, no lo sé, puede ser una simple obsesión, yo no sé lo que es amar, por lo que no la puedo amar, yo estoy enfermo, si la amara, la hubiese dejado ir, y no hubiese intentado hacer que me perdonara y empeorar las cosas, sólo estoy buscando quitar un peso de encima de mí.
—Si regresamos al inicio, ni siquiera pudiste hacerle todo eso que tenías planeado, desde el inicio algo en esa mujer te ataría — "su mirada" —. No la empezaste a ver con otros ojos cuando perdió la memoria, eso fue desde que la conociste, sino la hubieras conocido te hubieras casado con la hermana mayor, no la tomaste a ella sólo porque era el tesoro de su padre —explica.
Tal vez no, no lo sé.
—Leonardo, tú nuca pierdes, sólo es cuestión de decisión, así que o consigues lo que quieres o la dejas ir —declara con seriedad. —., Tarde o temprano daremos con quien estamos buscando en realidad y será diferente porque ya sabrás lo que puede provocar la venganza.
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Editado: 28.05.2024