La elegida

Entre la Confusión y el Deseo

Tomo su rostro en mis manos y beso sus labios con más intensidad, siento sus dedos frotar contra mis costados pero duda en si dejarse llevar. Pego su cuerpo más al mío y ella aferra sus brazos a mi espalda y me devuelve el beso nerviosa.

De repente corta el beso y me mira a los ojos confundida.

—Esto no, no vas a terminar lo que empezaste anoche —sentencia con seguridad, pero sé que no está tan segura como quiere aparentar.

Oh. Con que anoche había pasado algo más de lo que pensaba.

La tomo nuevamente de la cintura con más autoridad elevándola un poco, sin dejarla a reaccionar vuelvo a besarla, ésta vez ella no se resiste y me deja devorar sus labios. Extiende sus manos y rodea mi cuello abriendo más la boca.

Desciendo mis labios a su cuello haciendo una línea de besos hasta sus hombros, muevo su cabello hacia atrás descubriendo su hombro.

—Se supone que sólo vine a bañarme —dice entre jadeos.

Rodeo su cintura con ambos brazos y la alzo hasta mi cintura, me rodea con sus piernas y aferra sus brazos a mi cuello. Camino a la ducha con ella y la dejo de pie debajo de la regadera.

—Leonardo —dice cortando el beso y me mira a los ojos. —. Esto es enfermo, ¿no lo ves? Me confundes, ¿y así esperas a que te pida el divorcio? Para colmo te estás comportando muy extraño —dice con la respiración agitada, mezclando nuestras respiraciones.

—No estaba fingiendo —confieso tomando su rostro entre mis manos, haciendo que me vea fijamente a los ojos. —. Simplemente se dio tratarte así, aunque creas que sólo fue porque habías perdido la memoria.

Ella abre la boca para decir algo pero se arrepiente, y en lugar de eso estampa sus labios contra los míos devorando mis labios. Pego su cuerpo contra la pared correspondiendo a su beso con la misma intensidad, la alzo entre mis brazos hundiéndome dentro de ella, gimo por la calidez de sentirla nuevamente, y como cualquier otro hombre me enorgullezco de que siga siendo sólo mía, aunque no lo merezca.

Sus dedos se enredan en mi cabello con fuerza mientras su boca sigue unida a la mía gimiendo contra mis labios entre cortada. Pensé que jamás iba a poder tocarla por tener ese pensamiento de que estaba saliendo con alguien, pensé que jamás iba a poder atreverme a ello por el miedo a que me dañara demostrándome que sólo era eso, y nada más, pero ¿Qué más da? Ya estaba enamorado hasta los huesos, y acepto mi castigo, con ella o sin ella, sería la única mujer que me bajara de esa nube en la que me encontraba.

Tal vez, venir a Russia, no fue coincidencia.

Y aunque haberla tomado a ella fue planeado por alguien que aún no localizo, de lo único que me arrepiento es de haberle hecho tanto daño y terminar enamorado como loco, porque conocerla me enseñó muchas cosas que inconscientemente ignoraba.

Miro sus labios rojos e hinchados, su respiración choca con la mía, su pecho sube y baja agitadamente, mientras sus ojos también se clavan en los míos. Entre abre los labios gimiendo, y siento como su cuerpo tiembla entre mis brazos, beso sus labios nuevamente sintiendo como clava sus uñas en mi espalda mientras se llega al clímax.

POV: CARINA

No entiendo por qué rayos siempre termino entre sus brazos, siempre termino entregándome y lo peor de todo es que lo disfruto y siempre quiero más de él.

Maldita situación que me enferma.

Cuando me toca me vuelvo gelatina y ya no sirvo para nada más que gemir, y para rematar, su maldito nombre. Odio con toda mi alma lo que me provoca, éstas hormonas revueltas harán que termine mal, pero me vuelvo loca cuando me toca, esto es una locura.

—¿Karina? —siento la mano de alguien en mi hombro y giro a ver de quien se trata encontrándome con Kenia. —. ¿Qué sucede? —pregunta.

Bufo.

Mi vida apesta.

Pasa a sentarse frente a mí en el sofá y apoya su mano debajo de su barbilla esperando por mí, hablar con ella me ayuda, desahogar todo eso que no entiendo.

—Lo hicimos —suelto. Ella lleva una mano a sus labios escondiendo una sonrisa detrás.

—¿Y? —alza los hombros. —. Son esposos.

—No juegues Kenia, sabes como son las cosas —digo mirando alrededor.

—Claro, pero si te incomoda que tengan sexo es porque sientes algo por él —explica.

—No, es sólo —junto mis manos y levanto la mirada para verla a los ojos.

—¿Sólo qué? —arquea una ceja.

—Él... —bajo la mirada. —. No sólo me da placer, me hace el amor porque siente cosas por mí —explico.

Al no escuchar nada de parte de ella, levanto la mirada y veo el asombro en sus mirada, sus ojos están abiertos como platos.

—¡OH POR DIOS! —sí, yo estoy más traumada aún. —. Lo sabía —cierra su puño y lo baja murmurando un "yes"

—¿Y eso? —pregunto confundida.

Su cara de emoción se va, y me mira apenada.

—Es que yo... y Yuri apostamos —explica apenada, mordiendo su labio inferior.

—¿Qué? —arrojo confundida. —. ¿Apostaron qué?

—Que el señor terminaría enamorado de usted, pues, cuando perdió la memoria estaba muy atento y aunque quisiera fingirlo, fue demasiado natural y lindo para ser fingido, y en sus ojos yo lo veía, se estaba quemando por dentro.

Tapo mi rostro con ambas manos agachando la cabeza, ella toca mi espalda suavemente pidiendo que me tranquilice.

—No es sólo eso —murmuro. Levanto la cabeza y me echo aire con la mano en los ojos. —. Anoche cuando estaba borracho me dijo un montón de cosas, me confesó que estaba enamorado hasta los huesos de mí —explico.

—¿Entonces están juntos? —pregunta ilusionada.

—No —niego frunciendo el ceño.

—No lo niegues, se veía otra cosa en ése periódico —dice haciéndome ojitos.

—¿Qué periódico? —inquiero confusa.

—¿No lo has visto? —pregunta y niego con la cabeza. —. Espera —me pide y se dirige hacia la cocina.

Me quedo observando donde estaba sentada confusa hasta que ella regresa y suelta un periódico sobre mis piernas. La cual de portada estoy yo y Leonardo en un morreo porque a él le dio ganas de besarme justo en ése momento.




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