No sé en dónde estoy, ni como como llegue aquí, todo mi cuerpo duele y quema, no puedo moverme, hasta el más mínimo movimiento que hago me causa dolor.
Con un gran dolor apuñalando cada célula de mi cuerpo, hago un intento para poder ver a mi alrededor, estoy en una gran habitación con olor a pino, necesito ver más, con otro gran esfuerzo cargado de dolor logró rodar hasta la orilla de la gran cama, pero en un intento desesperado por ver más, me caigo.
En mi desperado intento por agarrarme de algo y amortiguar mi caída lo único que consigo es tumbar una lampara y hacer mas ruido del que ya he echo.
Una gran punzada de dolor me invade en el momento que mi cuerpo toca el pisó, si antes no me podía mover ahora menos, lo único que me queda es rogar para que nadie haya oído el gran ruido que hice…
Oh oh, muy tarde...
La puerta frente a mi se abre y emerge una gran figura con un aura Impotente, no logró ver su cara por que las luces de la habitación están apagadas.
— ¡Diablos! — susurró con frustración.
El intruso parece haber oído lo que dije por que suelta una pequeña risa ronca – ¡Maldición!, ronca y sexi chica – mi mente no ayuda mucho en esta situación.
— Oh, si, diablos — susurra cerca de mi oído.
¡Demonios! Si oyó lo que dije, ¡esperen un momento!, en que momento se acercó tanto, ¡Dios!, Ven a lo que me refiero, mi mente me distrae tanto que se me acercan y ni cuenta me doy.
— Toc, toc, hay alguien hay — dice dando pequeño toque en mi cabeza — Tierra llamando a La Diablos.
¡Queeee!
Me acaba de llamar "La Diablos", podrá ser un extraño pero me ¡¡las pagara!!.
— Te comió la lengua el raton — Indaga al ver que no le respondo — Hey, ya estoy al borde de mi paciencia y créeme que eso no es bueno — Vuelve a decir con la voz cargada de ira.
Oh, cariño, no me comió la lengua el ratón, solo que estoy un poco frágil y aterrada, no sé dónde estoy, ni como llegue aquí, tomó mi cuerpo me duele y para completar al gran imbécil que tengo en frente solo se le ocurre llamarme la diablos
— La diablos, en serio? — contestó fingiendo estar indignada por su horrible apodo — Primero que nada, querido, se saluda, al menos ten un poco de educación y dado el caso de que somos completos extraños y no sé dónde estoy ni como carajos llegue aquí, creo que merezco un poco de respeto — digo encarándolo — Me llamó Sofia, no La Diablos.
Creo que no le gusto mi contesta porque empezó a respirar pesada mente, me importa un carajos que este molesto, sigo tirada en el suelo como un trozo de basura y a este intruso o como sea que se llame, no se ha dignado ni siquiera a ayudarme a levantar.
— No eres normal cierto? — indaga con tono de burla.
Pasó a creer que el que no es normal aquí es otro y no yo.
— Que te hace creer que no lo soy? — preguntó curiosa.
— Pues no es obvio — suspira con pesadez esperando una respuesta, al ver que no respondo vuelve a hablar — Desde que llegue estás en el piso y te he dado una oportunidad de que hables y lo único qué haces es decir algo tonto, eso o lo quieres más claro — responde claramente enojado.
¡¡Maldito hijo de puta!!, será que no ve que no me puedo mover por mi sola – ha, pero no pensaste eso antes de rodar por toda la cama como un trozo de sushi, oh, casi lo olvido, controla tu ¡¡vocabulario!!– nadie pidió tu opinión conciencia.
— Es que el piso está muy delicioso — manifestó tajantemente.
Juro que si dice otra cosa estúpida he idiota, explotare, literalmente, le gritare en su cara cuan idiota he imbécil es.
— ja, ya voy viendo que no ere muy normal que digamos — responde con una risa burlona — tal ves te falte unas que otras neuronas.
Se los advertí, ya no aguanto más, está ves si explotare.
— ¡¡Maldito imbécil!!, al que se le quemaron la neuronas fue a ti — se tenía que decir y se dijo, mejor dicho se grito, por que le acabo de gritar en su cara cuan imbécil es — ¡¡No estoy tirada en el piso por conveniencia propia, me caí de la cama, me duele todo el maldito cuerpo y no puedo moverme por si sola!!— volví a gritar.
Ok, Sofía, tiene que calmarte un poco, estás muy alterada, inhala y exhala, exhala lo malo y inhala la bueno.
— Te estaba dando una maldita oportunidad de vida — gruñe — Y la acabas de desperdiciar.
Creo que oí mal, ¿acaba de decir oportunidad de vida?, sip, definitivamente oí mal, porque el único que puede dar oportunidades de vida es Dios, puede que no sea religiosa pero tengo bien claro que el único queda oportunidades de vida es Dios.
— Ajá, ¿y acaso tú eres Dios y no me entere? — pregunto — Porque que yo sepa el único queda oportunidades de vida es Dios.
Jeje, eso clara mete lo enojo más.
Se acerca más a mi y me agarra por la barbilla haciéndome daño.
— Au, eso duele — me quejo tratando de soltarme de su agarre.
— Eso lo hubieses pensado antes de gritarme — exclama mientras me toma por el brazo — Mira maldita mocosa, a mi nadie me grita, y si no quieres acabar muerta como tus padres te sugiero que calles tu madrina boca — ejerce presión en mi brazo lastimándome y causándome un dolor terrible.
En el momento en que menciona a mis padres comienzo a recordar todo.
Recuerdo van y vienen, mis padres siendo atacados por eso monstruos extraños, la voz de mi cabeza, yo corriendo por mi vida, la cosa que me atacó, cómo pude olvidar todo eso.
— Mis pa padres — digo entre lágrimas tratando de soltarme frenéticamente de su agarre doloroso — Mu murieron — no aguanto más y me derrumbo.