Observé con atención el salón a mí alrededor, los alumnos se encontraban en su mundo sin poner interés en la clase de inglés.
Mientras el profesor explicaba los temas que daríamos durante el año, no pude evitar observar a través de la ventana, la tormenta cada vez era más fuerte, el viento se intensificaba causando que mi piel se erizara.
Parpadee por algunos segundos ante el ruido que anunciaba la finalización de la hora.
Suspire cansada, estaba realmente agotada.
Cada noche el insomnio me envolvía sin piedad.
Al salir me encontré con mis amigos, como me esperaba. Siempre estamos juntos, no importaba el momento ni el lugar.
Mientras nos dirigíamos hacia la cafetería nuevamente me perdí en mis pensamientos, no sabía lo que me ocurría, solo quería que todo fuera un mal sueño.
Un chasquido en frente de mi me hizo volver a la normalidad. Mis amigos me observaban preocupados.
-Alice- me llamó- ¿Te encuentras bien? Has estado toda la clase con la mirada perdida- exclamó Logan.
-Estoy bien, no se preocupen solo no dormí bien- sonreí lo mejor que pude.
Asintieron no creyendo del todo mi respuesta pero decidieron no preguntar más, me conocían demasiado para saber cuando no me encontraba de ánimos.
Logan fue por nuestros almuerzos al igual que los chicos, mientras nosotras nos dirigimos a alguna mesa desocupada.
Hablamos de lo que podríamos hacer en toda la tarde, mientras esperábamos a que llegaran los chicos con nuestra comida. Puedo decir que ellos son mi familia, crecimos juntos, y siempre estuvimos juntos en todo, se que puedo confiar en ellos, son todo para mi.
No confíes en nadie.
Un susurro ronco resonó en mi mente erizando mi piel, como si me advirtiera de algo o de alguien.
Justo antes de que volviera a mis pensamientos, llegaron con nuestros almuerzos.
Luego de avanzado el tiempo al terminar de comer nos dirigimos hacia nuestros salones, esperando a que terminaran las siguientes horas. No tenía muchas ganas de entrar al salón, pero tampoco podía perder las demás horas, solo por un extraño sueño.
Bufe enfadada.
-Que más da, luego recuperare los trabajos- susurre para mí.
Me dirigí hasta mi casillero y saque mis libros, mientras caminaba la salida sin que nadie se percatara de nada.
Necesitaba estar alejada de todo, necesitaba pensar.
Me dirigí en mi auto hacia un parque muy lejano, en donde podría pensar y tranquilizarme. Casi nadie pasaba por allí, pareciera que era un lugar desierto, el lugar adecuado para descansar.
Saque una caja de cigarrillos de la parte trasera de mi pantalón, necesitaba tanto calmar la ansiedad en este momento. No podía creer que todo este tiempo no me haya preocupado por cada cosa que me sucedía con constancia, una persona cualquiera tendría miedo, pero yo. Yo sentía que era normal, desde mis sueños hasta el cambio de mi aspecto.
Estuve un rato observando a mí alrededor, como si estuviera buscando a alguien que nunca llegaría..
Una sombra a lo lejos llamó mi atención, era la figura de una mujer, no podía ver su rostro. Solo podía sentir que me miraba, una mirada penetrante que me causo escalofríos, pero no deje que se me notara.
Intenté con nerviosismo alejarme de allí, pero algo me impedía moverme. Era como si me cerebro no procesara mis palabras, solamente me quede ahí, observándola, pensando que sucedería luego.
-¿Quién eres?- murmure con intriga.
Notaba su cuerpo acercase con lentitud, pero no llegue a verle el rostro porque un fuerte dolor de cabeza me asecho, impidiendo que mis parpados se abrieran.
-Tardius moveri clockwise, tunc cito transit. Accedit et cornua lunae, et creatus est questus propius.
Surge fac egredietur cum eo ferocius agitabant.
-(Las agujas del reloj se mueven lentamente, el tiempo pasa muy rápido. Y la luna roja se aproxima, la hora de la elegida esta cada vez más cerca. Despierta, porque cuando lo hagas algo feroz se desatará.)
Esas palabras retumbaban en mis pensamientos, haciéndome caer en un profundo transe.