Desperté sobresaltada, mi mirada se dirigió a cada extremo de mi habitación.
Fruncí mi ceño en un intento de recordar lo que había sucedido después de llegar del parque, pero las imágenes parecían escapar de mi mente al intentar recordarlas.
Me levante a toda prisa, queriendo encontrar algún rastro de mis padres, pero lo único que encontré fue la casa completamente vacía.
¿En que momento se habían distanciado de su hija?
Bufe enfadada.
-¡Maldición!- froto mis manos sobre mi rostro, abrumaba- ¿Por qué esto me ocurre a mi..?
-¿Por qué esto no puede acabar de una vez por todas?- balbucee con tristeza cerrando mis parpados por unos minutos.
Las baldosas del suelo provocaban pequeños escalofríos al estar en contacto con mis pies descalzos.
Lentamente luego de unos minutos en donde me encontraba perdida en mis pensamientos, la figura de una mujer mirándome a lo lejos mientras de sus labios se escapaban palabras inherentes apareció en mi mente.
Sus palabras se clavaban en mí como si fueran estacas.
"Ten cuidado, el verdadero mal se acerca"
¿Qué habrá querido decir?
Estuve investigando sobre lo que me sucedía, pero lo único que encontré en mis libros fueron toda clase de información de vampiros, brujas, licántropos, entre otros.
Algo dentro de mi, me decía que dentro de esos libros hallaría alguna que otra respuesta a mis preguntas, las horas avanzaban la noche era testigo de mi insistente curiosidad, el tiempo se agotaba ante mi cansancio.
Mis ojos pesaban y el sueño se apoderaba de mi, cerré mis parpados y casi al instante el sueño se apodero de mi.
Sueño;
Me encontraba en una cabaña que se encontraba en las profundidades de un hermoso bosque.
A lo lejos pude divisar una hermosa mujer caminando hacia mi.
Su pelo era negro como la noche, su piel era pálida y suave, sus ojos eran de un gris tan claro que a simple vista parecen transparentes.
Su rostro parecía de porcelana, cada vez se acercaba más a mi.
En una de sus manos colgaba un collar. Al llegar hacia mi pude notar el gran parecido que teníamos.
Sus ojos, sus labios, su nariz, éramos iguales.
¿Quien era aquella extraña que me sonreía?
Pero de pronto su sonrisa poco a poco fue desapareciendo, dejando así un rostro triste y lleno de preocupación.
Abrió su boca para hablar, pero la cerro nuevamente, como si pensara que decir.
-El momento esta llegando pequeña- susurro como si quisiera que lo supiera solo yo.
No entendía.
-¿Cual momento?- pregunté.
Ella me sonrió de la manera más tierna y sus ojos desbordaban adoración.
-Todo a su debido tiempo princesa- sonrío- pero ten cuidado en quien confías- añadió rápidamente, alejándose mientras desaparecía entre los árboles.
Desperté desconcertada.
-¿Quien era aquella mujer que se parecía tanto a mi?- pregunté en alto caminando por mi habitación completamente frustrada.
Gire mi mirada sobre el pequeño reloj que se encontraba sobre mi muñeca, indicando que solo había pasado una hora.
-¿Qué momento estaba llegando?- murmure nuevamente.
-¡¿De quien debo de tener cuidado?!- grité en medio del interminable silencio.
Esas mismas preguntas rondaban en mis pensamientos.
Mientras de pronto, dos palabras se clavaron en mi.
Ten cuidado
Ten cuidado
Ten cuidado
Se repetían constantemente, cada vez más alto.