La Elegida (en Edición)

Capitulo 16

Mis párpados fueron abriéndose lentamente, intentando acomodarse con las pequeñas franjas de luz que provenían de mi ventana.

Mi vista se centro en el pequeño reloj de mesa que se hallaba acomodado sobre la pequeña mesa de noche, a un lado de mi cama.

Este marcaba las 6:00 am, justo la hora que acostumbro levantarme para ir al instituto, algo que agradecía de mi era el echo de poder levantarme a la hora que me propusiera sin necesitad de tener una alarma, ni ningún objeto que sonase.

Me preguntaba cuanto tiempo había pasado sin ir a clases.

Mientras me levantaba y me dirigía hacía el baño para prepararme, comenzaba a preocuparme el echo de que nadie hubiera notado absolutamente nada de lo que me había ocurrido.

Sentía como si el tiempo se hubiera detenido y no progresara, como si se quedara estancado por determinado tiempo y de la nada comenzara a avanzar nuevamente...

Fije mi vista por unos minutos sobre aquel grande espejo que colgaba en mi pared, podía notar mis ojos grises de un color azulado, quizás un color claro, no sabía como explicarlo.

Notaba levemente ojeras bajo mis ojos, cualquiera que las viera pensaría que no estaría descansando bien, y no se equivocarían al pensarlo.

Todos estos días han sido demasiado para mi, pero no podía evitarlo, o quizás no quería darme cuenta de la gravedad del asunto, si es que había uno..

Al final opte por usar unos jeans rotos en  las rodillas de color negro, una blusa ajustada de color azul que dejaba a la vista un gran escote, y por encima una campera negra de cuero, al terminar unas botas negras con plataformas.

Mientras me dirigía hacia la cocina pensaba si marcarle a Rose para preguntarle como estaban todos y lo que había ocurrido en mi ausencia.

Me notaba insegura, eran mis amigos desde niña y pensaba que era bastante tonto sentirme incomoda o insegura a su lado.

Pero aún así no podía evitar sentirme de esa manera.

Mientras me preparaba unas tostadas y café me convencí de marcarle.

No pasaron más de dos tonos hasta que escuche su voz, sonaba un poco sorprendida por mi llamada. La entendía hacía tiempo no escuchaba su voz, o tal vez eso pensaba.

-¿Alice?- pregunto sorprendida.

-Rose- susurre nerviosa- sí soy yo, quería saber como estaban todos- pregunté suspirando. Era algo incómodo.

-Nosotros estamos bien, tú como estas- preguntó rápidamente- te notó rara, tu no eres así- concluyó.

-Estoy bien cariño- sonreí- quería disculparme por no haber ido a clases y estar tan distante de ustedes estos días- me disculpe mientras terminaba de hacer mi desayuno.

-¿Éstos días?- pregunto confundia- de que hablas Alice sí ayer nos vimos y fuiste a clases- comentó- ¿estas bien?- pregunto preocupada.

Mi cuerpo de congeló y no podía articular ninguna palabra.

-¿Qué?- susurre abrumada mientras intentaba recoger la tostada que se habia caído de mis manos-.

-Me estas precupando Alice- suspiró- ayer nos hemos visto en la Universidad- se escuchó un ruido al fondo- ¿segura que no te sucede nada?- otra vez pude percibir otro pequeño ruido-.

No podía creerlo, todo lo que sucedió, absolutamente todo. Sucedió en minutos o tal vez horas.

Era como sí el tiempo se hubiese congelado para que todo ocurriera.

Me encontraba aún más confundida, como podía ser posible. 

Realmente no lo comprendía.

- Sí,  sí, estoy bien de verdad no tienes porque preocuparte- hablé rápidamente- quizás desperté un poco descolocada ya sabes como soy- reí intentando olvidar lo sucedido minutos antes-.

Pude oír como suspiro audiblemente

-Esta bien- dijo convencida- nos vemos hoy cariño, te quiero- se despidió.

-Tambien yo- sonreí cariñosamente.

Un suspiro salió de mis labios, mi apetito se había esfumado en tan solo un segundo. Pero debia alimentarme si no queria enfermarme después.

Opte por llevar una manzana para comer en el camino, podría ser más fácil y dirigirme hacia el auto pero no quería.

Tenía la necesidad de caminar, quizás eso me ayudara a recomponerme y pensar con más claridad las cosas.

El aire pego directamente en mi cara a la hora de salir de esta.

El cielo se notaba levemente nublado,  como si el tiempo luchara por mantenerse en buen estado. 

Dejando una lucha entre el cielo claro y celesto o grandes nubes cargadas de agua.

Mi vista se centraba únicamente en lo que había a mi alrededor.

Las ramas de los árboles se sacudian agresivamente al compás del viento. Hojas volaban sobre mi y sobre cada cosa que se encontrara en la calle.

Mis piernas dolían, pero era un dolor soportable, mis manos se aferraban a los bolsillos de mi campera de cuero favorita.

Mi cara se encontraba escondida dentro del gorro de mi campera, intentándolo que el frío no me enfermera. 

No entendía al clima, sinceramente un día podría estar bien y al otro parecer que sería el fin del mundo.

Mi vista en ocasiones se cerraba dejándome disfrutar del aire que emanaba esta fría mañana.




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