La Elegida (en Edición)

Capitulo 21

El agua caía fuertemente sobre mi, ocasionando una tranquilidad absoluta en todo mi cuerpo.

Sentía mis músculos contraerse al sentir la tamperatura del agua.

Eche mi cuello hacía atras levemente dejando que el agua recorriera mi rostro, tranquilizandome.

Mi mente divagaba por diferentes pensamientos, incluso recuerdos.

Unos segundos más tarde una extraña canción vino a mi mente, su melodía era tan triste pero a la vez alegre.

Como si hablara del olvido pero a su misma vez de la esperanza.

No sabia de donde la había escuchado, pero solamente comencé a tararearla.

Todas las noches comenzaba a recordarla, no sabía el porque. Pero estaba allí en un lugar oculto en mi mente, para al caer la noche salir de allí.

No sabía el que significaba, parecía ser una melodía bastante antigua quizás.

El tiempo pasaba demasiado lento, y eso lo agradecía.

Hoy no tenía clases ya que los fines de semana no teníamos, no sabía que hacer en todo el día.

Normalmente solíamos juntarnos con los chicos en alguna casa de nosotros. Pero presentía que no nos veríamos esta vez.

Una parte de mi se entristecia al pensarlo, pero por otra parte sentia qué era lo mejor.

Mejor para ellos o para mi quizás.

Temía hacerles daño, el echo de pensar en aquéllo lograba que me tensara rápidamente.

Lo que menos quería era hacerles daño, incluso lastimarlos. Si eso pasara nunca me lo perdonaría, son mi família y no podría nunca hacerles daño.

Se que puedo confiar en ellos, tanto como ellos en mi.

Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no me di cuenta de cuanto tiempo llevaba bajo la ducha.

Rápidamente cerré las llaves de esta para luego rodearme con una toalla mi cuerpo.

El piso se encontraba demasiado frío, más de lo normal quizás.

Intentaba recordar si había dejado prendido el aire acondicionado.

Pero por más que me esforzara en recordar nada venía a mi mente.

Rapidamente me coloque un short negro, un top también de color negro y zapatos altos.

Llevé mis manos hacia mi pelo en busca de esparcir el agua de este. Pero lo que sentí me dejo desconcertada.

Este se encontraba completamente seco, como si no lo hubiese lavado incluso mojado.

Fije mi viste frente al espejo y comprobé nuevamente si aquello no era producto de mi imaginación.

Pero era verdad, este se encontraba completamente seco sin un rastro de agua.

No puede ser.
Susurre audiblemente mientras dirigía mis pasos hacia la habitación.

Todo aquéllo me estaba volviendo loca, no entendía absolutamente nada de estos cambios en mí.

Primero mi aspecto, luego aquel gritó aterrador, después de estos el fuego de mis mano, cabe aclarar aquél extraño sueño.

¿Qué seguía?

Esa era la pregunta que lograba inquietarme más de lo normal.

Mis nervios cada ves se incrementaban.

Quería entender, necesitaba de alguien que pudiera ayudarme.

Pero no sabía de quien, no podía contar con mis amigos en este momento, ni mucho menos con alguien desconocido.

¿A quien buscaría?

Esa pregunta me la hacía una y otra vez mientras bajaba las escaleras dirigiéndome hacía la cocina en busca de comida.

Mis pasos eran lentos, mi cuerpo aún dolía, pero solo un poco.

No me encontraba con ganas de salir asique intuía que me quedaría todo el día en casa.

Un extraño sentimiento apareció, sentía el aura pesada a mi alrededor. Lo cual no entendía completamente, mis ojos visualizaron cada rincón de mi casa, nada parecía estar mal.

Todo se encontraba en perfecto estado, mis pasos volvieron a dirigirse hacía la cocina.

No recordaba el momento en el que mis pasos se detuvieron.

Al llegar a esta me encontre con una una mujer a espaldas a mí.

Mis sentidos se pusieron alerta, preparados para cualquier sorpresa.

Me acerqué a esta lentamente, intentando verle su rostro.

-¿Qué haces en mi casa?- le pregunté de manera fría.

Aquella desconocida río fuertemente mientras giraba hacía mi.

Mi sorpresa fue más grande al encontrarme con el rostro de Mercy frente a mi.

Mi mano subia hacía mi pecho rápidamente intentando apaciguar mi respiración.

Funci el ceño enfadada.

- ¿Como demonios entraste a mi casa?- pregunte enfadada.

Me miraba divertida mientras seguía sentada frente a mí.

-Entrar a tu casa sin hacer ruido es más facil de lo que piensas querida- respondió riendo levemente.

La mire confundida.

-Casi me matas del susto- respondí alterada- ¿Estas loca- pregunte pasando por su lado para servirme café.

-Tu desayuno ya esta listo querida- río, aquéllo me confundió, giré mis pasos rápidamente encontrandome con un plato lleno de comida- y respondiendo a tu pregunta, muchas veces me lo han dicho- respondió.

No podía articular ninguna palabra, me encontraba asombrada con lo que veía.

Frente a mi se encontraba un gran plato de comida, dejando ver una aspecto realmente delicioso.




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