La Elegida (en Edición)

Capitulo 27

Se escucharon pasos apresurados sobre el pasillo para luego adentrarse dentro de la habitación donde me encontraba, dejando ver el rostro confundido de Mercy.

Al verme sobre el piso se acerco a paso apresurado mirándome sorprendida, mi estado era horrible no podía moverme y si intentaba hacerlo grandes punzadas de dolor me atravesaban haciendo que mi cuerpo se arqueara intentando parar el dolor.

-Demonios!- susurro mirándome- esta comenzando- espeto formando en sus manos una pequeña esfera amarilla, para luego pasarla sobre mi cuerpo.

Los dolores fueron cesando, podía volver a respirar normalmente, mi pecho ya no ardía al igual que mis ojos, mi respiración fue calmándose y mi cuerpo cayó sobre la fría madera intentando recuperarme.

-¿Qué esta comenzando?- pregunté a duras penas, al hablar mi respiración se alteraba aun más y me era imposible poder recuperarme.

-Estas en transición- respondió- te estas preparando para transformarte en lobo, estos ya despertaron he intentan salir, esto es demasiado pronto así que tienes que resistir Alice- pidió ayudándome a parar.

-¿Qué?- pregunté anonada. 

-No hables- me pidió- intenta descansar, necesitaras muchas energías- continuo hablando, mientras me recostaba en la cama para luego arroparme con las sabanas.

Mis ojos seguían cada uno de sus movimientos, había algo en su mirada que lograba hacerme sentir segura, al mirarme a los ojos me hacía sentir en casa. No lograba comprender el porque de ese sentimiento, pero cada ves que estaba a mi lado sentía que ambas teníamos una gran conexión.

-No te vayas- pedí sosteniendo su brazo- quédate, por favor- le pedí al ver que estaba por irse.

Sus ojos no tardaron en llenarse de sorpresa, nunca me había escuchado pedirle algo incluso rogarle, pues siempre me había comportado de manera fría a su lado.

Instantáneamente su mirada se suavizo mientras se dirigía hacía el lado contrarío de la cama, para luego acostarse sobre esta y taparse con las mismas sabanas.

-No me iré- contesto.

-¿Lo prometes?- pedí cerrando los ojos y acurrucándome entre sus brazos como solía hacerlo con mi abuela.

-Lo prometo pequeña- susurro abrazándome. Mis ojos se cerraron lentamente, dejándome caer en una profunda oscuridad sin fin.

***

Mis ojos fueron abriéndose poco a poco, mi mirada recorría cada centímetro de la habitación recordando los acontecimientos de hace unas horas. 

A mi lado se encontraba Mercy profundamente dormida, era extraño pero a la ves agradable verla sin maquillaje su rostro reflejaba tranquilidad, aún seguía preguntándome que era aquello que veía a través de sus ojos.

Me incorpore sobre la cama sin hacer mucho ruido, quería tomar un poco de aire y así pensar un poco en todo lo que estaba ocurriendo, mis pies descalzos recorrían cada parte de la casa intentando salir hacía afuera.

Mi piel se estremeció al sentir las piedras bajo mis pies, mis pasos se dirigieron rápidamente hacía un lugar donde se pudiera ver el cielo sin ningún problema.

Recién estaba amaneciendo y aquello me encantaba, uno de mis momentos favoritos era ver el amanecer, aquello me fascinaba, era una verdadera obra de arte el ver los colores mezclarse mientras la tenue luz del sol se hace presente.

Cuando era niña solía subirme al tejado de mi casa todas las mañanas para poder apreciar el amanecer, esos eran los momentos más hermosos que pasaba, podía pasarme horas mirando el amanecer, eso pasaba al igual que el atardecer siempre me hipnotizaban ver el cielo mezclado de colores hermosos.




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