La Elegida (en Edición)

Capitulo 38

POV. Alice Camberleck.

Mercy se aferraba a mí, abrazandome aún más fuerte, queriendo recomponerse.

Quería que tuviera la suficiente confianza para desahogarse junto a mí, quería que pudiera sacar todo el dolor que llevaba dentro.

Quería transmitirle tranquilidad, quería que no se sintiera incómoda al verla llorar.

Podía sentir cada una de sus emociones, decepción, tristeza, enfado, todo eso era lo que sentía al abrazarla.

Ella era fuerte, lo sabía. No importaba cuantas veces llorara, siempre seguirá siendo fuerte.

Llorar no te hace débil, te hace una persona fuerte, llorar te libera, te desahoga. 

Llorar te ayuda a soltar todo aquéllo te que hace daño, te ayuda a demostrarte tal como eres, no dejas de ser tu mismo.

La mayor parte del tiempo las personas tienden a reprimir sus sentimientos, guardandose sus ganas de llorar, de desahogarse, fingen estar bien delante de las personas y no se permiten llorar frente a estas porqué temen parecer débiles, porque piensan que no hay nadie quien pueda entender lo que le suceden.

Esto era lo que le sucedía a Mercy, se avergonzaba de que la viera llorar, pensaba que sería débil por dejarme ver una parte de ella, dejando ver su sensibilidad, sus emociones, sus sentimientos, todo.

Una parte de mi dolía del solo pensar qué se sintiera avergonzada de que la viera en aquél estado, y por otra parte la entendía.

Entendía qué se sintiera avergonzada, quería seguir permaneciendo fría, sin sentimientos, no quería que viera aquélla Mercy repleta de emociones, de amor, cariño, paz, se avergonzaba de que fuera la única que viera aquélla faceta en ella.

El abrazo fue desaciendose poco a poco, hasta dejarme ver el rostro de ella, éste se encontraba pálido, sus ojos reflejaban tristeza, aquél brillo que había conocido en ella se había opacado.

De un momento a otro sus ojos dejaron de mostrar tristeza, en estos había vergüenza.

Se avergonzada de que viera su rostro en aquél aspecto.

-¡No!- la interrumpi de manera brusca, al observar como abría su boca para disculparse- no me pidas disculpas por verte llorar, eso no te hace débil- quite suavemente una lágrima que se encontraba resbalandose por su mejilla- eres fuerte y con esto me demostraste que a pesar de cualquier situación no dejarás que nada te venza- sonreí al observar como sus facciones se suavizaban al igual que sus ojos.

-Gracias- susurró antes de volverme a abrazar.

-Aquí estaré- respondí envolviendola en mis brazos transmitiendole cariño- siempre- añadí como si se tratará de una promesa y lo era.

Me sorprendía lo rápido que me había encariñado con Mercy, quizás al ser mi protectora el lazo se hacía mucho más fuerte.

Me alegraba de que así fuera, aveces necesitábamos de alguien para sentirnos completos, alguien con quien poder desahogarnos y ser uno mismo, sin tener que fingir. 

Y cuando no había nadie, o pensaramos que era así, nos teníamos a nosotros mismos, intentando ser fuertes y lograndolo, saliendo adelante y luchando, luchando por ser felices.

Siempre he pensado que hay alguien que nos entiende, que esta esperando el momento en el que necesitaramos de esa persona, esperando que supiéramos de su presencia, alguien que nos cuidaba cuando no sabíamos de su existencia o lo sabíamos pero no queríamos saber que fuera verdad.

Porqué nadie esta solo completamente, siempre tendremos de alguien quien nos cuida, nos quiere, incluso se preocupa por nosotros, aunque no quieramos ver la realidad.




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