La Elegida (en Edición)

Capitulo 41

POV. Alice Camberleck

-¿Qué es lo que ocultan?- pose mi vista sobre Ethan quien se encontraba a mi lado.

-No lose- respondió dudando- han estado actuando raro desde que comenzamos la Universidad- podía notar la decepción en su voz, ocasionando que mi pecho se contraiga.

-Lose- susurre con la mirada fija sobre un punto desconocido.

Lo sabía, todo este maldito tiempo sabía que algo ocultaban, pero nunca quise pensar que en verdad era cierto. 

Sus actitudes, las miradas, aquellas conversaciones a escondidas que podía descifrar, todo aquello era sobre algo que me ocultaban, todo este tiempo nos estuvieron mintiendo.

-¿Qué?- el rostro de Ethan mostraba sorpresa, no esperaba aquella respuesta de mí.

-Todo este tiempo supe que algo ocultaban- admití cerrando mis puños fuertemente- pero nunca quise admitir que en verdad era cierto- suspire dirigiendo mi mirada hacía el.

-¿Porqué nunca me lo comentaste?- pregunto frustrado, y lo entendía, sabía que esta situación lo frustraba.

-No podía hacerlo- cerré mis ojos intentando calmarme.

-¿Por qué Alice?- insistió haciendo que que las palabras que estaba reteniendo explotaran, saliendo como dagas disparatadas en cualquier dirección.

-¡Por que no me podía permitir confiar en nadie!- grité observándolo fijamente.

Sus ojos expresaban dolor, le dolía que no confiara en el, en aquel momento, verlo de aquella manera dolía.

Dolía mucho...

-¿Porqué?- susurro- ¿¡Porqué no confiaste en mí!?- se levanto del asiento exaltado, estaba enfadado, lo sentía.

Su respiración se encontraba agitada, al contrario de la mía que se encontraba con calma, o eso intentaba,

-No lose- respondí levantándome- no lose- admití frente a el.

Mi mirada se encontraba sobre el piso, intentando controlar mi respiración. Podía sentir su mirada sobre mi pero aún así no levante la mía, no podía me encontraba frustrada por no haber podido confiar en el y aquello me enfadaba.

-Joder- murmure posando mis manos sobre mi rostro, unos brazos me rodearon rápidamente atrayéndome hacía su pecho, lentamente quite mis manos de mi rostro para rodear su cintura con mis brazos, abrazándolo.

-¿Qué haremos?- pregunto luego de unos minutos de silencio.

-Actuaremos con normalidad- respondí deshaciendo el abrazo, su rostro expresaba confusión por mi respuesta.

-De acuerdo- accedió sonriendo.

***

Desperté a causa de unos suaves golpes sobre mi puerta.

-Alice- se escucho la voz de Mercy a través de la puerta- debes despertarte- añadió, haciendo que me incorporara rápidamente.

-Esta bien- respondí dirigiéndome hacía el baño, para ducharme.

Me encantaba la forma en la que el agua recorría mi cuerpo, tranquilizándome. Era increíble el poder que tenía sobre esta, podía controlar su temperatura en un segundo haciendo que esta adornara mi cuerpo llevándome a  una enorme tranquilidad, convirtiéndome en ella.

Podía sentir como mis ojos cambiaban, mientras mis ojos no podían apartarse de aquella agua cristalina que rodeaba mi cuerpo, envolviéndolo.

Cerré mis ojos imaginando como el agua se elevaba sobre mi cuerpo creando pequeños remolinos sobre mi.

Trataba de controlar mi respiración, mientras me concentraba en el agua, podía sentir una fuerte corriente atravesando mis venas, recorriendo cada extremidad de mi cuerpo.

Pasaron unos minutos cuando me decidí comenzar a abrir lentamente mis ojos, esperando ver el resultado.

Entonces lo vi, el agua se encontraba sobre mi dividiéndose en pequeños remolinos sobre cada parte de mi cuerpo, dejándome sorprendida e hipnotizada con lo que mis ojos veían.

Una pequeña sonrisa se formo en mis labios al saber que había podido lograrlo, había logrado utilizar mi poder sobre el agua, dominándola. 

Pasaron unos minutos y deje caer el agua suavemente sobre mí, para luego poder vestirme rápidamente.

Mi vestimenta consistía en una blusa negra ajustada a mi abdomen, con un pequeño escote, luego unos jeans negros ajustados y por último unas botas igualmente oscuras con un pequeño taco.

Desde niña había acostumbrado a usar ropa oscura, me sentía más cómoda con ella. Y me era imposible sentirme cómoda con algo a color.

Mis pasos se dirigieron hacía la cocina donde se encontraba Mercy, esperando con el desayuno. 

Mis pensamientos divagaban sobre la conversación que había tenido con Ethan el día anterior, cada palabra se clavaba en mi como dagas afiladas oprimiendo mi corazón.

-Buenos días- salí de mi transe rápidamente, para encontrarme el rostro sonriente de Mercy.

-Buenos días- salude riendo por su humor, ocasionando que esta me mirara confundida.

-¿Qué es lo gracioso?- pregunto al observar que seguía riendo.

-¿Cual es el motivo de tu entusiasmo?- respondí con otra pregunta, confundiéndola.

-¿No puedo estar entusiasmada?- respondió ofendida, haciendo que una carcajada saliera de mi garganta sin poder evitarlo.




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