Cada persona tiene sus demonios en su interior, ya sea una persona o un recuerdo que le atormenta.
Pero, ¿Qué pasaría si mis demonios fueran reales y habitaran dentro de mí, esperando el momento indicado para salir?
Eso era lo que sentía en este preciso momento, cada paso que daba presentía que algo malo que habitaba en mi, quisiera salir.
¿Qué sucedería sí lo dejara salir?
Cuándo te encuentras mentalmente cansada, agotada por todo lo que sucede a tu alrededor, estos van adueñándose de tu cuerpo, haciéndose cada vez más fuertes y controlando cada extremidad de ti.
Queriendo que seas uno de ellos, queriendo que el odio, el dolor, incluso la oscuridad te atrapen dejándote prisionero de ella, manejándote a su modo y convirtiéndote en un ser despreciable, lleno de odio.
Esperando en lo más profundo de tu ser, alimentándose de tu dolor, llenándote de oscuridad, preparándose para salir de su interior y demostrando tu lado oscuro, aquél lado que nadie quisiera conocer, aquél lado lleno de odio, dolor, ira, incluso lleno de sufrimiento.
Aquél sufrimiento que ocultaste en tu interior tanto tiempo, intentando ignorarlo. Guardando en ti todo los sentimientos e emociones, escondiendo todo aquello que odias de ti, intentando reprimirlo.
¿En qué me convertiría?
Podía sentir como cada célula de mi cuerpo se cubría de fuego, sentía como mi enojo aumentaba a medida que me encontraba cerca de casa, mis manos temblaban a causa de las pequeñas descargas eléctricas que sentía en estas.
Me era imposible poder controlarme, sentía que todo podría salirse de control, como si algo dentro de mi intentara controlarme, queriendo salir y hacerle daño a muchas personas, pero a su vez dejándome el control a mí misma.
Ocasionando una lucha en mi interior, mi lado bueno y el malo, luchando por quien quisiera salir, uno intentando protegerme y el otro provocar un inmenso daño.
¿Podría detenerme una vez que lo dejara salir?
Mis puños se apretaban cada vez más fuerte al sentir pequeñas pulsaciones sobre mi pecho, cada uno de mis sentidos se encontraban alerta de lo que podría suceder.
Intentaba controlarme, tener el absoluto control sobre mí, impidiendo que el enfado me ganase.
Luchando contra cada uno de mis demonios, alentándome a que nada en el mundo me haría rendirme.
Intentando ignorar la decepción qué lentamente se hacía presente en mí.
Un suspiro cargado de dolor escapó de mis labios al encontrarme dentro de mi casa, podía sentir como punzadas atravesaban mi pecho como si estas fueran dagas y quisieran acabar con mi corazón, lográndolo lentamente.
Llevándome a un mar lleno de tristeza, un sentimiento cargado de dolor, un dolor tan grande, tan intenso qué podía hacer que te convirtieras en este.
¿Qué sucedería a partir de ahora?
Mis pasos se apresuraron a llegar hasta el salón donde quizás se encontraba Mercy, mi respiración volvía a alterarse, mientras podía sentir un intenso dolor sobre mi pecho, desgarrándome.
Me encontraba en una lucha interna contra mis demonios, aquellos demonios que aún no conocía que habitaban dentro de mi, esperando el momento preciso para salir.
Intentaba mantener el control sobre mi cuerpo, sentía como estos me desgarraban lentamente queriendo salir de mi, queriendo hacer daño, dañar a todo aquel que me había decepcionado, y aquello no podía permitirlo, no aún.
No podía permitir que ellos me controlasen, no podía permitir convertirme en un ser realmente malo, no podía dejar que la oscuridad me rodease, no era el momento o quizás no sabia cuando lo sería.
Cada parte de mi cuerpo se inmovilizo al encontrarme a Ethan junto a Mercy, hablando animadamente, lo cual no comprendí en lo absoluto.
¿Debía de decidir de que lado estar?
Un silencio intenso rodeo el lugar a nuestro alrededor, mis ojos observaban cada uno de sus movimientos, estos al verme se sorprendieron, intercambiaron una mirada rápida antes de levantarse para dirigirse hacía donde me encontraba.
Mis ojos se cerraron fuertemente al sentir una nueva punzada sobre mi pecho, ahogándome, podía percibir la preocupación de Mercy al observarme en aquel estado.
Otra punzada aún más fuerte hizo que mis puños se apretaran intentando mantener el control, todo a mi alrededor giraba levemente, mis oídos dolían intensamente.
-¿Alice?- escuche de lejos la voz de Mercy, preocupada.
Abrí mis ojos lentamente, encontrándome con los rostros sorprendidos de Mercy e Ethan, este último se encontraba observándome aterrorizado.
-Quiero que nos vayamos ahora- mi voz salía más ronca de lo habitual, provocando un leve temblor sobre el suelo.
-¿Qué?- preguntó sorprendida.
-Quiero- volví a repetir, sintiendo como mis ojos cambiaban- que- mi voz se torno aguda- nos- me acerque lentamente hacía ella- vayamos- un extraño liquido resbalo lentamente sobre mis mejillas- ¡ahora!- grité posando mis manos rápidamente sobre mis oídos, sintiendo un dolor agudo dentro de estos.