La Elegida (en Edición)

Capitulo 45

POV. Alice Camberleck. ¿Porqué las personas tienden a pensar en aquello que le hace daño? Aquello me estaba sucediendo, recuerdos de los chicos atormentaban mi mente, creando fuertes dagas que se clavaban en mi corazón una y otra vez, queriendo que suplicase piedad. ¿Porqué no dejar ir a todo lo que les hace daño? La mayor parte del tiempo posamos nuestra confianza en aquéllas personas en la cual pensamos que nunca podrán decepcionarnos. Nos cegamos tanto que no vemos nuestro alrededor, pensamos qué esa persona estará eternamente a nuestro lado, qué siempre podremos contar con su presencia, pero en el fondo sabemos que nada es para siempre. Entonces..¿Porqué dejar que sus acciones nos destruyan? No dejaría que ellos me destruyan, no dejaría que borraran mis recuerdos, no se los permitiría. Es increíble como todo puede cambiar en tan poco tiempo, como las personas que más querías se vuelven desconocidos en tu vida, y como todo en ti puede cambiar. -¿Hacía donde nos dirigimos?- pregunte por décima vez, al notar como nuestro alrededor estaba repleto de árboles. -Muy pronto lo sabrás- la voz irritada de Mercy se escucho en ecos por todo el lugar. Suspire resignada al no obtener información adecuada. El tiempo pasaba y aún nos encontrábamos dentro un auto dirigiéndonos en una dirección completamente desconocida ante mis ojos, habíamos dejado la cuidad atrás hacía unas horas y en este momento todo a nuestro alrededor estaba repleto de árboles y pequeñas montañas. Mis ojos pesaban luego de estar horas sin cerrarse para poder descansar, aquél pequeño camino lleno de pequeñas piedras no permitía que descansara, cada vez que me concentraba intentando descansar el auto se movía bruscamente haciendo que sea imposible que descansara. -¿Porqué Ethan estaba junto a ti en la sala?- pregunté luego de minutos en silencio, aquella pregunta rondaba en mi mente desde que los vi. Mi vista se dirigió hacía esta quien se encontraba levemente ruborizada ante mi pregunta, podía sentir como cada poro de su cuerpo desprendía unos incontrolables nervios. -No lose- sus mejillas de enrojecieron dejando en evidencia que algo había sucedido y no quisiera contarme. -¿No me dirás?- la observe ofendida. -No- respondió mirándome por un breve instante con diversión en sus palabras. -Esta bien- conteste completamente ofendida. Luego de finalizar la conversación nuestro alrededor quedo en un completo silencio, a medida que los minutos pasaban el enojo crecía en mi interior haciendo que pequeñas nubes comenzaran a formarse sobre el cielo, oscureciendo todo a nuestro alrededor. Podía sentir como algo quemara en mi interior, desgarrando todo a su paso, queriendo que lo dejara salir. Cada extremidad de mi cuerpo comenzó a temblar inconscientemente, no podía parar aquello, sentía como algo en mi interior tuviera el control de mi misma y no me permitiera que accediera a tener el control nuevamente. Pero no estaba enfadada por la pequeña conversación con Mercy, me encontraba enfadada al recordar nuevamente todo lo que había sucedido horas atrás, creando mucha rabia en mi interior. Una sensación de querer dañarlos crecía en mi lentamente, alimentándose de mi dolor, disfrutando de cada emoción que intentaba reprimir. -Alice- escuche la voz horrorizada de mi acompañante. Mis ojos se cerraron ejerciendo presión sobre estos, intentaba luchar contra lo que comenzaba a crecer en mi interior, queriendo parar todo aquello y poder volver a la normalidad nuevamente, sabía que si no lograba controlar mi cuerpo quizás podría ocasionar mucho daño a mi alrededor y eso no lo podía permitir, no permitiría que lo que habitara en mi hiciera daño a personas inocentes, no lo permitiría. -Debes controlarte- mi cuerpo no reacciono ante su grito- ya casi llegamos a nuestro destino- sentí un tacto sobre mi brazo para luego ser retirado rápidamente. -Joder Alice, estás ardiendo- jadeo asustada- ¡Contrólate!- grito nuevamente, pero esto no causo ninguna reacción en mi. No luches contra nosotros. Mi garganta dolía, podía sentir como estos rasguñaban mi interior. Somos uno mismo, recuérdalo. Cada parte de mi cuerpo dolía, podía sentir como la sangre dejaba de fluir por mis venas. Nosotros somos tu. Mis ojos se abrieron abruptamente, entonces los sentí. Debes alejarte de ahí, aléjate si no quieres lastimarla. -Para el auto- gruñí desesperada a causa del ardor que comenzaba a sentir en mi garganta. -¿Qué?- preguntó observándome atónita. ¡Aléjate! -¡Para el auto, ahora!- grité nuevamente, sintiendo como este se estacionaba bruscamente sobre un costado del camino. ¡Ahora! Un fuerte gruñido broto de lo más profundo de mi ser, creando pequeños relámpagos sobre el cielo. Entonces lo sentí, cada parte de mi comenzaba a desprender un aura oscura. Obligándome a salir rápidamente de aquel pequeño espacio, mientras comenzaba a correr desesperadamente. No podía permitir que ellos le hicieran daño a Mercy, observe como mis uñas crecían  abruptamente dejándolas levemente puntiagudas, las venas de mis brazos y manos se teñían de un color oscuro, podía sentir como garras destrozaban cada poro de mi piel. Libéranos.. Y así lo hice. Un extraño liquido resbalaba por mis mejillas, mis ojos ardían incontrolablemente. Mis dedos tocaron suavemente estas y al bajar mi vista pude observar que de mis ojos salía un extraño liquido completamente negro, un color igual de oscuro que mis venas, sangre. Mi sangre había cambiado de color repentinamente, transformándose en un liquido oscuro, sentía como mis poderes se mezclaban entre si haciendo que mi interior explotara de diferentes tipos de emociones. Mis piernas seguían corriendo a una velocidad increíble que a simple vista de un humano sería completamente imposible que sucediera, mis sentidos se alteraron desprendiendo un aura completamente oscura al rededor de mi cuerpo, sorprendiéndome.  Un nuevo gruñido desprendió de mis cuerdas vocales pero esta vez brutalmente, haciendo temblar levemente el suelo, mi cabello se encontraba de un color negro, cada parte de mi cuerpo había cambiado, no era la misma. Entonces en lo más profundo de mi interior comprendí que mi cuerpo estaba siendo controlado por cada uno de mis demonios, transformándome en uno de ellos, sometiéndome a un dolor incontrolable, demostrándome que podría ser peor que el infierno. Mi mandíbula se encontraba tensa, al igual que cada poro de mi cuerpo, sentía voces roncas y gruesas en todas partes. Te cuidaremos. No te haremos daño. Deja que seamos parte de ti. Contrólate. Lucha contra nosotros y mantén el control. Princesa, demuestra quien eres en verdad. Demuestra tu poder. ¡Piedad! Gritos internos, voces aterradoras, lamentos, dolor, mucho dolor. Aquello era lo que sentía en ese momento, dolor, un dolor impresionante que se transformaba en odio puro, un odio más halla de todo. Sufrir. Quería hacer sufrir a todas aquellas personas que se atrevían a hacer daño, quería que sintieran lo que era el dolor, lo haría. Piedad. Quería hacerlos pedir piedad a cada uno de ellos, quería que me pidieran clemencia mientras en sus ojos se refleje el miedo más profundo.  Arrepentimiento. Quería que se arrepintieran por todo el daño que ocasionasen, que sus ojos reflejaran el más puro arrepentimiento, pagarían por cada uno de sus pecados. Justicia. Quería hacer justicia por todo el daño, el dolor, el rencor, que habían ocasionado en cada una de esas personas inocentes, les demostraría de que sería capaz de llegar a hacer, les demostraría que podría llegar a ser un verdadero monstruo. Felicidad. Le devolvería la felicidad que le fue arrebatada a cada una de aquellas personas, les haría feliz incluso si aquello desatara una guerra o mi propia muerte. Lo prometo... Mis rodillas cayeron sobre el terso suelo, mis manos se apoyaron rápidamente sobre este para no permitirme caer, mi respiración se encontraba acelerada, mi cuerpo estaba sin energía, necesitaba descansar, en verdad lo necesitaba. Mi cuerpo comenzó a volver a la normalidad, las lágrimas pararon, y mis venas volvieron a su color natural, comprendí que volvía a tener el control sobre mi cuerpo, y sabía que debía de aprender a controlar a aquellos demonios que habitaban en mi, siendo parte de ellos. Sentí como me desvanecía sobre el suelo y antes de cerrar mis ojos observe como un aura oscura volvía a salir de lo más profundo de mi, para envolverme ante ella, cuidándome. Entonces comprendí que ellos no eran malos, ellos me querían proteger y dejaría que lo hicieran, porque eramos una misma persona. -Prometo hacer sufrir a cada una de las personas que se lo merezcan- prometí antes de cerrar mis ojos y sumergirme ante una oscuridad innata en donde este me envolvía convirtiéndome  en su prisionera por unas horas. No confíes en nadie, recuérdalo- Escuche a lo lejos..              




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