POV. Cassandra.
Hoy era el día en el que la Luna Roja se posaría sobre el cielo, anunciando la hora en el que algo poderoso se avecina, al caer la noche miles de seres de distintas razas comenzaran a despertar, revolucionando cada lugar en el que se encuentren.
La noche que marcaría el comienzo de algo extraordinario y el final de algo realmente aterrador, sería el comienzo de una nueva era, en donde la felicidad llegaría a manos de todos, esto haría estallar una gran guerra entre todos los más poderosos seres.
El rencor y el sabor a venganza se mezclaría en el interior de todas aquellas personas las cuales les fue arrebatadas personas importantes en su vida, la tristeza y el sabor tan amargo del dolor se mezclaría en cada persona que extrañara a alguien, la felicidad y alegría se mezclaría en el interior de aquellas personas que lograron ser felices, encontraron el amor, su propia familia y el poder que siempre quisieron tener.
El poder..¿De que sirve tener poder si no tienes felicidad?
Miles de personas se conforman teniendo todas las riquezas que alguna vez soñaron tener, intentando ocultar su dolor y olvidarlo en su interior.
Intentando convencerse de que el poder lograría saciar su dolor, intentando reemplazarlo por una felicidad inexistente, sufriendo en lo más oculto de su interior.
El aire a mi alrededor era tenso, el cielo se encontraba cubierto de colores claros mezclándose entre si, logrando un hermoso paisaje, digno de una obra de arte, tan perfecta y completamente natural.
Mi piel comenzó a erizarse levemente ante un suave aire que impregnaba en mí.
El tenue murmullo de cada persona que se encontraba fuera del Palacio llegaba a mis oídos, como si fuera un dulce secreto.
Pequeños suspiros se escapaban de mis labios.
¿Qué sucedería al caer la noche?
Aquella pregunta se repetía constantemente en mi, confundiéndome, abrumándome.
Algo en mi interior se removía al saber que tan solo unas horas faltaban para que la Luna se posara sobre el cielo, anunciando su llegada ante todos.
Una extraña sensación comenzaba a hacerse presente en mi, acelerando mi corazón, y recordando una y otra vez aquellos extraños sueños con la joven desconocida, confundiéndome y queriendo que cada una de mis preguntas tuvieran respuestas, respuestas a lo que comenzaba a sucederme, sin poder evitarlo.
Ella esta a punto de llegar- susurraron a mi alrededor.
***
-¿Te encuentras bien, cariño?- escuche la voz de mi esposo a mi lado, dirigí mi mirada hacía el, encontrando su rostro preocupado ocasionando una sonrisa en mi rostro.
-Claro que sí, querido- respondí besando tiernamente su mejilla, aunque en mi interior presentía que aquello no era cierto.
Nos encontrábamos frente a ciento de personas a nuestro alrededor a la espera de la gran Luna, el lugar se encontraba repleto de murmullos expectantes a lo que sucederá, mi corazón comenzaba a acelerarse cada minuto que pasaba.
Algo en mi interior se removió, intuía que algo pasaría, pensarlo lograba tensar cada extremidad de mi cuerpo, provocando pequeños temblores en mi pecho.
El cielo comenzaba a ser invadido por una luz roja, tan roja como la sangre, llamativa, escalofriante..
Todos nos encontrábamos expectantes a lo que sucedería, a un lado de mi se encontraba mi esposo centrando su mirada sobre el gran cielo, y a mi otro lado se encontraba mi hija, nos encontrábamos juntos, preparándonos para lo que sucedería en tan solo unos minutos.
Las puertas del Palacio comenzaron a abrirse, captando nuestra atención, confundidos por lo que estaba sucediendo.
Unos fuertes pasos comenzaron a escucharse, aumentando los latidos de mi corazón, detrás de las puertas apareció la figura de una joven esbelta, esta llevaba un gran vestido rojo, su cabello caía en ondas sobre sus hombros, un largo cabello negro, su rostro era increíblemente perfecto, su belleza relucía sobre todo el lugar, llamando la atención de todos los presentes.
Una fuerte punzada comenzó a atravezar mi pecho, doliéndome.
Sus enormes ojos grises eran tan llamativos como dos perlas, estos eran los mismos que los mios, increíblemente parecidos. Su cuerpo emanaba un aura oscura, poderosa, pero a su vez brillante, lleno de luz, su rostro se encontraba serio, sus facciones eran tensas, su mirada se dirigió hacía cada uno de los presentes, recorriendo la mirada por cada una de las personas, encontrándose con la nuestra.
Sus ojos me observaban atentamente, analizándome, sus pasos comenzaron a dirigirse hacía donde me encontraba, un leve escalofrío recorrió mi espalda, nuestros cuerpos se encontraban a tan solo unos pasos de distancia.
-Buenas noches- habló, su voz era suave, dura. Cada uno de los presentes se encontraba atónitos ante su presencia, una sensación de calidez comenzó a inundar mi pecho, presentía que la conocía, desde hace tiempo...
-¿Quién eres?- pregunté con voz aguda, al observar como esta permanecía en silencio observándome.
-Alice- respondió observándome seria.
La mire sin comprender.
-¿Qué es lo que quieres de mí?- mi respiración se encontraba alterada.