La Elegida (en Edición)

Capitulo 51

POV. Alice Camberleck.

Las emociones verdaderas parecen fantasmas, mientras las falsas logramos mantenerlas a nuestro lado, intentando que sean convincentes para que sustituyan a la decepción.

Aveces un sentimiento falso nos hace más feliz que uno verdadero, éste nos convence de que es la realidad, nuestra felicidad, mientras los verdaderos nos lastiman, nos destrozan lentamente, haciéndonos daño una y otra vez.

Somos adictos a las emociones que nos destruyen, ya que éstas nos hacen bien un determinado tiempo para luego desecharnos, preferimos emociones falsas antes que las verdaderas, las que sabemos que desde el primer momento nos destrozaran sin medir las consecuencias, dejándonos a la deriva en un mundo lleno de dolor, nuestro dolor.

Aquello era lo que estaba sintiendo en este preciso momento, me encontraba frente a mis verdaderos padres y a un lado de estos se encontraba su nueva hija, Alisson..

Mi pecho ardía al observarlos juntos, como una verdadera familia, una familia que fue arrebatada hace siglos y que estaba formada a base de mentiras, mentiras que formaban parte de mi vida, arrebatándome la felicidad al igual que a ellos.

Dolía observar como se miraban con tanto cariño, un cariño que nunca tuve, dolía saber que tenía que enfrentarme a aquello que me dolía en mi interior y ser fuerte, intentado verme fuerte mientras mi interior quería estallar de furia.

¿Cómo podría soportar aquello todos los días?

Aquella pregunta comenzaba a ser presente en mi interior, queriendo recibir alguna respuesta a ésta.

Lo soportaras porque eres fuerte.

Te protegeremos, confía.

Volvieron a escucharse tenues voces en mi interior, logrando que mi pecho se infle ante la emoción de saber que cada uno de mis demonios se encontraría de mi lado, protegiéndome, evitando que mis elementos quisieran aparecer, evitando que se sepa la verdad.

Observaba a mi alrededor encontrandome con el rostro triste de muchas personas, sufriendo por todo la malo que habitaba en aquélla chica que se encontraba frente a mí, su rostro duro, frívolo, demostraba que solamente era un ser cruel, enviado a destruir cada persona que pasara por su camino.

¿Cuánto daño había causado durante tanto tiempo?

Tantos años pasaron luego de que aquélla joven fuera encontraba, tantos años de dolor y sufrimiento por parte de cada família, siendo esclavos de ésta, dejando que los maltrataran sin poder recibir ninguna ayuda..

¿Qué sucedería luego de esta noche?

Aquéllo no lograba comprenderlo, pero de algo estaba segura. Mi comienzo había llegado, era mi comienzo para hacer feliz a miles de personas y sacarlos de éste sufrimiento a causa de la despreciable princesa.

A partir de éste momento nada sería igual, lo sabía, lo presentía. 
La verdadera princesa había llegado, prometiendo cambiar la vida de todas aquéllas inocentes personas, demostrando su verdadera naturaleza.

El aire se encontraba tenso a mi alrededor, sentía los leves murmurllos sorprendidos de los presentes.

Observaba el rostro sorprendido de los reyes quienes se encontraban mudos ante aquélla conversación, comenzaba a sentir el fuego recorrer mis venas queriendo ser libre, mi pecho dolía al intentar controlar mi furia.

-¿Porqué quieres quedarte aquí?- la voz firme del Rey se hizo presente, sus ojos me observaban serios, analizando cada facción de mi rostro.

-Necesito un lugar para vivir- respondí, mi ceño se mantenía fruncido en mi rostro mientras aquélla sonrisa cínica crecía en mí.

-¿Cuánto tiempo te quedarás?- pregunto nuevamente, no nuy convencido.

-El necesario- respondí rápidamente- unos días quizás- murmure indiferente.

Comenzaba a sentir la furia de aquélla princesa sobre mi, divirtiendome, mi mirada se dirigió hacía la suya desafiandola a una lucha de miradas serías, frías, queriendo intimidarnos.

-Esta bien- aceptó- te acompañarnos hacía tu nueva habitación junto a tus acompañantes- asenti dejando esa absurda lucha de miradas para dirigirme hacía el.

-Luego de qué conozcas tu habitación podrán bajar a comer cuando quieras- comentó Cassandra- es una cena celebrando la llegada de la Luna Roja- finalizó disponiendose a caminar, asenti siguiendolos.

Podía sentir las miradas de las personas cada vez más cerca, mi mirada se dirigía hacía todos los presentes que se encontraban a mi alrededor, sonreí a cada uno de ellos queriendo transmitirles mi calidez.

Entre todos los presentes se encontraba una niña en malas condiciones, su vestimenta estaba rota y su rostro expresaba tristeza, aquéllo había causado un leve dolor en mí.

Mis pasos se dirigieron hacía ella, por el rabillo del ojo pude observar como los Reyes se giraron hacía mi dirección consternados por mis acciones.

Mi mirada seguía fija en aquélla niña quién se encontraba observandome sorprendida, al llegar hasta ella me arrodille levemente hasta alcanzar su altura, estire suavemente mi mano para acariciar dulcemente su mejilla, ésta cerro sus ojos ante mi caricia. 

Podía sentir qué eramos el centro de atención de todos los presentes, acerqué mi rostro lentamente hacía el suyo para besar dulcemente su frente, la curaría.




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