La Elegida (en Edición)

Capitulo 60

¿Qué era el amor?

Una corta pregunta con grandes significados, el amor es aquéllo qué llevamos impregnados en el alma, esperando que llegue alguien y lo encienda. Desde ese pequeño roce hasta una insípida mirada nos lleva hasta éste, ese sentimiento tan fuerte que nos acecha, volviendo locas nuestras emociones, llevándonos hasta la deriva de grandes sensaciones, haciéndonos delirar en el camino.

Aquél sentimiento que desgarra tus entrañas pidiendote a gritos sentir, amar, enseñandote que aunque intentes evadirlo siempre llegará hasta ti, envolviendote en el, derribando cada una de tus barreras y volviendo a derretir tu corazón, enseñandote qué es imposible vivir sin éste, por qué a fin de cuentas, el amor es el único qué nos salvará de éste mundo tan hipócrita.

Esa extraña sensación que se instala en tu pecho comprimiendolo, el leve sudor en tus manos, tus mejillas sonrojadas, aquélla sonrisa qué ilumina tu rostro, pequeñas sensaciones con grandes significados.

-¿Hacía dónde nos dirigimos?- pregunté observando qué nos adentrabamos hacía un pequeño lugar repleto de árboles y pequeñas rocas a su alrededor, los leves rayos de luz comenzaban a ser presentes y se podía apreciar como él todo a nuestro alrededor nos rodeaba de una luz brillante, subreal.

-Te enseñaré un lugar en dónde todo es tan tranquilo, tan diferente a nuestra realidad- respondió observandome por un leve instante.

Llevarás en tu piel el símbolo de nuestro vínculo, volverás a sentirte viva, vivirás para sufrir.

Un silencio arrasador comenzaba a envolvernos, nuestras respiraciones se hacían presentes, nuestros pensamientos flotaban queriendo ser libres.

-¿Porqué intentas ser amable al estar a mi lado?- mi voz se tornó sería, frívola, mi vista se encontraba sobre nuestros pasos, observando pequeñas rocas de diferentes tonalidades bajo mis pasos.

-¿Porqué?- murmuró confusa, podía sentir su mirada en mi pero me reusaba a observarla- Porqué hay algo en ti qué me hace ser como antes, me haces confiar, puedo sentir tus intenciones, eres un ángel, Alice.- mis manos temblaban ante su respuesta, mi respiración comenzaba a acelerarse.

No soy un ángel, madre, nunca lo seré..

-¿Cómo eras antes?- me atreví a preguntar, queriendo respuestas.

-Antes- suspiró- era felíz, me sentía tan viva, una sonrisa siempre se encontraba en mi rostro, una sonrisa verdadera- volvió a repetir, rompiendome el alma lentamente.

El tiempo se paralizaba a mi alrededor, el suave viento impregnaba contra mi rostro, los segundos eran minutos y los minutos horas, el tiempo comenzaba a detenerse al estar juntas.

-¿No eres felíz?- un pequeño nudo se hacía presente en mi garganta, desgarrando mi interior.

Sus ojos me observaban duditivos, nuestras miradas se conectaban por un pequeño tiempo, nuestras facciones eran tan malditamente parecidas, y aquéllo era realmente jodido.

¿Porqué debemos de parecernos tanto, madre?

-No- murmuró consternada- Hay algo en mi interior que me impide serlo, siento qué algo me falta, cada día presiento qué algo en mí está vacío, confundiendome. Christopher me ha hecho tan felíz, pero éste sentimiento qué crece en mí es diferente, más fuerte.- finalizó.

-¿Christopher?- carraspe.

-Mi esposo, Christopher D'angelo- comentó.

Christopher..

-Oh- murmure observando cómo el viento elevaba pequeñas hojas en nuestro camino, creando pequeños remolinos sobre el suelo, una perfecta obra de arte...

Un extraño silencio comenzaba a ser presente nuevamente, nuestros pasos eran lentos, disfrutando nuestro alrededor.

Una pequeña pregunta comenzaba a ser presente en mi interior, rogando escapar.

-¿Porqué no eres tan unida a tu hija?- solté sin previo aviso arrepintiendome casi al instante, provocando sorpresa en su rostro.

-No lo se- titubio- Ella es tan fría, tan misteriosa. Cuándo era niña solíamos estar juntas todo el tiempo, éramos tan felices juntas. Alisson es tan importante en mi vida, sin ella nada sería lo mismo- respondió rompiendome lentamente.

Por favor, para..

-He oído qué el pueblo le teme- dije se forma seca.- ¿Por qué?- tragué saliva, controlandome, mi pecho dolía a causa de el incontrolable nudo que comenzaba a formarse en mi garganta.

-Ellos no le quieren, no aceptan qué sea la princesa, quieren que sufra y no permitiré qué le hagan daño- su voz se escuchaba fría, despreciable.

Mi interior comenzaba a desmoronarse, el dolor comenzaba a ser presente en mi. Me estaba rompiendo..

La observé aturdida ante su actitud.

-¿Qué harás?- pregunté temiendo la respuesta.

-Los mataré- murmuró con desprecio, sus ojos comenzaban a oscurecer ante mi mirada.

Mi corazón comenzaba a romperse a pedazos y dolía, era malditamente doloroso.

-No- murmure enfadada, provocando qué su respiración se normalizara.

-¿Qué?- me observó.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.