-Alisson- murmure con desprecio. Un leve murmullo se sentía en el lugar, colmando mis nervios.
El rostro confundido de los presentes se encontraba fijo en mí, observando cada uno de mis pasos.
Nuestros ojos se conectaron, acechandose sin piedad alguna, maldiciendose en su interior. Podía sentir la mirada de Cassandra presenciando todo a nuestro alrededor, sorprendida ante mi aspecto.
-Alice- río a acercándose hacía mi, como si de una presa se tratase- qué sorpresa encontrarte aquí- sonrió.
Mi cuerpo se encontraba acechado por un extraño sentimiento, mi corazón comenzaba a acelerarse nuevamente; mi pecho dolía a causa de las rápidas palpitaciones de éste.
Pensamientos repletos de odio, ira, inclusive dolor eran presentes en mi mente, queriendo sangre, anhelandola sin ser conciente qué no podria parar.
Todos a nuestro alrededor se encontraban concentrados en nuestra conversación, el enfado era notable en el aire.
Nuestros ojos se encontraban observandose mientras se fucilaban entre si, amenazandose, prometiendo crear sufrimiento a la otra..
-¿Quiénes son ellos?- alece mi voz de manera ronca, observando confundida hacía todos los presentes.
-Mi familia- respondió mirandome con arrogancia- algo qué tu no tienes. Tú nunca tendrás una família- río, creando un vacío en mi pecho. Aquéllas palabras eran tan ciertas qué me era inevitable dejar que mis más temidas pesadillas me envolvieran entre si, creando el caos a nuestro alrededor.
-Juro qué te mataré frente a toda tu família- murmure extaciada en el odio qué envolvía mi corazón.
Un silencio sepulcral se instalaba en aquélla enorme sala, causando jadeos de sorpresa por parte de algunas personas.
-Alice- una voz repleta de miedo se escuchaba en mi interior, Mercy se encontraba observando mi rostro con sorpresa, podía ver como en sus ojos se escondía el terror.
La tensión era sofocante, sentía cada extremidad de mi cuerpo de manera extraña, diferente. Un tenue pensamiento alerto mis sentidos, provocando un enorme terror en mí interior.
-Tu cuerpo está cambiando..
Aquellas palabras lograron alertar cada poro de mi cuerpo. Mi cuerpo temblaba ante la posibilidad de que aquello sea cierto.
Mi mirada recorrió el lugar observando el rostro de cada uno de los presentes, Cassandra se encontraba a un lado de una extraña mujer, ésta era realmente parecida, sus ojos me observaban con admiración. Podía sentir como un extraño aura envolvía su cuerpo de manera continúa, mi pecho dolía a causa del dolor que sentía aún por aquéllas palabras.
Tu nunca tendras una familia..
Era realmente complicado explicar el dolor que envolvia mi interior, el pensar el verdadero significado de aquéllo, el quizás fuera malditamente cierto. Era realmente doloroso el saber que nunca tendre una verdadeta familia, que todo en mi vida se encontraba perdido, destrozado.
Muchas veces necesitamos de alguien que éste a nuestro lado para no dejarnos caer, para demostrarnos que no todo esta perdido en éste mundo lleno de dolor. Qué con tan solo su presencia pueda crear grandes sensaciones en nuestro corazón, qué nos enseñe que estará en nuestro camino para darnos la fuerza qué alguna vez necesitemos.
Alguien del cual podamos confiar a la perfección, qué nuestras imperfecciones sean encantadoras ante sus ojos, qué nuestra frialdad sea el calor qué le brinda a su interior, que sus brazos expresen aquélla proteccion que siempre deseamos tener en nuestra vida. Qué nos quiera, nos protega y lo más importante, nos enseñe a querernos sin pensar en toda la negatividad que habita en nuestra mente..
Necesitamos de ese alguien qué nos de luz a nuestra vida, que atraiga el calor que nuestros cuerpos emanan.
-Maldición- murmure al observar como el color de mi piel comenzaba a cambiar, volviendo a su color original.
El pánico comenzaba a ser presente en mí, haciendo qué retrocediera inesperadamente antes de dirigirme hacía mi habitación rápidamente.
-No puede ser- exclame horrorizada al observar mi aspecto en el enorme espejo que se hallaba en mi habitación.
Pequeños gemidos de desespero se escapaban de mis labios al recordar el rostro de los presentes ante mi huída. Cada extremidad de mi cuerpo había cambiado, mi rostro se encontraba diferente, dejando a la vista mi verdadero parecido a Cassandra..
-No puede ser posible- murmuraba con miedo al acariciar mi mejilla.
-Alice- la voz de Mercy era presente en mi interior- no salgas de tu habitación, maldición- se exalto molesta- intentare arreglar todo esto.
Las continúas palpitaciones que desbordaba mi corazón se escuchaba como si de un pequeño temblor se tratara.
Absorta ante la oscuridad inerte que envolvía todo a mi alrededor, me dejaba tranquilizar ante el silencio que se instalaba en aquél espacio, envolvente..
Comenzará tu verdadera batalla, princesa.
Tendrás que prepararte ante todo lo que se avecina, lucha..
***
Me encontraba frente al gran reloj que yacía en el enorme salón del Palacio, las aujas de éste se movian en un ritmo leve, sumamente despacio. Alargando los días y haciendo que estos pasaran de manera lenta, desesperante.