-¿Que intentas decirme?- pregunté observandola a mi lado.
-Lo qué intento decirte, es qué el tiempo se acaba- suspiró posando su mano sobre su cuello- cuando la Luna desaparezca anunciando la hora de un nuevo comienzo. Tú cambiaras, tu aspecto volvera a ser el real y tendrás qué presentarte ante todos, asumiendo las consecuencias qué esto conlleve- cerro sus ojos- tienes poco tiempo, Alice, en menos de un mes tendrás qué estar preparada para todo lo que ocurrirá.
-¿Qué ocurrirá?- murmure.
-Una guerra se desatará, tú tendrás qué decidir en que lado quedarte- respondió Gea, observandome con dolor- deberás elegir entre el bien o el mal, solo recuerda que con tan solo una decisión basta con cambiar el rumbo de absolutamente todo a nuestro alrededor.
-¿Qué sucedera con todos aquí?- mordi mi labio inferior, temerosa.
-El destino es inserto, solo tú tienes la decisión de qué hacer con éste. Tus acciones definirán todo a nuestro alrededor, tú eres nuestra única oportunidad de ser felíz, no olvides jamás dejar de ser quién eres- hizo una pequeña mueca con sus labios- No olvides tu felicidad, lucha por ti, por todos..
-¿Y si nunca encuentro mi felicidad?- suspire.
-Lo harás- acaricio mi cabello- Te encuentras realmente cerca de tu felicidad, pequeña.- reí al notar su mano revolviendo mi cabello.
Un leve presentimiento se instalaba en mi pecho, alertando mis instintos.
Los sueños..
-Gea- murmure consternada.
-¿Que sucede?- me observo preocupada.
-¿Qué significan mis sueños?- pregunté, decidida a averiguar sus respuestas.
-Premoniciones- respondió dulcemente- tienes el don de sucedera en el futuro- la observé en silencio.
-Madre- susurre- mis sueños van más haya del futuro- me observo desconcertada.
-¿A que re refieres, Alice?- pregunto temblorosa.
-Puedo presentir la muerte de las personas a través de mis sueños, el dolor, la tristeza; todo se mezcla en mi interior acechandome sin piedad- carraspe agobiada.
-Alice- murmuró mientras leves suspiros se escapaban de sus labios- tienes que saber algo..
Mi pulso se aceleró golpeando sin piedad mi pecho.
-¿Qué sucede?- tragué saliva.
-Tienes sangre de Banshee recorriendo tus venas- me sobresalte sorprendida- sangre pura, eres parte de su lineaje- leves recuerdos atacaban sin piedad mi interior, creando pequeños espasmos en mi cuerpo.
-¿Qué?- susurre levantandome de mi asiento- ¿Cómo es posible?- sus ojos expresaban cariño.
-Tus abuelas son descendientes de Banshee, sabía qué aquéllo ocurriría, no pude evitarlo- se disculpó intentando acercarse.
-¿Porqué?- susurros sin sentidos se escapaban de mis labios, al intentar pronunciar mis palabras.
-Debía de hacerlo, era lo que dictaba la profecía, Alice, lo valía.- poso su mano sobre mi hombro, dudosa.
-Necesito estar sola- aleje mi cuerpo lentamente, mientras sus palabras se clavaban como puñales sobre mi pecho.
Banshee.
Era una descendiente de las Banshee..
****
-¡Alice, tu puedes!- gritó creando pequeños remolinos de viento a mi alrededor.
La observe enfadada, mis manos ardían a causa del fuego que se instalaba en éstas. Podía sentir como mi interior era sucumbido por fuertes descargas eléctricas.
-¡Presta atención, maldición!- alzo su voz nuevamente- ¡Atacame!
-¡No puedo hacerte daño, Mercy!- grité repleta de ira, sus ojos se aclararon y podria jurar que todo su cuerpo comenzaba a cambiar, envolviendose en una nuve de electricidad.
Sus ojos expresaban amargura, cinismo. Una leve sonrisa se instalaba en su rostro, confundiendome.
-¿Qué sucede?- sonrió cínica- ¿Tienes miedo de ser una cobarde?- rió seca.
Le devolví la mirada, enfadada.
Algo en mi interior comenzaba a arder, el enfado crecía sin ningún consentimiento, preparandome para la peor versión de mi.
-¡Cállate!- grité observando como se preparaba para lanzarme grandes esferas repletas de electricidad.
-¡Hazlo, Alice, lucha contra mi poder!- mi respiración se aceleró- ¡No temas, tus padres no te recuerdan para sentirse decepcionados de ti!- todo a mi alrededor se hallaba en silencio, el suelo comenzaba a temblar bajo mi cuerpo.
Dejanos hacerle daño.
Hazlo...
Dañale...
-¡No hables de ellos!- grité, escuchando voces a mi alrededor, queriendo salir..
-¡Mírate!- rio de manera continúa, lanzando sobre mi esferas de color gris, mi cuerpo actuaba como reflejo logrando esquivar sin problema- defendiendo a personas qué nunca te querran- y en ese mismo momento pude sentirlo..
Habia explotado, los árboles se sacudian entre si con una fuerte violencia, atacandose.
Mi cuerpo era absorbido por un aura oscura. Grandes esferas se formaban entre mis manos con gran magnitud, mis ojos se encontraban tan negros como la mismísima oscuridad.
Me habia convertido en aquéllo qué alguna vez jure nunca ser.
Mi mente se encontraba en blanco, podía sentir como la ira dominaba cada extremidad de mi cuerpo, lanzando esferas repletas de fuego hacia su dirección.