POV. Alexander Vincent.
De niño solía imaginarme historias repletas de aventuras. Creaba un mundo completamente diferente a la realidad, soñaba con encontrar a la princesa de mi vida..
Mis labios susurraban palabras incoherentes a la hora de imaginar cada una de mis historias irreales.
Mi mente divagaba entre mi imaginacion llegando a los lugares mas remotos jamás explorados en mi, luchaba por que la mera ilusión no quebrantara mi frágil corazón.
Era un pequeño niño repelto de ilusiones que le fueron arrebatadas de sus manos sin medir su dolor..
Cayendo a un profundo vacio repleto de decepción, entendiendo a tan poca edad que nada era real en nuestra imaginación. Que la vida era demasiado distinta a nuestros sueños y que muchas veces esta se encontraba repleta de emociones aterradoras, el dolor, el odio, miedo, repulsión, incluso la angustia mezclandose entre si en tu interior obligandote a caer ante cada uno de sus efectos.
Sufriendo por completo, dejando su infancia atrás para convertirse en un hombre a temprana edad..
La esperanza aún seguia en mi interior a medida que pasaban los años, mi manera de actuar cambiaba duramente. Convirtiendome en un hombre con apariencia aterradora, con una personalidad fría, helando mi corazón por completo en la espera de mi princesa...
-No pierdas las esperanzas, mi pequeño héroe- murmuraba mi difunta abuela, acariciando mi cabellera..
-¿Cuando conocere a mi alma gemela, abuela?- respondía la suave voz del pequeño.
-Todo llegará a su tiempo, mi niño. Recuerda qué a veces vale la pena decepcionarse antes de perder las esperanzas, nunca dejes que nadie arrebate tu cariño- sonrió la anciana observando con admiración a su pequeño nieto.
-Lo prometo- río el pequeño al sentir leves cosquillas sobre su costillas- ¿Puedo pedir un deseo?- pregunto ganandose una mirada llena de admiración por parte de la mujer.
-De acuerdo- aceptó- pero debes pensar bien lo que desearas para que esto se cumpla- el pequeño asintió entusiasmado.
-Deseo encontrar a mi princesa- susurró al cerrar su ojos..
Una pequeña sonrisa se instalaba en mi rostro al recordar aquél recuerdo antes de su abuela fallecer, llevándose consigo una parte de su corazón.
-Mi dulce Alice- susurró al viento- ¿Qué me has hecho?
Mis pensamientos divagaban hacía el pequeño momento junto a Alice, en el cual nuestros labios se conectaron fundiendose entre si, sintiéndose..
Mi corazón se encontraba acelerado ante todo lo que estaba sucediendo, mis manos temblaban de la excitación a causa del momento. Todo se sentia de manera irreal, qué temía abrir mis ojos y que todo aquello fuera una peligrosa imaginación.
Pero no fue así...
Aquello habia sucedido, su cuerpo emanaba un aura cálida, repleta de esperanzas.. Su misterio habia cautivado cada uno de mis sentidos, me encontraba completamente intrigado en su pasado; anhelaba poder conocer cada uno de sus perfectos defectos...
Curar sus cicatrices con mi cariño, amor, protección. Algo en mi me decía qué sería ella quien nos protegeria a todos.. Pero de algo estaba seguro, no dejaría que nadie la dañara, no podría permitirlo...
-Alexander- una dulce voz se escucho a mis espaldas..
Mi cuerpo reaccionó rápidamente, encontrandome con una pequeña niña.
-Mi dulce Rose- murmure alegre al sostenerla entre mis brazos.
Rose era una niña qué había sufrido la perdida de sus padres, quedando completamente sola en el mundo. Sufriendo en un pequeño orfanato a las afueras de un pequeño pueblo, cuando la conocimos era tan pequeña, sus ojos ámbar se encontraban apagados, sin luz; su rostro demacrado a causa del dolor que sobre llevaba en su corazón, sufriendo ante las consecuencias de la vida. Mis padres al saber de su situación no dudaron en adoptarla como su pequeña hija, convirtiéndose así en la luz qué iluminaba cada parte de mi oscuridad; trayendo la felicidad a la vida de cualquier persona con solo demostrar su inocencia..
Era tan pequeña pero a su vez tan fuerte..
-¿Donde te encontrabas?- murmuró recostando su rostro entre mi cuello- Te he buscado por todas partes, te he extrañando, hermano- sonreí ante sus palabras, lograban llenar por completo mi pecho de felicidad.
Nunca te alejes de mi, pequeña...
-Me encontraba ocupado, cariño- bese su cabellera- Te lo recompensare, lo prometo.
-Cuéntame una historia- respondió eufórica, causando que una gran carcajada se escapara de mis labios.
-Esta bien, mi precioso lucero- reí, recostando nuestros cuerpos sobre un enorme sillón- Érase una vez..
*****
POV. Narradora.
Dos personas..
Dos personas entre millones en un mundo repleto de sorpresas, desafiando al destino con su coraje y fascinación ante el amor. Sus corazones se encontraban rotos, imaginando en sus sueños qué apareciera una persona totalmente diferente a lo acostumbrado, curando sus heridad con sus besos, volviendo el calor a sus cuerpo con tan solo sus caricias, deleitando sus sentidos con sus dulces palabras..
Enseñando qué nada era como se imaginaban, que la vida iba mas allá de lo escuchado.