La Elegida (en Edición)

Capitulo 75


POV. Alice Camberleck.

Pequeñas tiendas se encontraban a mi alrededor, los niños corrían con mucha euforia. Ver sus rostros iluminados al ver a sus padres creaba una inmensa admiración en mi interior, el saber qué podrían crecer junto a su verdadera família, estar a su lado toda la eternidad, causaba una enorme tristeza en mi corazón al recordar qué mi vida no había sido de aquélla manera. Esta se encontraba repleta de mentiras, secretos y millones de misterios que debia de resolver.

Mis pensamientos se devordaban, aún no lograba comprender como todo habia cambiado en tan solo minutos, como mi vida habia dado un completo giro encontrandome con sorpresas en ésta.

Aprendiendo qué la vida es demasiado diferente a lo que acostumbramos ver.. Que su camino se encuentra sumamente peligroso, pero muchas veces el peligro es nuestra salvación.

Aún lograba preguntarme ¿En donde se encontraban mis antiguos padres, los qué me observaron crecer día a día, que habia suedido con ellos, por que habian desaparecido?

Entendia que habia muchas cosas que aún no sabía, que era mi deber comprender sus significados. Pero temía aferrarme a ellos..

Temía agarrarle cariño a mi verdadera família y que luego estos terminaran lastimando mi corazón sin medir las consecuencias. Por que algo en mi interior me advertía que aquéllo sucedería, que pasaría y no podría hacer nada por remediarlo.

El tiempo pasaba tan lento que lograba ser completamente tedioso. Mi interior anhelaba encontrar paz, me sentia ahogada en un sin fin de emociones halladas demasiado pronto.

Todo en mi se precipitaba demasiado rápido y temía qué aquéllo frenara abruptamente, para luego caer sin piedad contra la soledad.

Mi ojos divisaron una pequeña casa completamente aislada de todas las personas, causando mi mera curiosidad.
Mis pasos se dirigieron hacia esta tocando suavemente su puerta, mi corazón latía pausadamente al escuchar unas lentos pasos detrás de esta.

Mi respiración paró abruptamente al encontrar frente a mi a un anciano observando mi rostro con curiosidad.

-Buenas tardes- murmure sin saber que decir- Lamento el momento inoportuno, solamente quería saber quien vivia por este lugar- comenté rápidamente, ganando un altivo de diversión en sus ojos. Éste se alejó de su puerta retrocediendo algunos pasos hacia el interior de su casa, haciendo una pequeña reverencia con su mano, invitandome a pasar.

-Puedes pasar, niña- respondió sonriendo- Eres bienvenida en mi hogar- su presencia emanaba un aura cariñosa, nada en el emanaba amenaza, en lo absoluto.

Mi cuerpo se estremeció al entrar en aquel lugar. Todo a mi alrededor tenía una aparencia acogedora, cálida.

-Por dios- murmure asombrada- ¡Tu hogar es precioso!- giré a observarlo, éste se encontraba reposado sobre un gran sillón, con su mano palmeo el asiento a su lado.

>>Oh- respondí- Lo lamento, soy Alice, un placer- me presenté sonriendo.

-Muchas gracias, mi nombre es Steven, el placer es todo mio- respondió, observando como un gran suspiro se escapó de mis labios al recostarme- Me alegra qué te haya gustado.

-Lamento haber aparecido de esta manera- me disculpe analizando su rostro, pequeñas arrugas se esparcian a lo ancho de sus ojos, sus labios se encontraban en una pequeña sonrisa, me sentía extrañamente comoda en aquel lugar, a su lado- No comprendo por qué me dirigí hacía aquí, supongo qué soy una persona demasiado curiosa- me reí de mis propias palabras, sabía que aquéllo era verdad.

-No debes de disculparte, querida- entrelazo sus manos girandose levemente para observarme- Hay algo en ti que llama mi atención- expresó confundiendome.

-¿Cómo?- carraspee.

-Tus ojos me expresan que eres una persona extraordinaria- respondió sorprendiendome- Pero algo en ellos inquieta tu interior, estas en una lucha en tu mente, ¿No es así?- pregunto, un pequeño nudo comenzaba a formarse en mi garganta al notar en sus ojos la bondad, me encontraba frente a una persona la cual expresaba sus emociones ante mi sin tener miedo a lo que podría suceder, estaba confiando en mi...

-Suspire dudando en hablar- No comotendo qué me sucede, temo de decepcionar a muchas personas y causarles sufrimiento- admiti.

-¿Temes equivocarte en tus decisiones?- preguntó observandome asentir en silencio- Déjame decirte una cosa, no debes de temer a equivocarte porqué esto es parte de la vida, parte de crecer. No podrás remediar tus errores por que estos son parte de ti y a su vez dejarán una enseñanza en tu vida. Aprenderas a base de errores, las equivocaciones son solamente un ligero empujón que debes de enfrentar para aprender..

-Pero..¿Qué sucedería si esto le costara sufrir a demás personas?- pregunté recordando a Alexander..

-¿Te encuentras enamorada?- pregunto abruptamente. Mis ojos se abrieron sorprendidos.

¿Qué?..

-¿Qué?- murmure sorprendida- ¡Claro que no!- me exalte nerviosa.

-Tus palabras dicen algo pero tu mirada dice otra cosa- respondió.

-No es cierto- susurre sin saber que responder.




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