POV. Alice Camberleck.
-¿Porque se supone que debemos de esperar aquí?- frunci el ceño observando con curiosidad la extraña habitación.
-Tendremos que esperar a que ellos lleguen, Alice- respondió suspirando a causa de mi inquisidora mirada.
-Esperemos que lo que tengan que decirme en verdad valga la pena- hable resignada.
-¡Créeme que valdrá todos los tesoros de los dioses!- alzó la voz una mujer a mis espaldas, sobresaltadome.
-¿Margareth?- pregunte sorprendida.
¿Como había llegado sin siquiera cruzar la puerta?
-Además de ti, querida, también tengo mis trucos- respondió sonriendo con gracia.
-¿Y los demás?- se unió la voz de Mercy, con preocupación.
-En minutos llegaran- respondió- Ha ocurrido un pequeño atracado en el camino pero se solucionará.
-¿Qué sucedió?- su rostro comenzaba a tensarse.
Ambas se miraron en silencio, causando un aura tensa a nuestro alrededor.
- No podremos decile a Alice lo que está ocurriendo, Margareth.
-¡Debemos hacerlo! Es el momento y no podremos posponerlo por más tiempo.
-..Tengo miedo de lo que pueda ocurrir.
-Ella lo entenderá, pero tendremos que contarle la verdad.
-Esta bien..
-¿De qué hablan?- mi voz las interrumpió causando sorpresa en sus rostros- ¿Qué me están ocultando?
-Tu..- Margareth trago saliva con nerviosismo- Es imposible que lograrás escuchar nuestra conversación.
-Puedo hacer todo lo que me proponga- le mire con seriedad- Ahora díganme que está ocurriendo.
- No me corresponde decirtelo sola, los demás llegarán en pocos minutos- musito tranquilidad.
-Pero...- fui interrumpida por el ruido de la puerta abriéndose con brusquedad.
-¡Aquí estamos, chicas!- contestó con alegría la voz de un hombre.
-¡Quítate del medio, Stefan!- se quejó la voz de una mujer detrás del nombrado.
-Oh disculpen, me había olvidado de sus presencias- se burló entrando de manera rápida al interior de la habitación.
-Tu debes de ser Alice- habló nuevamente la mujer, besando mi mejilla con adoración.
-¡Miren a quien tenemos aquí!- un hombre con ojos verdosos se dirigió hacia mi alzandome en un abrazo.
Mis ojos se abrieron ante la sorpresa, tensando mi cuerpo involuntariamente.
-¡Máximo!- gritó con enfado la misma mujer- Baja a la chica, la estas asustando.
-Disculpame- se disculpó con vergüenza el hombre cuyo nombre desconocía.
¿Ellos eran mis abuelos..?
Carraspe antes de hablar- Supongo que ustedes son mis abuelos- anuncié observando como asentían en silencio.
-Y en carne propia, querida- habló a mi lado aquella mujer ya mencionada- Encantada de conocerte, mi nombre es
-Encantada de conocerlos- sonreí levemente- Creo que no hace falta presentarme.
-¡En lo absoluto!- respondió Margareth- Pero primero tendrás que quitar ese hechizo de ti y demostrar tu verdadera apariencia, pequeña.
-Yo.. - trague saliva. ¿Lo haría realmente?
-No temas, jamás seremos el enemigo- el hombre cuyo nombre era Stefan me observó con ternura.
Asenti luego de unos breves segundos.
Si quería que todo acabara debería mostrar mi verdadera naturaleza..
-Por dios- jadeo Margareth a mi lado- Eres igual a ella..
-Eres hermosa, Alice- me apagaron Máximo y Stefan al mismo tiempo, ruborizando mis mejillas a causa de sus halagos.
-¿Cómo..?- pregunto en un murmullo la mujer que aún desconocía su nombre.
-Esa siempre será mi pregunta favorita..- respondi queriendo saber su identidad.
-Verónica- contestó, aún asombrada- Mi nombre es Verónica.
-Encantada de conocerlos- sonreí extraña ante sus miradas.
-Debemos de hablar de algo importante, princesa- murmuró la voz de Stefan interrumpiendo el momento y captando la atención de los presentes.
-¿De qué quieren hablar?- musite.
-Tu, tus padres..
-¿Que..?- le mire asombrada.
-Tus padres.. -carraspeo- Las personas las cuales te han cuidado, han muerto. Pero tu no los recuerdas, solamente lo que tu indirectamente has querido guardar.
-¿Qué.. quieren decir?- trague saliva.
-Tus recuerdos se borraban a medida que los años transcurrían, Alice- Maximo comentó ante mi estado.
- Cada año que pasaba olvidabas todo el dolor, olvidabas todo lo que ocurría- prosiguió Stefan en un suspiro.
-Hace cien años naciste, tus padres asignados han muerto hace bastante tiempo. Pero tu aún recuerdas momentos vividos con ellos, cuando eras pequeña- Margareth poso su mano sobre mi hombro, intentando tranquilizar mis emociones.
-Es imposible- murmure retrocediendo algunos pasos- ¿¡Cómo es posible, cómo!?- grite sintiendo mi apariencia cambiar.
-Aun no sabemos cómo es posible que haya ocurrido, cariño- susurro Verónica llegando a mi lado, su mirada transmitía una extraña turbacion.
-¿Quiénes eran aquellas personas parecidas a ellos?- pregunte con confusión.