La Elegida: Secretos de una Vida Oculta

Capítulo 3: DEMIAN

—Ey, Demian. —oigo a la persona al mismo tiempo que siento el golpe que recibo en la cabeza, lo que me hace salir de mis perturbados pensamientos.

No he logrado descifrar que fue lo que sucedió hace un momento, un rato la veía bien y al siguiente ya estaba fatal. Tan mal le caigo, ¿Qué no puede permanecer a mi lado ni un minuto? Porque eso es lo que ha durado esta dichosa cita.

He hecho cuanto he podido por conquistarla, pero nada de lo que haga funciona. Siempre son las misma palabras, “deja de insistir”, “no te puedo corresponder”, pero, ¿Por qué no puede hacerlo? No soy un mal chico, eso lo se. Me han educado para adorar a una mujer, para cuidarla y tratarla como el mas fino pétalo, entonces, ¿Qué tengo yo que a ella no le gusta?

Mi amigo me observa en silencio descifrando de la misma forma mis pensamientos, pero seguro que el si lo ha notado. Que todo salió mal y que me han rechazado una vez más.

—¿Tan fatal ha sido? —me golpea el hombro en un gesto de consuelo.

—Ni siquiera alcanzamos a pedir la comida y se ha ido. —le digo decaído, —¿Tan mal estoy?

El chico se sienta a mi lado, y fija la mirada en el mismo punto donde estoy mirando, la puerta. —No es que estes mal. —dice convencido, —vamos amigo, tienes a una fila de chicas esperando por ti, y tu sigues aferrado a una persona que no quiere nada contigo, y ¿Por qué? Solo porque has tenido un sueño. —intenta consolarme, pero lo único que hace es darme cuenta de lo patético que soy.

—Pero, todo en eso decía que yo debo estar a su lado. Se que es ella. Lo siento aquí. —me llevo la mano al pecho y lo miro fijamente.

—Demian, si todos hiciéramos caso de los sueños que tenemos, el mundo seria un desastre. ¿no lo crees?

—No lo sé, Alex. Pero, no me rendiré.

—Pues bien, has lo que quieras con eso. Ahora debemos irnos. Es momento que vuelvas a casa. —me dice, y siento todo mi cuerpo tensarse.

Llevo mas de tres años sin ir a casa. Discutí con mi padre cuando me opuse rotundamente a seguir participando en la cacería de lobos; esas creaturas maravillosas casi han llegado a su extinción y no pienso contribuir a que eso suceda. Nos dijimos cosas muy hirientes y me marche sin decir más.

—¿Enserio debo de asistir a esa ceremonia? —pregunto esperando oír que me diga que no es necesarios ir. Pero la decepción viene y por doble estocada cuando Alex me responde.

—Lo siento, pero debes de ir. En cinco días tu padre anunciara su retiro, y creo que sabes que significa eso. —y ahí está, la doble cuchillada que da directo a la conciencia.

¿Qué si se que significa? Por supuesto que lo se. Significa tener que seguir con esa absurda tradición, significa tener dirigir una compañía plagada de gente que odia a los animales. ¿Por qué yo también tengo que odiarlos?

—No quiero ir. Tampoco quiero tomar su lugar. Ni siquiera me toman enserio. —me quejo con él como si fuera el culpable, cuando él, es otro peón mas en esta tabla de ajedrez, —¿Qué hizo mi padre cuando le compartí mis pensamientos? Me retó, y me obligó a recitar ese absurdo lema, solo para recordarme que pertenezco a la familia Harvey. —suelto el aire cansado, —Amo a mis padres Alex. Pero hay cosas con las que no estoy de acuerdo. Entonces, ¿Cómo podría tomar su lugar?

—Ninguno de nosotros hacemos las cosas por que queremos Demian. Pero es tu padre, y sabes perfectamente que no le podemos llevar la contraria. Si tomas su lugar, serás tu el que tome las decisiones. Asi que por que no escondes por hoy un poco tu orgullo y hacemos esto juntos. No voy a dejarte solo en ningún momento, sabes que cuentas y contaras con mi apoyo siempre. —sus palabras me animan y los golpecitos que le da a mi espalda me hacen sentir reconfortado.

Es cierto que ahora tengo cosas mas importantes en las que preocuparme. Cualquier otro pensamiento tiene que quedar en el ultimo lugar. Asi invada todo espacio en mi mente debo enfocarme en mi familia y en lo que esta apunto de venir. Por esta ocasión cederé, dejare a Cleo y a mis sentimientos en ultimo lugar.

—Pues bien. Que pase lo que tenga que pasar. —digo mirando hacia arriba en una oración silenciosa. —y ¿A todo esto, como supieron en donde estaba? —pregunto con algo de curiosidad, dándome cuanta que nunca le dije a Alex que vendría a esta plaza.

Alex se rasca la cabeza y desvía la mirada, adoptando una postura nerviosa, —Fu… fue su padre. —murmura, y entorno los ojos cuando escucho lo que ha dicho.

—¿Mi padre qué?

—Su padre nos ha dicho que te encontraríamos aquí. —suelta hablando más rápido de lo normal. —¿Vamos amigo todavía crees que él te dejaría ir sin poner a alguien que te vigile veinticuatro siete?

Lo que es increíble, es confirmar lo que ya sospechaba. Mi padre me mantiene vigilado, desperdicia el dinero contratando a personas para que me sigan a todos lado, ahora mismo por ejemplo enviando a todo un sequito solo para llevarme a casa. No sé qué le sucede. No es como si fuera a salir huyendo. Jamás haría algo asi en realidad. De hecho después de lo sucedido esta tarde pensaba regresar; necesito de mi familia y enfocarme en otra cosa por ahora.

Aunque, había olvidado que la ceremonia estaba cerca. Ahora creo que es una buena oportunidad de regresar y tener una larga charla con mi padre, o terminar esa que dejamos pendiente por estar con nuestro tire y afloje.




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