La Elegida: Secretos de una Vida Oculta

CLEO

Mi madre me dejó sola en la sala después de darme los diarios de mi padre, los cuales descansan sobre mis piernas y los que no estoy segura de abrir todavía. No sé qué debería de sentir al tener esos cuadernos en mis manos, estoy nerviosa por lo que pueda encontrar escrito en ellos, pero también estoy nerviosa y un poco nostálgica porque todo lo que se encuentra en ellos lo escribió mi padre con su puño y letra.

Por años evite hablar de él, de recordarle, de pensar en él, porque cada que lo hacía, me enojaba conmigo misma por no poder recordar nada de él, por no tener un buen recuerdo juntos, por no tener nada que recordar. Mi mente siempre es un lienzo en blanco, porque no lo puedo llenar de colores, ya que no existen esos color en mi vida, no hay nada con lo que pueda darle color, no tengo emociones, puedo decir que lo único que me da un poco de color a mi vida es montarme a motocicleta y conducir hasta lo alto de la montaña.

Y, ahora tengo la oportunidad de conocer a mi padre, por medio de sus palabras, de los escrito que ha dedicado durante siglos escribirme a mí, explicándome de una vida que nunca pensé que existiera y de la que se supone soy parte.

Pienso y pienso en todo, en cada palabra que me ha narrado mi madre, sigo sin creer que existan los hombres lobos, que estén ocultos a simple vista, y que yo también sea parte de ese secreto. Es difícil imaginar que pueda convertirme en una, eso me lleva a recordar que mi cumpleaños está cerca y con ellos lo que mi madre llama “primera transformación”, al menos debería de explicarme que voy a sentir cuando suceda.

— ¿Hija, aun no te decides leer los diarios?, — mi madre se acerca con dos tazas de chocolate caliente en las manos, para darme uno.

— ¿Tú los has leído?, — recibo la taza que me pone enfrente. — ¿No puedes decirme que es lo que dicen?

Ella me mira, — No he leído ninguno. Tu padre dejo una única indicación, y es que solo tú puedes leerlo. — me informa, sus ojos van de los míos a los diarios.

Me doy cuenta que ella también quiere saber cuál es el contenido de los cuadernos, asi que cojo el que está marcado con el número 1404, quito el cordón de piel que sujeta las dos capas, y abro la capa que cubre la primera hoja, el olor a cuero viejo y papel amarillento llenaba el aire, evocando recuerdos de un pasado que apenas conocía.

Mi corazón latía con fuerza, y una sensación de nostalgia y tristeza me envolvió, recordándome la ausencia de mi padre y el peso de su legado.

La primera hoja está firmada con el nombre de mi padre “Daniel Hugues”, la caligrafía parece antigua y por extraño que parezco soy capaz de leer cada palabra que está escrito en ella.

En esa hoja había una inscripción que decía lo siguiente:

Mi pequeña lobita si estas leyendo estos diarios, quiere decir que no estoy a tu lado.

Probablemente en estos momentos tienes tantas preguntas en mente, y ya no sepas quién eres realmente.

Déjame decirte que tú eres mi hija, y eso es lo que debes de tener siempre presente. Nuestra raza no cambia que llevas mi sangre en tus venas.

Estas cerca de convertirte en el Alfa de la manada y estos diarios te ayudaran.

Hace muchos años descubrí una leyenda, quiero que la leas, ella habla de ti.

Descubre cual es el significado.

Te amo hija mía.

Siempre serás mi pequeña.

Atte.

Daniel Hugues

Las palabras de mi padre resonaron en mi corazón, llenándome de una calidez inesperada. Las lágrimas amenazan con salir de mis ojos, cuando vuelvo a leer las palabras que están escritas por el puño y letra de mi progenitor, un inmenso vacío se forma en mi pecho y siento el peso de su ausencia, me hace mucha falta, lo extraño cada día.

Al menos desearía recordar cómo era; su color de pelo, su color de piel, el color de sus ojos, el sonido de su risa, o el aroma que desprendía su cuerpo. Y, me siento aún más triste porque no puedo encontrar nada en mi memoria, nada que me haga recordarle.

— ¿Qué pasa cariño?, — pregunta mi madre.

— Madre, siento que esto me sobre pasa, es demasiado para mí, — suspiro, ella evade mis ojos porque está llorando, hay culpa en ellos acompañados de una infinita tristeza.

— Lose cariño y lo lamento tanto, sé que debí decirte todo desde el principio, — se desahoga y llora con más fuerza, — pero no pude, cuando tu padre se fue de nuestro lado no quise que tu pertenecieras a ese mundo que me quito al hombre de mi vida, no estaba dispuesta a que a ti te sucediera lo mismo. — su voz se quiebra con cada palabra.

Llevaba demasiado tiempo guardando ese secreto, que hoy tiene la oportunidad de liberarse de esa carga, y quisiera enojarme con ella pero no puedo, por que puedo sentir su miedo y entiendo que permanece aún ahora, mi padre no esta y era la persona que la hacía sentir segura, le hace falta, igual que a mí, ahora yo debo tomar la batuta, ahora yo debo cuidar de mi madre, y de los que son como yo.

— No tienes que explicar nada. Se que hiciste lo que creíste mejor para mí. Me diste una vida madre, eso ya es suficiente para mí. — trato de clamarle trayéndola a mis brazos, — Solo necesito asimilar todo, y veras que todo estará bien.




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