La Elegida: Secretos de una Vida Oculta

Capítulo 5: CLEO

Me quedo sola sentada en el suelo, con los diarios de mi padre frente a mí; lo cuales aún no me atrevo abrir todavía. Lo cierto es que no sé qué debería estar sintiendo en este momento, me siento llena de emociones, pensar en lo que puedo encontrar dentro de ellos, pero también el no soportar ver las palabras que mi padre escribió para mí con su puño y letra.

Pase años evitando los recuerdos que tengo de él, no porque no lo ame, sino porque me prometí a mí misma ser lo suficientemente fuerte, para nunca preocuparla a ella. Creí que dejarlo ir, era suficiente para vivir una vida plena y amena junto a mi madre, pero aquí estoy; casi a punto de romper en lágrimas, al imaginarlo a él escribiendo cada palabra solo para hacerme la vida aún más fácil. Aun en medio de su ausencia, él sigue a mi lado.

Tengo que ser el doble de fuerte, para no romperme en estos momentos. Ahora hay una razón por la que mantenerme en pie es una obligación; necesito conocer esta nueva vida, una que nunca en la vida imagine que fuera realidad. Pensar que existen los hombres lobos, solo en las películas. Y pensar que soy una, solo en mi sueños. Me siento confundida, la historia de mi madre fue tan ambigua, llega de lagunas que necesito llenar.

Pienso en todo, en cada palabra y sigo sin encontrarle una explicación lógica. Crecí aprendiendo que en el mundo hay un solo dios, aquel que rige sobre toda criatura sobre la tierra, pero hoy descubrí que esas ideologías son erróneas, que en realidad somo creados por dioses, y que además de humanos y animales, hay seres sobre naturales habitando todos juntos como una sola existencia. Secretos, que han permanecidos ocultos por años han sido abiertos para mí el día de hoy. ¿Ahora que debo hacer con eso?

Es difícil imaginar que pueda convertirme en una bestia de cuatro patas y al mismo tiempo conservar mi humanidad, o ser humana tener la fuerza de una creatura sobrenatural, y eso me hace recordar que mi madre menciono que la primera transformación surge cuando cumplimos veintitrés años, y el mío está a dos semana de llegar.

—¿Qué paso cariño, porque no has abierto ninguno de los diarios? —me dice mi madre, mientras se acerca con dos tazas de chocolate caliente en las manos.

—No sé, tengo miedo. —confieso, mientras recibo la taza que me pone enfrente. —¿Los has leído?

Ella me mira sinceramente y me responde, —No lo he hecho, por que tu padre dejo una única indicación y fue que solo tu podías leerlos. —dice, e intercala su mirada entre los diarios y yo. Claramente también esta intrigada.

Es casi absurdo pensar que no ella no quiera saber que hay escritos dentro de los diarios que escribió su esposo, para su única hija. Yo estaría igual de ansiosa.

Dejo de darle tantas vueltas, respiro hondo, me reacomodo en mi lugar, tomo un sorbo de chocolate caliente, y cojo uno de los diarios; al tomarlo entre mis manos, ese sutil frio del cuero hace que una corriente atraviese todo mi cuerpo, desde la punta de mis dedos de las manos hasta la punta de los dedos de mis pies.

Es casi poético, sentir la textura del forro de cuero, siendo tan suave pero al mismo tiempo un tanto desgastada por los años, que me hace tratarlo como si fuera las más fina pieza, que en parte lo es. Lo más valioso que mi padre dejo para mí.

Al abrirlo, es aún más mágico, gratificante; cautiva mis fosas nasales con ese aroma que emana de su interior. Un perfume que se compone de notas herbáceas, con sutiles toques de vainilla, tan sutil que trasciende los siglos que lleva guardado. Cuando inhalo, es como si viaja en el tiempo, una experiencia que solo puedo definir como nostálgica y placentera.

La sensación del papel en los dedos es casi mágica, las páginas amarillentas, impregnadas de un aire de misterio y sabiduría, susurran secretos que no han sido revelados; cada hoja cruje levemente, como si el libro estuviese vivo, compartiendo sus secretos conmigo.

Mi corazón late con tanta fuerza que casi siento perder el aliento; la nostalgia y la tristeza se apoderan de mí, recordándome la ausencia de mi padre, y cae sobre mi hombro el peso de su legado.

La primera hoja está firmada con su nombre, la caligrafía es casi una obra de arte antigua, es perfecta, impoluta, limpia, firme y certera, un idioma que no conozco pero que puedo leer perfectamente.

La nota, las palabras que salieron se su alma y su corazón, para la única persona destinada a leerla, yo. Están escritas en esa primera página, que casualmente he abierto casi por instinto.

Mi pequeña lobita si estas leyendo estos diarios, quiere decir que no estoy a tu lado.

Probablemente en estos momentos tienes tantas preguntas en mente, y estes en la encrucijada de saber quién eres en realidad. Se perfectamente como has de estar sintiéndote.

Pero, déjame decirte antes que nada, que tú eres mi hija, y eso es lo que debes de tener siempre presente. El que hoy sepas que eres una mujer lobo, no cambia que llevas mi sangre en tus venas.

Si, estas leyendo esto, quiere decir que estas por tomar el lugar que te corresponde, como la siguiente alfa de nuestra manada. No tengas miedo mi lobita, estos diarios te darán la información necesaria para que sepas que vas a ser en tu nuevo papel.

Voy a compartirte otro secreto. La manada está en peligro, hay algo que nos asecha en las sombras y necesitamos destruirlo.




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