La Elegida: Secretos de una Vida Oculta

CLEO

Como si el descubrir el secreto de mi familia no fuera suficiente, mi cumpleaños llego más rápido de lo que me esperaba, he pasado los días leyendo cada diario que mi padre me dejo, y ahora tengo toda la información que se me había sido ocultada en mi cabeza, esta todo lo que necesito saber sobre mí, sobre mi origen, sobre el origen de mi familia, sobre las manadas, sobre los lobos alfas; mi padre lo dejo todo para mí, aunque todavía hay cosas que a las que debo de prestarle un poco más de atención, lo que ahora me está desconcertando y me tienen nerviosa es mi primera transformación.

Sin contar que aparte de ser mi cumpleaños, también es luna llena, y los síntomas cada día se han hecho más intensos, mis cambios de temperamento, los sentidos, todo es mas de todo, puede ser abrumador; sentir todos los olores, ver hasta la más minúscula partícula, escuchar hasta el más insignificante sonido, es malditamente frustrante, y se está haciendo un poco complicado lidiar con eso ahora que ya soy consciente de lo que me está sucediendo en realidad.

Por lo que sentirme nerviosa, asustada y preocupada no era algo común en mí, pero si me preguntan ahora mismo si tengo miedo, diría que si lo tengo, estoy asustada, y no porque no acepte mi vida, después de todo soy esta desde que nací; es porque no se si seré capaz de soportar todo lo que se vendrá después de este primer cambio, y de tomar mi posición como la heredera y el alfa de la manada.

Miro al techo desde mi cama, y los pensamientos se arremolinan en mi cabeza, justo asi, con el ligero rayo de sol que se cuela por mi ventana me doy cuenta que es hora de que deje esta casa, la cual me ha visto crecer, ha sido testigo de los peores y mejores momentos que he vivido por más de diez años junto a mi madre, y debo dejarlo todo atrás.

Despedirme de mis recuerdos, de los días en los que salía y nos tomábamos un café en el balcón, y teníamos infinitas charlas de los días triviales que vivíamos día con día, de los proyectos que planeamos juntas, de los proyectos que planee sola, de todo y de nada a la vez, despedirme de todo eso no es fácil. Este ha sido mi hogar por tantos años, he vivido cosas en este lugar que no quisiera dejarlo atrás como si no significara nada, pero debía de tomar mi verdadero camino y dejar esta casa era cuestión de tiempo.

Al ser mi cumpleaños le pedí a mi madre que quería pasarlo aquí por última vez, creo que era la mejor forma de dejar atrás mi vida como una humana, porque después de este día oficialmente sería una Hugues, miembro del clan de hombres lobos de sangres pura, descendiente de una larga línea de lobos alfas, y ahora era mi turno de tomar mi puesto como descendiente del alfa de la manada Luna Negra.

La perilla de la puerta rechina y el aroma a lirios invade mi habitación, ya no puede llegar sin que no la detecte a pocos metros de mi puerta; por los diarios de mi padre he descubierto que cada hombre lobo tiene un aroma que lo distingue, el de mi padre huele a lirios floreciendo, y me encanta su olor, ahora sé que cuando sentía ese olor cerca, era ella cerca de mí.

Ahora que recuerdo hace unos días pude oler, la sutil fragancia de las flores de edelweiss, flores que solo nacen en lo alto de la montaña, y de las que creo nadie en la ciudad sabe que existen en este bosque, y ese aroma tan sutil y fragante estaba en la plaza cuando tropecé con aquella chica, fue tan reconfortante, me sentí atraída por ese aroma, y puedo ver un par de hermosos ojos azules mirándome con extrañeza y curiosidad, su suave tacto permanece en mi piel que aun con todo el caos que estoy viviendo el sentimiento de paz permanece, recuerdo el hormigueo y la sutil descarga que sentí cuando nos tocamos, y…

—¿Estas despierta hija mía?, —me habla mi madre desde la puerta de mi habitación.

—Lo estoy madre, —le respondo somnolienta.

Al terminar de hablar se abalanza sobre mí, sin darme la oportunidad de levantarme de la cama, —A partir de hoy eres oficialmente parte de la familia Hughes, la legitima heredera, ¡Feliz cumpleaños lobita!, —grita emocionada.

Me giro en la cama, y la rodeo con mis largos brazos devolviéndole el abrazo que ella me ha regalado, me hacía feliz ver como sus ojos brillaban con una luz increíble, el liberarse de la enorme carga que reposaba sobre sus hombros, la hacían ver ligera, fragante y resplandecía con un brillo único, amaba a esta mujer. -—Gracias mamá —le digo, tomando los documento que me entrega. —¿Y, esto?

—Estos hija mía, es lo que hace oficial tu nuevo puesto en la familia, ahora date prisa, te estepero en el comedor para que desayunemos juntas, —dijo antes de cerrar la puerta.

La frase que acaba de decir mi madre me hace pensar en otras cosas aún más preocupantes, como el que iré a una empresa donde jamás en mis 23 años he puesto un pie, y decir que seré la nueva jefa no es empezar con el pie derecho a mi parecer, ¿Qué debía hacer, llegar y decir “buenos días, soy su nueva jefa”?, todo eso era una locura, primero saber que no soy exactamente una humana, luego descubrir que soy la heredera de la segunda familia más rica de la ciudad y después que debo ser el alfa de una manada que es todavía más loco hasta de decir en voz alta.

Sali de la cama, cerré los ojos por un breve segundo, inhale y exhale algunas veces, camine hasta el blanco de mi habitación y contemple la enorme Montañana que adornaba la vista que tenía enfrente, el frio invadió mi cuerpo, el aire helado golpeo mi rostro y la sensación me causo cierta tranquilidad, las voces en mi cabeza se silenciaron por ese breve instante, el aroma a la nieve, a pan recién orneado, a café recién molido, a jugo recién exprimido, fruta fresca recién cortada, huevos recién hechos, todos esos aromas que me eran tan familiares por que han sido parte de todos mis días golpearon mis sentido.




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