Los días en la vida de las dos grandes familias transcurría tan rápidamente que los dos nuevos lideres no lo notaron hasta el día en el que el calendario les aviso que el regreso a su vida universitaria estaba cada vez más cerca. Las familias presentaron a sus jóvenes lideres a la sociedad y la ciudad de Moor se mantenía expectante ante las nuevas noticias, ya que curiosamente las dos empresas anunciaron la buenas nuevas el mismo día.
Todos los días los chicos se pasaban el día entre reuniones, papeles, y conferencias. Cada día era igual al anterior, atrapados en sus empresas, por lo que a Cleo concernía, el estar en medio de tantos papeles y reuniones donde se hablaban conceptos de los que ella no tienen idea, no le ha dado tiempo de presentarse con su manada.
Y, por otro lado Demian estaba igual o más ocupado en la empresa de su familia, aun no terminaba de leer los diarios y eso también absorbía su tiempo. Su padre no le daba tregua con los entrenamientos, y en la oficinas las reuniones le dejaban apenas un poco de vida, para salir y explorar el bosque y sus alrededores.
Después de esa semana de extenuante trabajo, por fin llegaron la clases y era hora que lo chicos regresaran a su rutina diaria de la universidad, las tareas, los amigos y todo lo que se venía con el último año de escuela. Ahora todo se podría complicar en la vida de los chicos, al parecer una amenaza se acercaba cada vez más a ellos y a la ciudad que han protegido por años.
El lunes Cleo se despertó aún más temprano que de costumbre, por alguna razón la noche anterior apenas pudo dormir, un ligero nerviosismo se apodero de su cuerpo, la sensación de que algo sucedería no la dejo pegar un ojo en toda la noche, asi que cuando las primeras horas de la mañana llegaron se puso en pie y se adentró en el bosque para que su lobo saliera a correr antes de ir a la universidad.
Sentir la nieve en sus patas, respirar el aire frio de la mañana, sentir el suave viento deslizándose en su denso pelaje le daba la paz que anhelaba en ese instante, desde que se transformó la primera vez, después de eso cada día se tomaba un tiempo para dejar salir a su lobo y correr por la paradera que rodeaba la mansión familiar.
Después de vagar y explorar los alrededores por un par de horas, volvió a la mansión cansada pero más tranquila, el presentimiento aún era un constante en su sistema, pero correr aminoraba la carcoma que la estaba matando. Volvió a su habitación, se metió a la ducha rápidamente, y se alisto para ir a la universidad y salió tan pronto pudo.
Cleo dejo de la mansión, con las mismas emociones a flor de piel, se detuvo un instante antes de descender por la escaleras, sintiendo la brisa fresca de la mañana acariciar su rostro. Bajo rápidamente, monto su motocicleta, una maquina poderosa que había extrañado profundamente en esos días. Al encender el motor, un rugido vibrante resonó en el aire, llenándola de una emoción indescriptible. Era como si cada fibra de su ser se despertara con el sonido, recordándole la libertad y el poder que sentía al conducir.
Mientras aceleraba por el camino, el paisaje nevado de Moor se desplegaba a su alrededor. Los árboles cubiertos de nieve formaban un túnel blanco y brillante, y el sol de la mañana reflejaba destellos dorados en el hielo. El aire frio y limpio llenaba sus pulmones, y una sensación de euforia la invadía. Habían pasado días desde la última vez que había podido tocar su moto, y ahora, cada segundo sobre ella era más como un regalo. La velocidad, le control, la conexión con la carretera…todo era perfecto.
Al llegar a la universidad, desacelero y se dirigió al estacionamiento. El campus estaba rodeado de altos pinos y edificios antiguos cubiertos de una ligera capa de nieve. Era tan ajena de lo que pasaba a su alrededor que no se dio cuenta que en lo que ella aparcaba su moto, un coche negro también se estacionaba aun lado de ella.
Donde en el interior del coche, tres par de ojos la observaban, con profunda admiración, curiosidad y anhelo. La chica que era parte de ese trio de ojos que miraban a la chica de la moto, con los ojos muy abiertos, murmuro algo inaudible, claramente asombrada por la chica que tenía enfrente.
Demian, por otro lado, estaba sumido en sus pensamientos, atormentado por lo que había sucedido en el restaurante y con la decisión de dejarla ir. Su corazón latía con fuerza, pero no se atrevía a bajar del coche; la pena, el dolor, y la pesadumbre le impedían siquiera querer mirarle la cara.
El chico estaba enamorado hasta la medula, y el rechazo había hecho más que solo romperle el corazón, había matado la esperanza de creer que alguien más existía para él, porque todo en su cuerpo y en su mente le dictaba que Cleo era la chica que él quería en su vida.
Y, no podía lidiar con los sentimientos, y las emociones que aquella expresión y aquella voz que amaba escuchar, le hubiese pedido que nunca se acercara a ella, que dejara ir ese sentimiento porque no tendría oportunidad con ella.
Esta dolido, triste, y con el corazón roto.
En cambio uno par de esos ojos, la observaba con detenimiento. Intentando adivinar si sus ojos no se habían equivocado, si lo que ella estaba viendo era real o solo el producto de su imaginación, por la espera y las ansiad de volver a esa persona que su corazón se enterca de querer tener dentro de él.
Los tres se quedaron en silencio, observando cómo Cleo desmontaba de su motocicleta con una gracia natural. Su larga cabellera negra ondeaba al viento, contrastando con la nieve blanca que la rodeaba. Verla era un deleite para los ojos de cualquier persona, aquellos quienes la miraban desde el interior del coche lo sabían ya que en el exterior, la chica robaba mirada, suspiros y en el camino uno que otro corazón como aquellos quienes en ese momento latían al mil por hora.
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Editado: 05.02.2025