La Elegida: Secretos de una Vida Oculta

DEMIAN

Después de dejar a Akira en su casa, me fui a la mansión de mis padres junto a Alex.

—Te ves cansado, — me dice Alex.

—¿Tú crees?

—¿Qué te pasa?

—No lo sé. — le respondo cansado, — me resulta extraño ver que Cleo haya tenido más interacción con la trencitas, que conmigo en casi cuatro años.

—¿Estas celoso de Akira?

—No exactamente. — miento, — pero me sorprende ver lo cerca que estuvo de ella. ¿Lo viste cierto?

—Lo hice. Pero no vi nada malo en eso.

—Vaya que un casanova como tu jamás entenderá esas cosas. — me burlo.

—¿Qué?

—Nada. Mejor olvídalo. — le corto el tema.

—Sí mejor. ¿Qué tal si en vez de amargarte la vida pensando en Cleo, nos vamos de cacería? La noticia de que un animal está matando personas, ya está en todos los periódicos.

El día que se efectuó el ritual de iniciación, apareció el primer cadáver en el lado norte del bosque y ha causado una gran conmoción en la ciudad. Debería de aceptar la oferta de mi amigo e ir con el de cacería a esa parte del bosque, tal vez tengamos suerte y encontremos que es lo que está causando las muertes.

—Sí. Es un buen plan. — le digo.

Llegamos a la mansión y nos fuimos directamente a la sección de entrenamiento donde está todo el equipo que utilizamos para ir de caza. Nos ponemos nuestros trajes, tomamos nuestras armas espirituales y nos caminamos al norte por el bosque, yendo más allá de la línea limite que está permitido llegar.

—¿Qué te parece si hacemos esto más interesante?, — expresa animado mi amigo.

—¿Qué tienes en mente? — pregunto curioso.

—Amm. Qué tal si hacemos una competencia, el que atrape al animal más grande del bosque, se volverá el cazador.

Mi lado competitivo se estremece, y quiero aceptar. Pero las cosas en mi cabeza no dejan de hacer ruido. Los acontecimientos que han sucedido en estos días, me tienen cansado, abrumado y con los ánimos por los suelos, y a eso tengo que sumarle que he visto a la mujer que me gusta coquetear descaradamente con la chica que es mi amiga desde que somos niños y a la que quiero más que nada en el mundo.

Recordar como esos ojos se iluminaron cuando se miraron la una a la otra, Cleo se perdió en la belleza pura e inocente de mi amiga, y ella, estaba estupefacta con lo imponente que es Cleo, la mirada con admiración, ternura y deseos, ese par de ojos azules brillaron al encontrarse con aquellos par color miel.

La mejor manera de sacar aquella imagen de mi cabeza es aceptar la propuesta de Alex, necesito correr, distraer mi cabeza con otras actividades y cazar es una de las cosa que más me gusta hacer. Pero mis alertas la voy a poner en primer plano porque ahora sé que hay otras criaturas en el bosque que debo proteger, hasta de los míos.

—Vale, parece buena idea. — le respondo animado y él sonríe con satisfacción, — Pero ya sabemos quién va ganar. — Le golpeo el hombro con el puño y me adelanto, dejándolo solo en medio del bosque.

—¡Ey, Demian! — grita a lo lejos. Me rio, porque seguramente esta cabreado que le haya tomado la delantera.

Camino en medio de los gigantescos árboles, dejo que todos los romas que alberga me inunde, cierro mis ojos y centro mis sentidos a cada cosa que escucho siento y veo, a diez metros al este, un ave constructora picotea un pino. Puedo escuchar las gotas de roció desliarse por las hojas de los arbustos.

Me quedo de pie en silencio, y al norte a no más de cuatro metros una rama se quiebra, el sonido es tan claro que no dudo pensar que ese fue un lobo el que lo piso, cuando merodean no son cautelosos, son vagos, descuidados y no se molestan en pasar desapercibidos. Mi cuerpo se mueve sin importarle nada, mi lado competitivo grita eufórico dentro de mí, claramente quiero ganar. Pero el cosquilleo de imaginar que lo que escuche podría ser un lobo que se transforma en humanos, o humano que se transforma en lobo, me emociona aún más.

Me quedó inmóvil cuando después de unos segundo llego muy cerca del lugar, cuando veo a la más hermosa y magnifica bestia que está de pie en medio de aquel claro, debajo de su enorme pata una raba está hecha pedazos. Ruidos a mi espalda me hacen girar en alerta, pero el que viene es Alex con cara de querer romperme la cara, y me tienen sin cuidado cuando vuelvo a mirar lo que tengo enfrente.

Me acerco el dedo índice a los labios y miro a mi amigo para que vea mi gesto y guarde el mayor silencio que pueda. —¿Qué pasa?, — leo sus labios. Le hago una señal para mire al frente.

Y, ahí está, la reacción. Alex se queda estupefacto al ver al enorme lobo blanco, que ahora está echado en el mismo lugar donde lo encontré. Esta tan tranquilo y relajado, su enorme cuerpo cubre casi metro y medio cuadrado de espacio, de pie al menos debería medir dos metros. Es magnifico, la presa perfecta. La bestia perfecta, y se ve tan pacifico.

—Es bellísimo, y ese será mío — exclama Alex.

La loba se pode de pie y no me equivoque con calcular la altura, es malditamente grande, da terror su enorme hocico, lleno de grandes dientes que desgarran sin piedad, con esa enorme boca es imposible que quede rastro de alguno de los dos i decide comernos; ahora temo por mi vida ya que nos observa. Nos mira con sus enormes ojos, el color es como sangre, fuego, arden y quema mi alma con sus penetrante mirada, me congelo jamás en la vida había visto que un lobo tibiera ese color de ojos.




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