Deslizo las manos entre el suave pelaje de enorme lobo, la sensación que deja es increíble. Si no estuviera en otra casa ahora mismo me tiraría sobre él y juagaría hasta cansarme. Sabía que podría existir algo como este animal en el mundo, pero jamás imagine que podría ver uno en persona.
Cualquier otra persona saldría corriendo con solo ver los enormes dientes que sobresalen de su boca. Son aterradores. Sin embargo, a mí no me parecen para nada amenazadoras. No me asusto con cualquier cosa.
—¿Te gusta? —pregunta la mujer que está sentada en una de la tumbonas cerca de la piscina.
—Sí, —no contengo la emoción, —Es fascinante, jamás había visto un lobo de su tamaño. ¿Cuánto mide?
La mujer se queda mirando al lobo como si ni ella estuviera segura de cuanto mide. Aun asi responde —Tal vez, unos dos metros.
Sí, de hecho sin la necesidad de que se ponga en pie, diría que eso es lo que mide, es muy grande, su cuerpo abarca una gran cantidad de espacio.
Espabilo cuando noto que estoy más emocionada de lo que debería, y que la mujer que me hablo no es Cleo sino su madre. Con disimulo miro de un lado a otro buscando a la única persona que me interesa ver en este momento. Pero, aun que estire el cuello no la veo por ningún lado.
Me siento un tonta al venir después de haber salido corriendo como una niña asustada ese día. Solo las cobardes huyen como yo lo hice. Cleo hizo lo que yo prometí hacer el día que la conocí.
Cuando la encontré tenía toda la confianza de hacerme su novia, de conquistarla. Pero, todo lo que se decía de ella en los pasillos si me hizo plantearme si debía intentarlo. «Cleo rechaza a todo el mundo» decían algunos, o «Ella no está interesada en salir con nadie».
Entonces, no se si me desanime o me sentir igual que ese montón de chicos, incapaces de ganarse del corazón de ella. Por eso, cuando se confesó, cuando de sus labios salieron aquellas palabras, me paralice. Creí que era un sueño, o tal vez una broma de su parte. Ya que había estado jugando conmigo desde hace algunos días.
Soy una completa ton por no creer en lo que sus ojos me estaban gritando en ese momento, en su boca buscando desesperadamente la mía, en sus manos acariciando mi piel en las palabras que aún resuenan con firmeza en mis oído.
—¿Eres Akira, cierto? —habla la mujer interrumpiendo mis pensamientos.
—¿Ah? —me sorprendo.
—¿Qué si eres Akira? —vuelve a preguntas.
—Ah, sí. Soy yo.
—¿Cómo te ha tratado mi hija Cleo, Akira? —pregunta la mujer. Me tenso al no saber que contestar.
—¿Cleo?
—Sí.
Me rasco el cuello con nerviosismo y no puedo dejar de sonreír por lo mismo, —Mmm, me ha tratado bien.
—¿Segura?, no te escucho muy convencida. —dice, —¿No te ha hecho pasar malos ratos, cierto? —insiste en el tema y no sé por qué. ¿Por qué tanto afán?
—No, para nada. —contesto.
Tampoco es que le vaya a confesar que nos hemos besado y que hui como una cobarde, porque no enfrente el hecho que ella se confesara primero. Si, no es como que lo vaya hacer.
De pronto siento que mis mejillas se encienden en un fuego lento y silenciosos que deja al descubierto la vergüenza que me avasalla, mi corazón late como un potro salvaje y ahora solo quisiera meterme entre las fauces del lobo para que me trague entera antes que mi torpeza me haga quedar mas en vergüenza.
Esquivo los ojos de la señora frente a mí, y mejor busco la silueta de la enorme bestia, pero al hacerlo lo veo levantarse. Si esto fuera una serie animada la quijada se estamparía en el suelo, mis ojos se abren como platos y mi rostros es una mezcla de asombro y admiración al verlo.
Su presencia es una pintura surreal. Echado es una cosa magnifica, pero erguido con esa imponencia majestuosa es otra cosa. No hay ojo humano que pueda ver esto y no creer que esta en un sueño, por que las bestias como ella solo pueden existir en las novelas de fantasía.
El animal me mira desde arriba, y me estremezco ante su recorrido, por que esos hermosos ojos color sangre queman el alama de una forma tan siniestra, que te sientes caer en sus garras y ser desgarrada desde adentro. La sensación la siento tan familiar que el escalofrío me recorre de los pies a la cabeza.
Después de terminar su escaneo, solo se da la vuelta y se va. Es tan hermosa que no le puedo quitar los ojos de encima mientras la veo avanzar.
—Oyes niña. —la voz de la mujer interrumpe mis pensamientos, —tranquila, la volverás a ver si sigues viniendo a esta casa. —su tono es suave y travieso, como el de ella, —Le gustaste mucho. Normalmente aleja a todo el mundo. —dice y las comisuras de sus labios se elevan en una risilla.
—¿Enserio? —la pregunta sale de mis labios con tanta emoción que yo misma me sorprendo por eso.
—Asi es. —responde la mujer. La sonrisa en su rostro se hace más evidente y eso me hace reír a mi también.
Es muy agradable esta mujer. Su calidez y soltura hacen que le tengas confianza y te relajes como ella.
La charla se alarga un poco más hablando sobre Cleo y las tutorías. Minutos mas tarde el mayordomo se acerca con una bandeja donde trae tres vasos de bebidas de limón, y…mi corazón se acelera cuando veo a Cleo avanzar hacia nosotras detrás de él.
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Editado: 14.08.2025