La Elegida: Secretos de una Vida Oculta

Capítulo 18: CLEO

—¿Qué es lo que piensa? —Paul se acerca, quedándose a mi lado mientras observo el paisaje nevado.

—Si te contara en todo lo que estoy pensado, no terminaríamos esta conversación hoy Paul. —contesto cansada, —Pensé que, hacer que Demian dejara de investigar me quitaría un peso de encima, pero siento que la situación ha empeorado.

—¿Usted cree que se trata de los híbridos, cierto?

—No le encuentro otra explicación, —mantengo la vista hacia el horizonte, —me temo que podría tratarse de… —corto mis palabras negándome a mí misma decir aquellas palabras. ­­—Mejor esperemos.

Respiro hondo, estiro el cuello y vuelvo al trabajo que tengo apilado en el escritorio, por muy loco maniaco que este causando un revuelo en la ciudad el trabajo no deja de acumularse en la empresa en la manada. Nunca imagine que tener esta responsabilidad tendría tanto que hacer. Paul se retira y me deja sola otra vez.

Estaba convencida que al hacer que Demian terminara con el caso de los lobos y la cacería todo se calmaría, pero las muertes siguieron incesantemente, la ciudad se está convirtiendo en un caos; en las calles ya se respira el miedo, los días se están volviendo más gélidos, los humanos ya no quieren salir de sus casas.

La economía se está desplomando con cada día en la que una nueva víctima se presenta. Las otras manadas ya empiezan a preguntarse qué es lo que está pasando. Los rumores de la elegida se esparcen de la misma forma, y la atención del mundo en la oscuridad empieza apuntar a la manada Luna Negra.

Cada día es más complicado que el anterior. Las víctimas de los ataques llevan un sello particular en sus muertes: “Ataque de lobo”. Ya todos los noticieros dicen lo mismo, y no hay como ocultar ese hecho.

Lo peor del caso, es que desde hace más de un siglo no se había visto un lobo en los bosques de Moor. Por eso la noticia está haciendo un gran revuelo y atrayendo la atención de todos en Moor y en las ciudades aledañas.

Me temo que, si las cosas siguen así, los cazadores no dudaran en comenzar su cacería, poniendo en peligro no solo a mi manada si no a todas las cercanas; el submundo oculto saldrá a la luz y una nueva persecución empezara.

Por eso me he preparado, he reunido a un grupo de lobos incluyendo a mi beta, y empezamos con nuestra propia cacería; gracias a un conocido de mi madre pudimos obtener la prenda de una de las victimas para identificar el olor de lo que sea que este matando.

El invierno esta casi a las puertas y las pequeñas tormentas de nieve lo confirman, lo que es un verdadero problema porque borran todo rastro distinguible.

Mantengo otros lobos vigilando a los cazadores y otros más rondan la mansión Harvey, lo que se informa es que su situación no es mejor que la nuestra.

—¿Por qué siempre estás viendo el bosque? —pregunta Akira cuando entra al despacho.

Me giro para verla, y camino hasta alcanzarla y estrecharla entre mis brazos. —No es nada pequeña, solo me gusta la vista. —miento.

—Te he visto muy preocupada, ¿sucede algo en la empresa?

—En verdad no es nada, amor. —me parte el corazón mentirle, no quiero preocuparla.

Hace un tiempo sentí la presencia de alguien más cerca de nosotras, me da la impresión de que nos vigilan, al principio pensé que era cosa de los cazadores, pero descubrí que su espía no está ni cerca; la situación es que es algo más, algo que no se siente amigable ni bueno ni amable.

Siento que sigo en las tinieblas ignorante a mucho de lo que sucedió en la historia. Se me elegio pelear una batalla que no se la razón por la que empezó en primer lugar. La angustia me oprime el pecho hasta sofocarme por completo, siento impotencia e ira que quema cada parte de mí.

Siento la calidez de Akira en mi cuerpo, hundo mi nariz en su cuello y me lleno de su aroma algo que me reconforta. Su presencia en mi vida les quita peso a mis preocupaciones, siento que con ella a mi lado soy invencible.

Su identidad como mi compañera sigue en secreto, porque no se si es o no una mujer lobo. Parece humana de los pies a la cabeza, pero su cuerpo emana ese olor característico de los lobos. “Un humano no puede ser pareja de un lobo”, recuerdo el fragmento de un libro.

He leído cada libro y cada diario de mi padre, pero, nada concuerda. Las dos somos piezas que el destino ha puesto en el tablero para cumplir su propósito, destinadas a ser algo que no sabemos cómo terminar. Akira ni siquiera sabe que soy una mujer lobo y que ella puede ser una.

Se que no es correcto investigarla a sus espaldas, pero no sé cómo indagar en su vida sin hacer que las cosas se pongan incomodas entre las dos o sin parecer una loca. La regla más grande del mundo entre las sobras es: “Nunca revelar el secreto”.

Por eso no puedo decirle nada sin antes saber sus antecedentes genéticos, lo único que se de ella es que su familia tiene un fuerte vínculo con los Harvey. Los cuales son cazadores.

Es probable que sea una mujer lobo, y que ni ella misma lo sepa. Algo debería de estar bloqueándolo, porque aunque tenemos la misma edad su cambio no ha sucedido. Si resulta ser que si es una mujer lobo, los Harvey podrían suponer un obstáculo para ella. Por eso, todo debe suceder en secreto.

No es momento aun de decirle si no estoy segura de la historia que nos envuelve a ambas. Temo por ella. Me asusta que su vida pueda correr peligro y la usen en mi contra si es que van detrás de mí.




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