La Elegida: Secretos de una Vida Oculta

Capítulo 19: DEMIAN

—Demian hijo mío debemos hablar —los ojos de mi padre brillan con una melancolía que te parte el alma.

—¿Debe ser ahora? —camino hasta él, la mansión es un caos, personas entrando y saliendo, armas circulando de un lado a otro.

Sin embargo, él ahora mismo se mantiene quieto. Cual quiero otra persona que no lo conociera se sorprendería la serenidad con la que está llevando la situación, pero yo que soy sangre de su sangre sé que dentro de él hay un caos que no puede ser controlado.

Cuando Robert vino a nosotros en busca de ayuda, mi padre fue el primero en levantarse y movilizar a todo el clan para buscar a Akira. Y desde ahí el colapso fue inminente. El estado en el que se encuentra, causa cierta incomodidad en los demás.

—Tiene que ser ahora. Vamos.

Emprende la caminata rumbo a su despacho. Avanzo detrás de él; su cuerpo se ciñe dentro de su traje negro hecho a la medida, la corbata ha desaparecido de su cuello y los primeros botones los lleva sueltos, no tiene el aspecto del hombre pulcro que vemos manejar una gran empresa todos los días.

Hoy se ve mas cansado. Mas, el cansancio o las preocupaciones, no alcanzan a quitar ni una pisca del gran líder que es. Su espalda es una muralla impenetrable, resistente capaz de llevar todo el peso de las vidas que ha tenido que ocultar.

Atravesamos la sala de estar que esta igual de abarrotada de gente, la mesa del comedor ahora esta cubierta por un mapa de toda la región, y tres grupos de cazadores estudian el terreno junto al padre de mi amiga.

Alex me intercepta en el camino, el cual mi padre al parecer también ha solicitado ver.

—¿Sabes que nos dirá? —habla en voz baja.

—No lo se.

Ambos nos miramos brevemente confundidos, pero aun asi retomamos el camino detrás de mi padre. Cuando llegamos a la puerta, se detiene un momento antes de tomar la manilla de la puerta, se gira para vernos.

Su rostro, normalmente fuerte y decidido, ahora mismo está marcado por una profunda tristeza. La sorpresa es palpable, ya que nunca antes los habíamos visto tan vulnerable. Sus ojos que normalmente brillan con seguridad inescrutable ahora estaban empañados por una densa capa de tristeza y desesperanza.

La línea de su mandíbula, que siempre permanece firme y determinada, ahora parecía más suave como si lo que tuviera hubiera aflojado su habitual rigidez. Sus cejas, rectas y firmes, ahora estaban ligeramente fruncidas, como si estuviera luchando por contener las lágrimas.

La tristeza en ese rostro era tan evidente que cambia toda su estructura, como si la desesperanza hubiera tallado surcos profundos en su piel. Era como si la armadura que siempre lo protege hubiese sido rota, y la vulnerabilidad que subyacía debajo estuviera ahora al descubierto.

Verlo de esta forma era impaciente, ya que nunca antes se había visto una grieta en su facha de fortaleza. Se sentía como si todo lo que lo estaba carcomiendo por dentro hubiera logrado penetrar en un lugar que normalmente estaba protegido y ahora se estaba manifestando de manera visible en su rostro.

Las palabras se atascan en mi garganta al no encontrar que decir ante la situación aquí presente. Por primera vez no hay palabras que pueda usar para consolar al hombre frente a mí.

El silencio se ciñe sobre los tres, tan incomodo como escalofriante. Mi padre retoma la acción y abre la puerta del despacho, no invita a seguirle y ambos lo hacemos en el mismo silencio sepulcral.

La barrera se ha desmoronado; no hay fuerza, ni el hombre que piensa con la cabeza fría. Es un manojo de emociones que se desbordan por cada parte de su alma. Su voz quebrada, como si algo le obstruyera la garganta. Hace lo imposible por que las lágrimas no se derramen.

Todos las cosas que están sucediendo en Moor son la causa de esta inestabilidad en él.

Primero las muertes por lobos, luego la revelación del secreto familiar, la llegada del elegido, el secuestro de Akira, la llamada a Cleo. Y nada parece encajar en esta situación, sin embargo, todo parece unido por una fuerza más misteriosa que nuestra propia existencia.

Lo que me recuerda que solo tengo dos días para encontrar a Akira y devolverle la tranquilidad al nuevo alfa que debo proteger.

Creo que esto es un poco irónico, voy a buscar a la persona que en menos de dos meses se ganó el corazón que no pude ganarme en años y que además es mi mejor amiga en todo el mundo, la cual está unida a mí por un trato familiar.

¿Qué debería hacer? ¿reírme o llorar?

Apenas estamos los tres solos, vuelve a mirarnos de la misma forma; sus labios se abren ligeramente como si intentara decir algo, más las palabras se atascan en su boca sin la posibilidad de soltarlas.

Pero, parece tan importante que aun asi, sigue intentándolo. —Él volvió —, exclama. Algo más como un grito ahogado.

La extrañeza de sus palabras se hace evidente cuando no puedo contener mi cara de confusión. Veo a Alex y está en el mismo estado. Ambos queremos entender que es lo que sucede dentro de la cabeza de mi padre.

—¿Qué quieres decir? —inquiero.

Su mirada se va hacia el techo como si estuviera pensando como procesar lo que el mismo tiene que decir, Alex mantiene el silencio y en mi crece la desesperación.




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