La Elegiste A Ella

Capítulo Uno

Primera parte 

—¿Por qué? — preguntó, no obstante, el hombre parado muy cerca de la puerta no emitió respuesta alguna.

Diez años, han estado tomados de la mano por todo ese tiempo. Se conocieron a los quince, pero no fue hasta los veintitrés en el que ella pudo entrar a su corazón… o al menos eso creyó.

—¿Recuerdas cuando me pediste matrimonio? — siguió preguntando—¿Recuerdas que me hiciste prometer que nunca te abandonaría?

Los ojos de aquel hombre parecían estar pasando por un sufrimiento desolador.

—¿Recuerdas cuando ella te dejó? — solo las paredes de aquella habitación los acompañaba. Ese lugar los había visto llorar, gritar y sufrir. Los vio crecer y madurar. Los vio llegar jóvenes y emocionados cuando por fin pudieron comprar esa casa después de tantos años de esfuerzo. Lara mostró su emoción saltando y riendo sin parar sobre la cama. Él lo hizo besando cada parte de su piel durante toda la noche.

—¿Recuerdas cómo te destrozó en miles de pedazos y aun así se fue sin mirar atrás? —se acercaba lentamente hacia él mientras las preguntas salían de su boca.

—¿Pero, sobre todo, recuerdas como busqué por años cada pedazo tuyo y los junté nuevamente? — dijo con la voz desgarrada cuando finalmente lo tuvo muy cerca suyo.

Las lágrimas del hombre caían sin control y ella solo se preguntaba si la razón de su sufrimiento era de lástima por ella o por el miedo de perderla.

 Ambos se miraban con dolor, desesperación e impotencia, pues sabían que ya nada había por hacer. Él lo quiso así y así lo hizo. El pasado se reía vencedor observando cómo esas dos almas se rompían ante sus ojos. Aquella mujer de apariencia tan frágil, pero increíblemente valiente y bondadosa no merecía sufrir tal daño y Marcus era el primero en reconocerlo. De ahí el fuego ardiente que sentía que lo quemaba al verla tan herida, tan destrozada y tan rota.

Solo se oyeron sollozos durante mucho tiempo hasta que Lara decidió acabar finalmente con aquel agonizante momento.

—¿Aún la amas? — le susurró.

Y aunque sus labios se rehusaron a responder, sus ojos sí lo hicieron y eso la rompió mucho más.

—Entiendo...— asintió. Aquel hombre cobarde se mantuvo callado mientras la mujer que lo amó honesta y fielmente por tantos años se marchó del hogar que ella le brindó después de que su primer amor lo dejó huérfano y hecho trizas.

 

                                                                                    ****




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.