La emperatriz Mizuki

EL JUICIO



¡Pst!

Pequeño aviso antes de que lean UwU

Este libro es una historia corta que se desarrolla al mismo tiempo que otro libro.

Por lo que, si van a mi perfil y encuentran un libro con la protagonista llamándose Alian es por que, sip -U-, es la misma que se menciona acá, solo que...

Bueno, mejor léanlo ustedes mismos  n.n

¡Preparen sus teorías!

Nos leemos luego~

Lis_Dives

 

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

 

—¿De qué se me acusa?

 

Pregunte aun sabiendo que era innecesario. Sabía muy bien cuál era la razón por la que me encontraba en un juicio frente al emperador, siendo observada por los cuatro duques Imperiales; no debía de haber preguntado, pero aun así esperaba un milagro, un milagro ausente.

 

—Señorita Argineld —dijo con una voz fuerte el juez frente al podio, observándome con desprecio—. Se le es acusada de haber atentado contra la vida de la futura emperatriz, haber sobornado e amenazado a los sirvientes de la casa Blinch y, lo más asqueroso, planificar el ataque hacia la prometida de su majestad provocando la pérdida del bebe que llevaba en su vientre ¿Cómo responde a eso?

 

Me quede en silencio. ¿Sobornar? ¿Planificar? ¿De que hablaban? Los cargos expuestos debían ser inventados, debían serlo. No negaría el hecho de que intente acabar con la vida de la futura emperatriz. Era algo obvio, me arrebataron lo que por derecho era mío ¿Qué podía hacer? ¿Quedarme en silencio, callada, soportando la humillación?

No me iba a callar.

 

—¡Es falso! ¡Yo nunca he cometido el delito de amenazar o sobornar! ¡Tampoco planifique el ataque hacia... !

 

Mi boca se detuvo al igual que mi mente. No quería espetar aquel nombre que para mí era nada más que suciedad y traición. No merecía la pena siquiera decir el nombre de una persona que había terminado por traicionarme, quitándome todo lo que tenía.

Así es, yo lo tenía todo hasta que ella me lo arrebato con su fingida dulzura.

Lo peor era que le creí, acogiéndola y cuidándola siempre que quería algo.

 

"Eras como mi hermana, pero tomaste lo que no te correspondía, hundiéndome"

 

—¡Su majestad, el príncipe heredero se presenta!

 

Todos en la sala automáticamente se levantaron. La sorpresa era obvia en sus expresiones, incluyéndome. Rei Vilsertch, el príncipe heredero del Imperio, entraba con su característica y distinguida elegancia mientras que su rostro reflejaba el enojo que contenía dentro de sí. Sus cabellos negros estaban ordenados a diferencia de como los tenía cuando se encontraba fuera de asuntos importantes, eso quería decir que su llegada era tomada no como Rei Vilsertch, si no como el príncipe Imperial.

Su caminar se detuvo a la misma altura donde me encontraba, ignorándome completamente.

Había cambiado. En los tiempos de anta año, cuando solo era la candidata a ser su prometida, siempre me enviaba flores, poemas, paseos y sus reservadas sonrisas que ninguna dama había logrado ver, ninguna a excepción de mí.

Ah, y también su amante.

Inconscientemente termine por apretar mis labios enojada. De reojo note como Rei se acercaba al duque Blinch, mientras entregaba algunos pergaminos y registros empastados. El duque Blinch, que era bien conocido por ser alguien serio que no demostraba nada más sobriedad en su actuar, sonrió para mi asombro.

Minutos después, los duques debatieron en privado sobre mi futuro.

Sabía que no saldría bien librada, pero confiaba en que mi padre me daría el exilio o la orden de volverme miembro del templo por los siguientes años. Prefería no estar dentro del Imperio, o servir a los dioses, a que presenciar la boda y el gobierno de Rei con su amada.

Es más, prefería mil veces a que me sacaran los ojos y quedarme ciega de por vida, a verlos un minuto más.

Tal vez exageraba, pero no podía controlar el enojo aun latente en mi corazón, o tal vez la escena que provoco ese mal sabor que aun perduraba dentro de mí ser.

 

 

"—¡Escucharon bien, gente del Imperio! —exclamo Rei mientras aún conservaba el anillo de compromisos en sus manos—¡La futura madre de ustedes será nada más que... !

 

Fue entonces que note la presencia de ella. ¿Qué estaba haciendo aquí? ¿No había dicho que iría ver a su hermano? ¿Acaso le falto algo para... ?

Pero, incluso antes de lograr descifrar lo que estaba ocurriendo, Rei bajo del carruaje, sorprendiendo a todos.

La tradición de los Vilsertch mandaba a que el futuro emperador pidiera la mano de la futura emperatriz en la plaza central de la capital, la cual quedaba a pocos metros del palacio real. Esto más que nada era una presentación pública que hacían para demostrarle al pueblo sobre quien sería la futura madre y montarles un escenario romántico, tratando de bajar la atención al pueblo de los asuntos políticos.

Teniendo eso en cuenta, no dude en llamar a Rei. Debíamos terminar el compromiso con la presentación, puesto a que ya estaba legalmente terminado, solo faltaba la última valla de hacerlo público.

Pero él no volteo. Los plebeyos al ver que su majestad caminaba en dirección a ellos no dudaron en darle pase, lo que hizo que terminara llegando más rápido hacia donde se hallaba Alian.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.