La Enfermera y el Alfa

Capítulo 4

Mirtha se quedó con ganas de seguir hablando, y reflexionó un poco la conversación que tuvo con su novio. Julia, que escuchó un poco la conversación, se acercó para hablarle. 

—¿Qué pasó Mirtha, me queres contar? 

—Mi novio se enojó un poco, porque estoy acá en la despedida de soltera.

—No es para enojarse tanto.  

—Ya se le va a pasar. Sigamos bebiendo.    

—Está bien. Yo ya me estoy terminado este vaso de cerveza.     

Su ex compañera de la universidad, Mirtha, fue hasta la heladera y sacó una lata de cerveza. Su amiga Clementina se acercó a Julia de nuevo.

—¿Todavía no te terminaste la cerveza?   

—Ya la estoy terminando  —dijo Julia y luego terminó lo poco que le quedaba.

—También hay vino, me acompañas a tomarlo.

—Te acompaño con un vaso, porque prefiero más la cerveza.    

—Está bien. Vení vamos a servirnos.       

Las dos caminaron hasta la cocina y se sirvieron un vaso de vino cada una. La música seguía sonando y Julia y su amiga comenzaron a conversar. Cuando terminó ese vaso de vino, a Julia le comenzó a hacer efectos el alcohol.  

—Voy al baño a mojarme la cara  —dijo Julia.

—Bueno. ¿Estás bien? 

—Sí, estoy bien.   

Caminó hacia el baño un poco mareada. Cuando entró abrió la canilla del baño, se mojó la cara, y luego se miró al espejo. Se preguntó cuando llegaría el día en que ella se casase y si de verdad lo iba a hacer. Tal vez, todo era cuestión de tiempo. Julia no aguantaba tomar tanto.

Salió del baño y volvió a la fiesta. Los strippers estaban conversando y de repente uno de ellos tomó la iniciativa y comenzó a bailar. Las chicas que había en la fiesta comenzaron a gritar y a bailar. Los otros dos strippers comenzaron a bailar y a sacarse la ropa. Uno de ellos se acercó a una de las chicas y comenzó a bailarle. Otro de los strippers invitó a Julia a bailar. La fiesta comenzó a ser mejor. Bailaron durante una hora.

A una de las chicas se le ocurrió sacar a pasear en auto a Vanesa, la chica que iba a casarse dentro de muy poco tiempo. Tres de las chicas que había en la fiesta decidieron acompañarla Victoria arrancó el auto y levantó el volumen del estéreo. Las chicas comenzaron a cantar una canción de Aba.

—Esto me gusta porque es como en las películas. —dijo una de las chicas.     

—Hay que disfrutar de la vida. —comentó Victoria.  

Cuando terminó el tema de Aba le siguió uno de Spice Girls  y luego otro de New Order. Las chicas estaban eufóricas cantaban y gritaban. Cuando se cansaron de pasear en auto y escuchar música, las chicas decidieron regresar a la fiesta.

—Te vamos a disfrazar. —dijo una chica de ojo azules.

—¿De qué? —preguntó Vanesa

—De mujer maravilla.     

Una de las chicas sacó el traje de una bolsa y se lo mostró.

Vanesa se rió y luego dijo:

—Vamos a ver si me queda bien. 

Vanesa fue hacia una de las habitaciones y comenzó a colocarse el traje. Se miró al espejo y le gustó como le quedaba el traje. No le apretaba nada, estaba hecho a su medida. Vanesa salió de la habitación y caminó hacia la otra pieza. Entró y les mostró el traje a sus amigas.  

—Miren, me queda bien. Está hecho a mi medida.

—Te queda muy bien. —dijo una de las chicas.      

—Se te ve bien.  —dijo Mirtha.       

—¿Qué más podemos hacer? Estoy aburrida. —opinó Victoria.   

—Juguemos a adivinar películas.   

—Eso me gustó, ahora traigo una pizarra.   

Aldana fue a buscar una pizarra y luego de dos minutos regresó.

—Acá podemos dibujar.  

—¿Tenés marcadores?  

—Ahora traigo dos.  

Aldana volvió con dos marcadores en la mano, uno de color rojo y otro negro.  

—Ya podemos empezar.   

Aldana comenzó a dibujar en la pizarra.   

—¿Qué es eso? —murmuró una de las chicas. 

—Auto rojo. —dijo Mirtha.    

—No.

—Autos de carreras.  

Aldana negó con la cabeza.

La chica siguió dibujando. Y dibujó un hombre.

—El hombre del futuro. 

—Parecido. 

—Volver al futuro. —dijo Vanesa.    

—Sí.   

Aldana borró el dibujo y comenzó a dibujar un anillo.

—La boda de mi mejor amigo.   

—No.   

—No sé, casada.

—Ya sé. El señor de los anillos. —dijo Victoria. 

—Sí, le acertaste.   

—Vamos con otra.    

La chica comenzó a dibujar un murciélago.

—La tengo Batman.

—Sí, esta estuvo fácil.   

—Ahora una difícil a ver. —dijo una de las chicas.    

—Bueno. 

Lo primero que dibujó Aldana fue un tren.

—Tren de la medianoche  —se arriesgó a decir Victoria.

La dibujante negó con la cabeza y siguió dibujando.  

—A ver qué será.  —dijo Vanesa.    

La chica dibujó un detective. 

—Investigador privado. 

—No es.

—Búsqueda implacable.    

—Tampoco es esa.

—Esta vez no sé cuál será.   

—Esta vez me doy por vencida. No sé cuál es. —opinó Victoria.

—Yo tampoco sé.            

—Si se dan por vencidas, les digo.  

—Asesinato en el Orient Express.   

—No la íbamos a sacar. 

—Esa película está inspirada en uno de los libros de Agatha Christie.  

—Agatha Christie la sentí nombrar como escritora, pero nunca leía nada de ella.   

—Yo leí tres libros de ella. Te la recomiendo.  

—¿Quién más quiere dibujar?    

—Yo quiero. —dijo una de las chicas.  

La chica comenzó a dibujar un vestido.

—La chica del vestido rojo  —se arriesgó a opinar Julia.

—No es esa. —dijo y siguió dibujando.    

—Funeral.

—Por ahí va. 

—Cuatro bodas y un funeral.  —dijo Mirtha mientras tomaba un vaso de cerveza.

—Sí, es esa le acertaste.   

—Ya me cansó este juego ¿qué hora es? —preguntó una de las chicas que estaba sentada en un sillón de color azul.  




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