7. Reencuentro

Las gemelas ya no podrían reconocerse, eran extrañas de sangre. Sus reputaciones subieron a lo más alto, hasta ser las más temidas de los mortales, solo entonces, después de un año de idas y venidas del destino trucado por las sombras, pudieron avanzar en su búsqueda olvidada.

Reng difundía miedo. Teiang difundía temor. Dos ladronas expertas en todo el reino de Hu. Todos habían oído hablar de ellas.

Reng se disponía a saquear un pueblo. Tuvo la mirada puesta en el desde hacía tiempo, pero al parecer, alguien se le adelantó. Otra ladrona experimentada que un día antes acabó con todos los habitantes del pueblo. Enfurecida por no haberse percatado, siguió los pasos de la ladrona. Durante días, la estuvo observando, hasta cuando intimaba con personas. Hasta que una noche helada de invierno eterno, consiguió colarse en la posada en la que estaba descansando y la atacó. La ladrona se zafó de ella como si nunca hubiera dormido. Pelearon, se arañaron, rajaron. Hasta que ambas armas blancas estuvieron lo suficientemente lejos de ambas para solo luchar con los puños.

“Hija del diablo” masculló la ladrona.

“Con gusto” le dió un puñetazo que le comenzó a sangrar la nariz y esta le devolvió un cabezazo.

Ahora las dos mal heridas como mortales que eran se quedaron mirándose.

“¿Reng?”

“¿Teiang?”

No se ilusionaron por ver a su alma gemela sana y salva. Ni se asombraron cuanto habían cambiado de aspecto. Lo que habían sufrido cada una se quedaría con ellas hasta su no tumba”

“Quiero venganza hermana” Soltó Teiang dejando que fluyera la sangre de la nariz.

“La tendremos”